México D.F. Viernes 18 de junio de 2004
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Tiempos de intereses y casualidades
Oferta por un propósito Protesta por un objetivo
PRENDA USTED veladoras para que lo que ahora le voy a contar no sea cierto y pertenezca, nada más, al dicho de algunos, pues de lo contrario estaremos frente al gesto más terrible del capitalismo feroz.
PUES BIEN, por los rumbos del sur, en el centro comercial Perisur para ubicarnos correctamente, hace ya algún tiempo se empezaron a dar algunas conversaciones, o mejor dicho, se empezaron a escuchar algunas ofertas de uno de los bancos más poderosos en el país, para comprar un pedazo del exclusivo centro comercial para instalar allí una de las sucursales de mayor tamaño en México.
SEGUN SE comenta, los estudios elaborados por los expertos bancarios marcaban el ala poniente del centro comercial como la más indicada para instalar las oficinas de la poderosa firma financiera.
LO MALO del asunto es que ese lugar, desde que se construyó el centro comercial, está ocupado por una de las tiendas departamentales más exitosas, cuando menos en el Distrito Federal.
DADA ESTA circunstancia, las ofertas de los representantes de la firma bancaria se estrellaron, constantemente, con un rotundo no que desesperaba a los señores del dinero, aunque el interés por hacerse del lugar, al que consideran estratégico para sus propósitos, les hacía regresar, una y otra vez, con otro ofrecimiento modificado.
YA EMPEZADO este año, los banqueros se dieron cuenta de que no había ninguna posibilidad de hacer negocio con los dueños de la tienda departamental y cambió la estrategia.
MUY AL estilo gringo, como en las películas holliwoodenses, se ideó hacer que la tienda se fuera a pique, que sus ventas bajaran a partir de algún tipo de campaña externa que no involucrara a los banqueros y luego ubicar el momento preciso para, aprovechando la situación, los representantes bancarios regresaran, generosamente, con una oferta menor a las anteriores, pero una oferta al fin y al cabo.
ENTONCES COMENZARON a surgir las casualidades. Como usted ya sabe, una de esas coincidencias, que en este país se presentan impensadamente para beneficiar a alguien, fue el comienzo de la campaña contra la inseguridad en el centro comercial Perisur.
NADIE PUEDE negar que el asunto: la protesta, se sostuvo a partir de un hecho imposible de rebatir: la falta de seguridad en ese lugar, donde los asaltos, e incluso el secuestro, se habían convertido en historias comunes.
POCO INTERES de quienes tienen negocios en el centro comercial por dar seguridad a su clientela; falta de atención, u omisión, de las autoridades que deben tener en cuenta que en los lugares de mayor concentración humana los delitos siempre tienen mayor incidencia, busque usted la razón que quiera, pero lo cierto es que Perisur ya se estaba convirtiendo en lugar inseguro.
POR ELLO parecía normal que un grupo de personas, vecinos de la zona, iniciara una protesta, legítima, para llamar la atención de las autoridades sobre los problemas que se presentaban, aunque a decir verdad, para los intereses de los panistas que allí se pararon el asunto era llevar agua a su molino, más que encabezar la protesta, como decíamos, legítima.
CASUALMENTE, QUIENES tomaron el liderazgo del grupo de protesta escogieron el frente de la tienda departamental para gritar su inconformidad. No buscaron ir por todo el centro comercial para llamar la atención sobre lo que les preocupaba, sino que tomaron un solo lugar y se declararon inamovibles.
LA CONSECUENCIA, casi inmediata, fue la baja en las ventas de la tienda departamental y otros negocios aledaños. Conforme los días pasaban las ventas seguían a la baja y nada hacía que los panistas, y sus seguidores de buena voluntad, llevaran su protesta a otros puntos.
EL DAÑO se hizo y, según nos cuentan, fue profundo. No podemos decir que quienes expresaron su inconformidad por la situación de inseguridad, incluidos los panistas, hubieran sido movidos por los intereses de la firma bancaria, pero eso sí, qué buena mano le echaron.
NO DAMOS los nombres del banco ni de la tienda para no perjudicar a nadie, en caso de que esta situación esté alejada de la realidad, pero fuera de la casualidad, lo demás parece ser cierto. Ya veremos.
ciudadperdida
[email protected] [email protected]
|