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Obituario   - NUEVO -

M U N D O
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México D.F. Martes 29 de junio de 2004

La Casa Blanca, desesperada por sacar el asunto de la guerra de los noticiarios

De manera furtiva, EU adelanta transferencia de poder en Irak

La decisión, ante proximidad de comicios presidenciales estadunidenses; Bremer ya salió del país

El gobierno de Iyad Allawi carece de fuerza real para desarticular a grupos de la resistencia

PATRICK COCKBURN THE INDEPENDENT

Bagdad, 28 de junio. Este lunes, dos días antes de lo anunciado, Estados Unidos transfirió la soberanía a un gobierno interino iraquí, en un movimiento sorpresivo que tuvo la intención de evitar que la llamada entrega del poder fuera empañada por ataques guerrilleros.

BAG10-042453-pihLa ceremonia fue un trámite rápido y furtivo dentro de la Zona Verde del centro de Bagdad, fuertemente protegida por soldados estadunidenses. Desde allí Paul Bremer, el virrey de Washington en Irak, gobernó el país más de un año. No bien entregó el puesto, Bremer, cuyo semblante era sombrío pero reflejaba alivio, partió del país.

Deja atrás una tierra devastada por la guerra y la violencia. El secreto clandestino que rodeó la transferencia de soberanía subraya hasta dónde el dominio estadunidense se ve acosado en Irak. El plan original de la Casa Blanca era continuar la ocupación un año más.

La ceremonia, realizada la mañana de este lunes, se anunció primero como una simple conferencia de prensa de Bremer. De pronto los periodistas fueron escoltados a la oficina de Iyad Allawi, el primer ministro interino, donde aguardaban Bremer; el presidente interino, jeque Ghazi al-Yawer, y otros dignatarios. "Este es un día histórico (...), un día que todos los iraquíes aguardaban", dijo el jeque Ghazi.

Fuera de la Zona Verde, en Bagdad imperaba una desusada tranquilidad. Había mucho menos autos en las calles, porque la gente sólo sale para lo indispensable. Muchos iraquíes acaudalados han huido hacia Ammán o Damasco, ante la perspectiva de que esta semana fuera peculiarmente violenta.

En general los iraquíes ven con beneplácito el fin de la ocupación estadunidense, pero se preguntan cuánto poder en realidad se transferirá a su país. Estados Unidos mantendrá sus 138 mil soldados en Irak.

Salahudin Mohammed, ingeniero de 33 años, dijo: "Me siento muy optimista. Espero que el nuevo gobierno haga que los estadunidenses salgan del centro de las ciudades".

Allawi trata de montarse en la cresta de una ola de indignación hacia los atacantes suicidas que asesinan a policías iraquíes. Convocó a la gente a no tener miedo de los "maleantes". Más tarde, durante la ceremonia en la que tomó juramento a sus ministros, expresó: "Una vez más les advierto a las fuerzas del terror: no olvidaremos quién estuvo con nosotros y quién en contra durante esta crisis".

BAG43-104206-pihEl problema para Allawi es que los iraquíes quieren que se deshaga tanto de los atacantes suicidas como de la ocupación. Si sienten que él y el jeque Ghazi son sólo la fachada de una continuación de la ocupación estadunidense, su gobierno interino podría quedar desacreditado tan aprisa como el pasado consejo de gobierno.

En teoría, el nuevo gobierno mantendrá el poder por sólo siete meses. Conforme a una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, deben realizarse elecciones antes del 31 de enero de 2005. Pero en los días anteriores a su partida, Bremer instauró una comisión especial facultada para vetar a los candidatos a puestos electorales que mantengan una milicia. Puesto que todos los partidos, de manera abierta o encubierta, cuentan con milicias, eso permitiría a la comisión decidir quién tomará parte en los comicios.

Hasta qué punto el nuevo gobierno iraquí estará privado de un control verdadero sobre el país quedó de manifiesto el sábado, cuando Bremer firmó un edicto que concede a los contratistas estadunidenses y occidentales inmunidad ante las leyes iraquíes mientras realizan trabajos en el país. Los contratistas son sumamente impopulares entre los iraquíes, quienes consideran que reciben una paga exagerada. Existen reparaciones vitales en las estaciones de energía y en la industria petrolera que no se han completado, y algunas ni siquiera han comenzado.

El éxito o fracaso del nuevo gobierno dependerá en gran parte de hasta dónde Washington vaya en realidad a poner fin a la ocupación. "En los dos años pasados -señaló un crítico- hemos visto a Estados Unidos tratar de imponer un control estilo siglo XIX sobre Irak. Fracasó estruendosamente. Ahora quiere imponer un gobierno estilo latinoamericano, con poderosas fuerzas de seguridad controladas por Washington, como los que eran comunes allá por la década de los 60."

El gobierno interino no está facultado para tomar decisiones políticas de largo plazo. Podría pedir el retiro de las tropas de ocupación, pero no lo hará porque depende de ellas. Sin embargo, así como ocurrió con el impopular consejo de gobierno, al cual pertenecían antes los principales miembros del nuevo cuerpo, es probable que éste eche raíces y resulte difícil de desplazar.

La embajada estadunidense y la Oficina de Reconstrucción y Administración, con más de 900 empleados, remplazarán a la Autoridad Provisional de Ocupación, pero continuarán ocupando el viejo Palacio de la República de Saddam Hussein. Muchos funcionarios sencillamente tendrán un cambio del nombre de su puesto. John Negroponte, el nuevo embajador, ocupará un edificio separado, pero la mayor parte de su personal estará en el palacio, que los iraquíes reclaman como símbolo de su soberanía. El jeque Ghazi pidió al presidente George W. Bush que lo devolviera y obtuvo la promesa de que se haría así en dos meses.

La sigilosa ceremonia de transferencia del poder, seguida por la nada gloriosa carrera de Bremer al aeropuerto, subraya el debilitamiento sufrido por la posición estadunidense en Irak durante el año anterior. Pese a contar con un poderoso ejército en el país, Estados Unidos se volvió políticamente débil. En abril provocó, sin proponérselo, confrontaciones con la comunidad árabe sunita (20 por ciento de la población) a causa del sitio a Fallujah. Al mismo tiempo se enfrentó a los chiítas (60 por ciento de la población) en su insensata persecución del clérigo radical Moqtada al-Sadr.

Este lunes los iraquíes en Bagdad tenían una aguda percepción de los motivos por los cuales Washington está retrocediendo. Mohammed, el ingeniero, señaló: "Me parece que la principal razón de la transferencia del poder es la situación militar de su ejército en Irak y la campaña de relección de Bush". Ali Hashem Abdullah cree que la transferencia es buena, pero que "Negroponte será el cerebro de todo y nuestro gobierno sólo será su consejero".

A final de cuentas, la resistencia no se detendrá mientras exista un ejército estadunidense en Irak. El nuevo gobierno no tendrá la fuerza para aplastarla. La Casa Blanca está desesperada por sacar la guerra de las pantallas de televisión y de las primeras planas de los diarios. Pero los guerrilleros están demasiado bien arraigados para ser destruidos y quieren que Bush pierda la elección.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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