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México D.F. Viernes 2 de julio de 2004
Error, politizar la lucha anticrimen: Millán
Lizárraga
El gobernador se muestra satisfecho por el éxito
en erradicar plagios en Sinaloa
ANDREA BECERRIL ENVIADA
Culiacan, Sinaloa. A seis meses de concluir su
mandato, el gobernador Juan Millán Lizárraga está
satisfecho por el éxito en el combate al secuestro en Sinaloa, donde
los plagios prácticamente se erradicaron. Con base en esa experiencia,
advierte que no debe politizarse el problema, ya que el crecimiento del
crimen organizado no tiene que ver con signos partidistas y tampoco ayuda
a solucionarlo que se planteen la pena de muerte o la cadena perpetua.
Detalla
que con la creación de una Unidad Especializada Antisecuestros (UEA)
-grupo de elite al que se dedicó un presupuesto importante-, la
reforma a las leyes penales y la decisión de ganar la confianza
de los ciudadanos, se logró frenar el elevado número de plagios
que mantenían en "la zozobra a la sociedad sinaloense".
El promedio de secuestros cuando comenzó su mandato
era de cerca de 150 anuales y paulatinamente fueron disminuyendo, a tal
grado que en 2003 sólo se produjeron 13, y cuatro en lo que va de
este año.
Lo importante, resalta, es que todos fueron resueltos
de manera satisfactoria, es decir, se rescató a los plagiados, sin
pagar rescate, y se detuvo a 320 secuestradores, de los que 172 de alta
peligrosidad están ya en la cárcel, sentenciados y otros
110 bajo juicio. Además hay 150 órdenes pendientes de ejecutar
de delincuentes que huyeron a otros estados, pero cuyas familias están
bajo vigilancia en la entidad.
-En el centro del país hay un fuerte debate por
la intención de focalizar la inseguridad en el Distrito Federal.
¿Esto ayuda a resolver el problema?
-El que se deje la impresión de que se está
politizando, que lleva dedicatoria contra el jefe de Gobierno del Distrito
Federal, es algo que se le va a revertir a quien lo esté provocando,
venga de donde venga, porque el problema de la inseguridad pública,
y particularmente del secuestro, de la secuela delictiva que viene del
narcotráfico, no distingue signos políticos o partidistas.
"El grave problema de criminalidad lo tiene el Distrito
Federal, donde gobierna el PRD; el problema muy grave lo tienen Baja California
o Morelos, gobernadas por el PAN, y el problema muy grave lo tenemos aquí
en Sinaloa, gobernado por el PRI. No hay signos políticos que puedan
decir: yo estoy a salvo de la inconformidad de la ciudadanía. Entonces,
en mi opinión no debe llevar dedicatoria política al Distrito
Federal, la sociedad no quiere eso.''
En
entrevista con La Jornada, Millán Lizárraga explica
que en el comienzo de su gobierno, en enero de 1999, encontró que
los homicidios dolosos ligados al narcotráfico y el secuestro eran
los delitos de alto impacto social que más preocupaban a la sociedad
sinaloense y que requerían actuar de inmediato.
"Teníamos en promedio entre 45 y 50 secuestros
por año denunciados, lo que en ese momento nos permitía considerar
que había dos tantos más, unos 150 en total, de los cuales,
por temor de los familiares de las víctimas, sólo se denunciaba
una mínima parte."
Recuerda que no fue fácil convencer a los representantes
del sector empresarial de altos ingresos de que denunciaran los plagios,
pero finalmente, ante los resultados que obtuvo en 11 meses la Unidad Especializada
Antisecuestros, los ricos agricultores, ganaderos y comerciantes de la
entidad le dieron un voto de confianza y dejaron en manos de ese grupo
la solución de los casos de secuestro, en lugar de negociar con
los delincuentes.
De tal forma que a partir de 2001, y hasta la fecha, fue
disminuyendo el número de plagios. Hubo un total de 130 el primer
año de su gobierno; en 1999, 37; en 2000, 30, y en lo que va de
este 2004, sólo cuatro, ya resueltos todos sin pago de rescate,
además de que se ha desarticulado a 25 bandas.
Una particularidad es que los secuestradores dejaron de
tomar como blanco a grandes empresarios y comenzaron a plagiar a personas
menos acaudaladas, con la idea de que ''nuestra intención era sólo
proteger a las familias de alto nivel económico''. En los pasados
tres años los secuestros se dieron en la zona serrana, donde las
víctimas fueron pequeños ganaderos con apenas ocho o nueve
vacas, por los que se pedían rescates de 50 mil o 60 mil pesos.
''Creyeron que ahí no íbamos a actuar, pero se equivocaron.
Hay una anécdota que yo platico mucho. En una ocasión me
reportan el secuestro de un pequeño ganadero en el municipio de
Concordia. Me dice el enlace que tengo con la UEA que pedían 60
mil pesos de rescate, muchísimo menos de lo que nos cuesta por día
operar esa unidad, y me plantea que mejor pagáramos nosotros. ¡No¡
-le dije-, de lo que se trata es de erradicar a las bandas de secuestradores''.
Parte importante en los resultados satisfactorios fueron
las reformas legislativas que se aprobaron en cuanto comenzó a dar
resultados la UEA, ya que antes hubo una reacción contraria a elevar
las penas a los plagiarios.
Millán
agrega que le quedó claro, ''y esto es válido para lo que
está pasando en el país, donde se habla de pena de muerte
o cadena perpetua, que la gente lo que quiere es ver a los secuestradores
en la cárcel, purgando una pena''. Por ello, una vez que la UEA
comenzó a dar resultados, ya con los plagiarios en la cárcel,
se envió la propuesta de reformas penales al Congreso y se aprobaron.
''La pena mínima para los secuestradores, que era de 15 años,
la elevamos a 25 años. Asimismo, se incrementó la pena de
cárcel para llegar a 50 años cuando se secuestra a una mujer,
a un menor de edad, a alguien de más de 60 años, y para quienes
han sido miembros de los cuerpos de seguridad pública y participan
en un plagio''.
Adicionalmente se implantaron en los códigos penales
penas que van de cinco a 15 años de prisión a todos aquellos
que faciliten un secuestro, presten un teléfono, una casa, recojan
el dinero; en general todos aquellos que puedan participar en una red de
secuestradores.
Es importantísimo, agrega, que se dé una
homologación de todos los códigos penales del país,
ya que al saber del aumento de penas en Sinaloa, los secuestradores se
trasladan a otros estados a delinquir. Leyes similares y la creación
de grupos antisecuestro en todas las entidades, incluyendo al Distrito
Federal, llevarían al éxito a escala nacional.
Millán ofrece la experiencia de la UEA, y señala
que ha habido ya colaboración con algunas entidades. ''Estamos en
la mejor disposición de enviar a los directivos del grupo, al grupo
en su conjunto, a operar para que se puedan transmitir las experiencias
exitosas de Sinaloa''.
El mandatario reconoce, sin embargo, que si bien en el
combate al secuestro ''hay buenos resultados en Sinaloa'', no sucede lo
mismo en el caso del narcotráfico, donde la persistencia de asesinatos
vinculados con el comercio ilegal de drogas deja en claro que ''nos falta
mucho por hacer en el gobierno estatal, pero le falta muchísimo
más por hacer también al gobierno federal y sus áreas
de seguridad pública''.
Por lo pronto, y aunque la lucha contra el narcotráfico
corresponde al fuero federal, en Sinaloa ''buscamos y encontramos una ventanita
para combatir la venta de drogas'', al equipararla con la corrupción
de menores. Se modificó el Código Penal y el de Procedimientos
Penales para ese fin y se creó una Unidad de Fuerzas Especiales,
que comenzó a operar en agosto del año pasado y lleva a la
fecha 500 aprehensiones de vendedores de droga a menores, tanto en escuelas
como en la calle.
Este grupo, que opera de manera muy similar a la Unidad
Especializada Antisecuestros, ''es una respuesta a la desesperación
que tenemos por la secuela delictiva ligada al narcomenudeo, por
el crecimiento de la drogadicción entre los jóvenes y niños.
Ahora podemos no sólo detener, sino juzgar por corrupción
de menores a los vendedores de drogas''.
El gobernador Millán Lizárraga se dice satisfecho,
toda vez que mientras en otras entidades hay protestas y marchas contra
la inseguridad y los secuestros, en Sinaloa hace un mes un grupo de empresarios
de alto nivel hizo un reconocimiento a la UEA y demandó que continúe
luego del relevo sexenal, en enero próximo.
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