México D.F. Lunes 5 de julio de 2004
Derecha argentina califica de "subversivos" a piqueteros
Sectores menemistas buscan criminalizar movimiento social
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 4 de julio. A tres días de la cumbre presidencial del Mercado Común del Sur, el presidente Néstor Kirchner, de regreso de su gira por China, enfrentará una semana compleja, en momentos en que sectores de derecha propalan la idea de que el país atraviesa por un "caos" debido a las manifestaciones de los piqueteros (desocupados), tal como dijo recientemente Roger Noriega, subsecretario de Estado para asuntos Hemisféricos de Estados Unidos.
Después de un enfrentamiento verbal el gobierno argentino y Noriega bajaron el tono, pero el tema está instalado gracias a grupos de derecha locales, ex dictatoriales y seguidores de Carlos Menem. El ex mandatario, desde Chile, instó al ex presidente provisional Eduardo Duhalde a rearmar el justicialismo sin Kirchner, a quien no considera peronista sino "zurdo", término aplicado por los ex dictadores a la izquierda.
La campaña del "caos" ha sido manejada por los medios masivos de comunicación, mayoritariamente en manos de sectores de derecha, fascistas, conservadores y grupos de inteligencia y guerra sucia.
Kirchner se enfrenta con Duhalde, quien también ha hablado contra el movimiento de desocupados, y la demanda de la derecha de que se aplique mano dura a estas organizaciones.
El gobierno nacional y el bonaerense lanzaron una iniciativa en la que se instruye a la policía a que ante un nuevo ataque a un local policiaco los agentes se defiendan con escudos y agrupados en filas cerradas, sin usar armas ni balas de goma.
Recientemente, en el barrio capitalino de Palermo, vecinos de clase media apedrearon una comisaría, luego que un joven fue asesinado por un policía. Este tipo de protesta no es de ahora, ya que hace tiempo, en la medida en que la pobreza, la injusticia y la corrupción judicial y policiaca crecían, las llamadas puebladas de habitantes se produjeron por todo el país en circunstancias similares.
El pasado mes de junio hubo puebladas en el barrio La Matanza, donde vecinos encolerizados atacaron una fiscalía, ante irregularidades en las investigaciones del asesinato de un joven de 22 años.
Desde el retorno a la democracia, en 1983, miles de policías que trabajaron para la dictadura continuaron con sus prácticas tanto de torturas en comisarías como de asesinatos de "gatillo fácil", sobre todo contra jóvenes pobres, dejando más de mil muertos en todo el país.
Entre los casos emblemáticos destaca que en 1993, en la Plata, fue detenido y desaparecido el joven Miguel Bru. También el obrero Daniel Núñez. Desde los años 90 se repitieron decenas de sucesos similares.
Ahora, en el contexto de la campaña de la ultraderecha para hacer creer que los desempleados son "subversivos", se dice que esas puebladas en los barrios son "violencia piquetera".
Los movimientos de desocupados han sido objeto de represión, que dejó -con los sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001 incluidos- unas 45 víctimas. Y si se tiene en cuenta a los miles de niños y personas que han fallecido de hambre, desnutrición y abandono, a partir de la imposición del modelo neoliberal, "el crimen social, que abarca otros elementos, es similar al que deja una guerra", advierten dirigentes piqueteros.
El pasado 26 de junio un grupo de piqueteros y vecinos del barrio de La Boca entraron a la comisaría 24 y se quedaron seis horas exigiendo a la policía que capturara al asesino del dirigente Martín Cisneros. El homicida, hoy detenido, es un delincuente que habían pedido su captura desde hace tiempo y soplón de la policía.
"Desde variadas tribunas se usa la expresión violencia piquetera, soslayando un hecho que en otras latitudes o coyunturas no sería banal: ha sido asesinado un dirigente. No es el primero y no hay noticias de que los piqueteros hayan ultimado a nadie", señala el analista del diario Página/12 Mario Wainfeld.
Recuerda que el principal "blanco de las críticas a la violencia y el uso indiscriminado de cortes de rutas y calles es Luis D'Elía, figura controvertible desde muchos ángulos, pero quien curiosamente ha propuesto dejar de lado esta metodología y quien lidera la agrupación en la que militaba Cisneros".
Desde Chile, Menem exigió mano dura y represión, y Ricardo López Murphy, del partido Recrear, candidato presidencial de la derecha en 2003, calificó la toma de la comisaría como "acto insurreccional" y pidió "represión en la misma línea de los boletines de la derecha fascista".
"Detrás de todo esto hay un plan premeditado para criminalizar el conflicto social, que junto con la movida paren el tema de la inseguridad, que no sólo es local, significan un paso grave de desestabilización", señala el dirigente sindical Víctor de Genaro.
También está en el aire la crítica contra algunos grupos piqueteros que actuaron en tiempos recientes apoyando estas posiciones de la derecha, hasta convertirse en los favoritos de su prensa. Algunos obispos de la Iglesia católica opinaron que "la represión puede ser contraproducente, pero también lo es la escalada de violencia". Otros estiman que el tema es muy difícil de manejar y que hay que "ayudar" al presidente.
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