México D.F. Lunes 5 de julio de 2004
Su popularidad está por los suelos; la
violencia remplaza los acuerdos políticos
El presidente Toledo desconoce qué pasa en Perú,
aseguran analistas
Se avecina una crisis social y política que puede
ser incontrolable, advierten opositores
XIMENA ORTUZAR
Nada falta ya en el escenario del fracaso del gobierno
de Alejandro Toledo: su popularidad a nivel nacional bordea 10 por ciento;
un paro nacional ha sido anunciado para el 14 de julio por la Confederación
General de Trabajadores del Perú (CGTP), al tiempo que la violencia
comienza a remplazar el acuerdo político entre gobierno y pueblo:
en Tacna, el mandatario es abucheado y hasta recibe pedradas; en Huamanga,
Ayacucho, profesores en huelga son desalojados por la fuerza de una sede
sindical y eso da pie a una revuelta que incluye saqueos a comercios e
incendios a locales públicos y privados, con saldo de 40 heridos
y 30 detenidos.
El
gobierno denuncia infiltración en estos hechos del grupo terrorista
Sendero Luminoso. Pero aclara: "No hay rebrote terrorista en el Perú".
Ante estos hechos el APRA, principal partido de la oposición
peruana, pide implantación de estado de sitio en Ayacucho. A su
vez, Unidad Nacional, también opositora, advierte la inminencia
de una crisis política y social que podría ser incontrolable.
"Toledo no llega a 2006"
A los hechos sobrevienen opiniones. Carlos Franco, analista,
catedrático y sicólogo social, ex asesor político
de los presidentes Juan Velasco Alvarado y Alan García Pérez,
afirma: "Toledo ya es consciente de que con su forma de gobernar no llega
a 2006".
Y agrega, en entrevista con el periódico peruano
La República: "El presidente Toledo creyó posible
cumplir al mismo tiempo con sus promesas electorales y con las políticas
económicas de Washington. Ha llegado a un nivel de aturdimiento
tal que lo hace adoptar decisiones cada vez más erráticas".
Afirma: "Toledo no es muy consciente de las responsabilidades
implícitas en el ejercicio de su cargo. Y su grado de información
sobre lo que está ocurriendo en el país es sumamente limitado.
Recordemos que casi al inicio de su mandato dijo que era fácil gobernar.
Todo indica que no sabía qué país iba a gobernar".
Continúa: "Toledo se está encontrando en
una situación en la cual cada vez es más manifiesta la oposición
del país a su gobierno. Y eso lo llena de ansiedades y lo hace susceptible
de cambios continuos en su comportamiento, lo cual le hace más difícil
conciliar sus ideas con lo que hace. Se trata de una situación sólo
comprensible por el aislamiento en que se encuentran su gobierno y él
personalmente".
Otro llamado de alerta proviene de Hernando de Soto, economista
y presidente del Instituto Libertad y Democracia (ILD), quien asegura que
en Perú están dadas todas las condiciones para que un "outsider"
gane las elecciones presidenciales de 2006, echando por tierra las aspiraciones
electorales de Alan García y Lourdes Flores -líderes del
APRA y de Unidad Nacional, respectivamente- porque, a juicio del autor
de El misterio del capital, las agrupaciones políticas que
ellos encabezan "no representan los sentimientos de las clases populares."
Asegura que el triunfo del hoy prófugo Alberto
Fujimori en 1990 se explica precisamente en que supo interpretar a las
grandes mayorías desilusionadas de los políticos tradicionales,
situación que hoy se encuentra agravada.
A las demostraciones de repudio, a la violencia y a los
vaticinios de los analistas se suman las numerosas deserciones de congresistas
de Perú Posible (PP, el partido de Toledo) a su militancia, aunque
no a sus curules, lo que pone en peligro la mayoría oficialista
en el Congreso.
Al respecto, opina el politólogo Javier Diez Canseco:
"Que el PP pierda el control en el Congreso es significativo en un contexto
de aguda crisis política: 84 por ciento de los encuestados recientemente
por la empresa Datum plantean que Toledo renuncie, sea vacado o retirado
por un golpe militar o un alzamiento popular".
¿Autismo gubenamental?
Afirman analistas y dirigentes opositores que el gobierno
de Toledo padece de "autismo" frente a la realidad concreta, y citan como
ejemplo más reciente lo ocurrido Huamanga, Ayacucho, en la madrugada
del jueves primero de julio, cuando un contingente policial desalojó
a profesores de sedes municipales tomadas en protesta contra la
Ley General de Educación y en demanda de solución a su plataforma
de reclamos.
Estos maestros, integrantes de una facción radical
encabezada por Robert Huaynalaya, que ha mantenido permanentes diferencias
con la directiva del Sindicato Unico de Trabajadores de la Educación
del Perú (SUTEP) decretó una huelga indefinida el pasado
21 de junio en demanda de aumentos salariales, así como el reconocimiento
de su gremio por las autoridades de Educación. Además, el
lunes 28 de junio ocuparon el local municipal y la sede de la unidad de
gestión educativa.
El desalojo de los maestros concitó apoyo de la
población, que se tradujo en manifestación callejera, en
la que participaron unas 10 mil personas, según fuentes oficiales,
al tiempo que el Frente Regional de Defensa de Ayacucho decretó
huelga indefinida. Con refuerzos y gases lacrimógenos la policía
reprimió la manifestación, generándose enfrentamientos
que incluyeron luchas cuerpo a cuerpo. Esta situación fue aprovechada
por pandillas que saquearon comercios, incendiaron vehículos y atacaron
locales públicos y privados. El local del gobierno regional fue
el más dañado. Un grupo ingresó allí violentamente
y quemó escritorios y documentos.
Las oficinas del Colegio de Abogados y de la Derrama Magisterial
de Ayacucho también fueron invadidos y despojados de computadoras
y muebles.
Los disturbios se prolongaron por más de 10 horas
y dejaron al menos 40 heridos y 30 detenidos.
El presidente del Consejo de Ministros, Carlos Ferrero
Costa, anunció en conferencia de prensa que remanentes del grupo
terrorista Sendero Luminoso infiltraron la huelga de los maestros y la
protesta popular.
"La asonada violentista en Ayacucho ha sido conducida
por el movimiento terrorista Sendero Luminoso", afirmó el primer
ministro. "Pero eso no quiere decir que todos los que protestan sean terroristas",
aclaró Ferrero, en compañía de los titulares de Educación,
Javier Sota Nadal, y del Interior, Javier Reátegui.
Sin embargo, Ferrero aclaró que no hay rebrote
terrorista en Perú: "El gobierno nunca ha negado que subsisten grupos
minúsculos y minoritarios de terroristas, como también existen
narcotraficantes muy poderosos. Pero no es verdad que ello constituya una
amenaza", puntualizó.
Por su parte, el titular de Educación negó
que el gobierno pretenda privatizar la educación, eliminar la gratuidad
de la enseñanza o despedir a maestros, como afirman los seguidores
de Huaynalaya. Señaló que sostuvo reuniones con los representantes
del magisterio en las que se llegó a diferentes acuerdos, y agregó
que las políticas educativas que se aplican surgieron del acuerdo
alcanzado entre ambas partes.
Además, el paro
Para el 14 de julio está anunciado un paro nacional
de actividades, convocado por la CGTP. Su punto central es la convocatoria
a una asamblea constituyente que reforme la Carta Magna elaborada durante
el fujimorismo.
A esta iniciativa de han sumado numerosas agrupaciones
gremiales y políticas. "Más allá de constituir un
gesto de rechazo al gobierno, el paro nacional del 14 de julio servirá
para que las diversas manifestaciones sociales de descontento, dispersas
en el país, se articulen alrededor de una plataforma única",
opina Rolando Breña Pantoja, secretario general del Movimiento Nueva
Izquierda, organización que respalda el paro.
Agrega: "Sea exitoso o no, y yo sé que será
exitoso, una nueva realidad política se va a imponer en el Perú.
Porque el gobierno tendrá la obligación de atender las demandas
del paro y de reconsiderar una reforma del Estado mucho más seria
que la anunciada. Esta reforma tendría que efectuarse mediante una
asamblea constituyente".
A su vez, Lourdes Flores, lideresa de la opositora Unidad
Nacional, concuerda con Breña en las consecuencias que tendrá
el paro, pero vaticina un escenario inquietante, con dos variables: "Una,
que sea un desfogue para la gente y volvamos después a la misma
situación. Otra, que sea el inicio de una escalada mayor de protestas
sociales, lo que políticamente sería mucho más peligroso".
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