México D.F. Lunes 5 de julio de 2004
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
La Lotería Nacional: ¡viva la vida loca!
Asistencia pública, para su directora y Vamos
México
LAS INCONFORMIDADES de la militancia panista en
el Distrito Federal, primero porque ese émulo de boticario de pueblo,
Felipe Bravo Mena, siga al frente de su partido, y después porque
el caso Vamos México-Lotería Nacional cada vez se complica
más y no encuentran una defensa sólida para resistir.
PARA LOS más ortodoxos, el ya muy rayado
discurso de la transparencia panista será, en breve, un arma en
su contra. El caso de la Lotería, donde se halla involucrada hasta
el cuello, dicen algunos de ellos, Doña M, pone en riesgo
la única virtud que suponían rescatable de un gobierno desperdiciado:
las cuentas claras.
Y ELLO porque además se juega el prestigio
de muchas organizaciones altruistas simpatizantes o definitivamente allegadas
al PAN, que encontraron en el binomio Vamos México-Lotería
Nacional una forma no muy complicada de allegarse recursos.
PERO TAMBIEN temen a las actitudes personales de
algunos miembros de la corte de Doña M, como el caso de la
directora de la Lotería Nacional, Laura Valdés Ruiz, empeñada
en mostrar que en el reino de los Fox no puede penetrar la mirada, y mucho
menos la crítica de la gente común.
CONSTA A algunos panistas del círculo azul
que en su despacho de la Lotería Nacional la funcionaria y amiga
personal de Doña M se hizo construir un guardarropa de siete
por cinco metros, hasta donde trasladó buena parte de su vestuario.
SI BIEN es cierto que las historias al respecto
parecen un tanto exageradas, también lo es que en los relatos de
los panistas existe buena dosis de verdad cuando advierten que la señora
Valdés tenía la ropa suficiente para cambiarse hasta tres
veces al día.
PARA QUIENES supuestamente magnifican el hecho,
la señora Valdés tiene o tuvo en el guardarropa que se mandó
construir, vestuario suficiente para mudar su vestimenta todos los días
hábiles del año, sin repetir ninguna prenda.
ADEMAS, SE cuenta que la persigue el síndrome
de Imelda Marcos, la esposa del dictador de Filipinas y después
presidenta de aquel país, que tenía como vicio la compra
de zapatos.
LA DIRECTORA de la Lotería Nacional nunca
ha llegado a los excesos que se documentaron sobre el vicio de la Marcos,
pero aseguran que tiene, nada más en sus oficinas, un centenar de
pares de zapatos.
ES MUY especial, advierten otros y aseguran que
poco antes de su llegada a la Lotería Nacional se hicieron cambiar
las alfombras de la institución para recibir a la nueva funcionaria
como lo merecía la "amiga más cercana" de Martha Sahagún.
LO MALO fue que a su arribo la señora Valdés
cayó en la cuenta de que la alfombra recién comprada no era
de su gusto y así, de sopetón, la mandó quitar y la
repuso por una de su agrado.
LA DIFERENCIA de gustos significó el cambio
de 400 metros de alfombra y un gasto de cuando menos 100 mil pesos, pero
eso sí, la señora Valdés por fin pudo respirar en
un ambiente ad hoc a su refinamiento y belleza, establecen algunos
de sus defensores que como prueba de su dicho agregan que la señora
Valdés se somete, de vez en vez, a largos, fatigosos y costosos
estudios de fotografía para dejar su rostro tal y como es ahora,
sin la interferencia siempre vulgar del tiempo.
SEA COMO sea, muchos de esos gastos, que para ella
son necesarios, salen de las arcas de la Lotería Nacional, aunque,
justo es decirlo, no todos, algunos de ellos sí son sufragados con
el salario de la directora de una de las instituciones más importantes
de la asistencia social del gobierno mexicano.
ASI, LA extraordinaria vida de la dama de la Lotería
empieza a convertirse en un mito que avergüenza a los mexicanos y
hace temblar a los panistas, pero que no tiene remedio porque es la mejor
amiga de Doña M. ¡Viva la vida loca!
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