México D.F. Lunes 5 de julio de 2004
El éxtasis, cuando Theodoris Zagorakis
levantó la copa
Grecia se desbordó a las calles tras coronarse
su selección
Fuegos artificiales con el tañir de campanas
de todas las iglesias de Atenas
AFP
Atenas, 4 de julio. Un estallido de locura cubrió
a Grecia con la pitada final que selló la victoria frente a Portugal,
en la final de la Eurocopa, la primera en su historia en una competencia
mayor.
En Atenas la explosión de alegría repercutió
en toda la ciudad. En la plaza frente a la alcaldía, donde se había
instalado una pantalla gigante de televisión, unas 2 mil personas
saltaron y gritaron eufóricas hasta desgañitarse.
Una
nueva ovación saludó el momento en el que el capitán
del seleccionado campeón, Theodoris Zagorakis, levantó la
Copa Henri Delaunay.
"Arriba, arriba (la copa), no podemos esperar", coreaban
decenas de jóvenes al ritmo de una canción griega de moda
que los aficionados hicieron suya a partir de la semifinal que ganaron
a República Checa, y que se convirtió en una suerte de himno
de la hinchada.
Apenas terminado el partido en el estadio Da Luz de Lisboa,
decenas de autos se lanzaron a la calle para recorrer el centro de la capital
dando bocinazos y ondeando la bandera griega, para luego dirigirse a la
plaza Omonia, tradicional escenario de las fiestas deportivas.
Mientras tanto, desde la colina Lycabetos que domina Atenas,
fuegos artificiales de todos los colores y formas se unieron a la fiesta,
al igual que las campanas a vuelo de todas las iglesias.
La mayoría de los atenienses coincidió,
en rápidas declaraciones recogidas en la calle, no solamente en
que fue "una gran victoria", sino que además tendrá un efecto
"muy positivo" como publicidad para el país en vista de los próximos
Juegos Olímpicos, a realizarse del 13 al 29 de agosto.
El gol de la victoria anotado por Angelos Charisteas ya
había sido festejado con una gritería, bocinazos y sirenas,
al tiempo que fuegos artificiales y petardos adelantaban la fiesta final.
En el estadio de Heraklion en Creta, donde se había
realizado una reunión internacional de atletismo, los espectadores
siguieron el partido en una pantalla gigante y, en el momento de la victoria,
descendieron a la pista para festejar con una aclamación alucinante.
Algunos comenzaron a saltar sobre la gruesa colchoneta
que amortigua a los saltadores con pértiga, mientras los abrazos
se multiplicaban y fuegos artificiales daban color a la fiesta.
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