México D.F. Martes 6 de julio de 2004
Propuso a diputados convertir en deuda pública
220 mil millones de pesos
Plantea el IPAB asumir la deuda de los bancos; luego,
auditarlos
Destaca la ''conveniencia'' de hacer el canje de pagarés
del Fobaproa Su estrategia no permitiría reducir el costo fiscal
del rescate bancario, advierte el asesor económico Di Costanzo
ENRIQUE MENDEZ
La junta de gobierno del Instituto para la Protección
del Ahorro Bancario (IPAB) propuso a los diputados de la Comisión
Investigadora del Rescate Bancario constituir un nuevo programa de capitalización
y compra de cartera, a través del cual también se busca legalizar
la compra de créditos y cartera vencida que se convertirían
en deuda pública por más de 220 mil millones de pesos.
En
un documento que entregó a los legisladores, el IPAB plantea argumentos
favorables a los bancos, y destaca la ''conveniencia'' de realizar el canje
de pagarés del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa),
para después llevar a cabo las auditorías ordenadas por la
Cámara de Diputados. Si de las mencionadas revisiones se desprende
que hubo irregularidades, sólo entonces plantea buscar que se finquen
responsabilidades a los involucrados.
La intención del IPAB es convertir en deuda pública
los 220 mil millones de pesos derivados de la aplicación de los
Programas de Capitalización y Compra de Cartera (PCCC) a los bancos
Banamex, BBVA-Bancomer, HSBC (Bital) y Banorte.
El texto -distribuido entre los legisladores que sostuvieron
una reunión ''de acercamiento'' con los funcionarios del IPAB- que
se tituló Formalización del nuevo programa a que se refiere
el artículo quinto transitorio de la Ley de Protección al
Ahorro Bancario, realiza una interpretación favorable a los
bancos, pero altera el texto original de dicho artículo así
como otros apartados de la misma legislación, aunque en estricto
sentido no tienen relación con el canje de pagarés.
Por ejemplo, indica que ''de conformidad con lo establecido
en la ley del IPAB, existe la obligación de celebrar un 'nuevo programa',
para lo cual se cancelarán los pagarés de Fobaproa, y el
IPAB emitirá nuevos instrumentos de pago''.
Sin embargo, el llamado ''Nuevo programa de capitalización'',
así como sus bases, ya fueron publicadas, y las reglas de operación
fueron aceptadas por los bancos desde 1999, cuando el IPAB informó
que ''si como resultado del proceso de revisión se detectan créditos
ilegales, el instituto podrá optar por rechazar y devolver los mismos
a las instituciones'' que los originaron.
En ese entonces, el instituto había señalado,
con base en el párrafo séptimo el artículo quinto
transitorio, que ''cuando la ilegalidad del crédito sea atribuible
a la administración del banco, ésta deberá absorber
su costo (y) el instituto devolverá los créditos y reducirá
el monto del instrumento de pago''.
En su documento, la junta de gobierno del instituto ahora
interpreta que ''sólo en el caso de que la ilegalidad sea atribuible
al banco, el IPAB debe reducir el monto del pagaré que emitió
a favor del banco''.
Además, el instituto da por hecho que ''las auditorías
ordenadas por la cámara ya concluyeron y la única razón
de la existencia del Fobaproa es la de administrar las operaciones del
PCCC'', de manera que ''es necesario que el IPAB formalice un nuevo programa
al que se refiere el artículo quinto transitorio, para que tanto
la SHCP y el Banco de México puedan extinguir al Fobaproa''.
Sin embargo, las auditorías a que se refiere no
han concluido pues -comenta el asesor económico del Partido de la
Revolución Democrática en la Cámara de Diputados,
Mario di Costanzo- la investigación que realizó el auditor
Michael Mackey no constituyó una auditoría, como el mismo
canadiense reconoció en su momento. Incluso, el IPAB aún
no ha procesado los denominados bank reports ni los papeles de trabajo''.
Di Costanzo señaló que la estrategia planteada
por el IPAB no permitiría la reducción del costo fiscal del
rescate bancario, ya que el trabajo de Mackey no constituye una auditoría,
porque si fuera así habría implicado el descuento derivado
de las operaciones irregulares. El contador canadiense realizó operaciones
''reportables'', con la reserva de que una auditoría propiamente
hecha determinara lo conducente
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