México D.F. Martes 6 de julio de 2004
La guerra de Santiago Vasconcelos contra la
verdad y la justicia
Señora directora: Ante las declaraciones
del general Gerardo Clemente Ricardo Vega García y los nada afortunados
comentarios del subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos, jefe
de la SIEDO, de otorgar perdón a los involucrados en la guerra
sucia en aras de evitar la desunión entre los mexicanos, me
permito hacer unas reflexiones.
Junto con cientos más fui detenido el 2 de octubre
en Tlatelolco. Mi "delito": ser profesor del Politécnico y asistir
a un mitin de manera pacífica. Procuradores y jueces parciales,
atendiendo consignas, me retuvieron tres años tres meses en Lecumberri.
Nuestros derechos a la participación, a la expresión
y manifestación fueron reprimidos brutalmente utilizando todo el
peso de la fuerza del Estado y sus instituciones. Nos negaron un juicio
justo y nos privaron de la libertad arbitrariamente. Eso causó enormes
daños y sufrimiento a mis padres, a mi esposa y a mis dos pequeños
hijos.
Pero no por eso arrastro rencores ni sed de venganza.
Arrastro, sí, vergüenza e indignación por lo ocurrido
en mi país. No puedo "olvidar", ya que aspiro a que se conozca la
verdad y a que se haga justicia, lo único que verdaderamente conduce
a la unión y reconciliación.
Sólo mediante la verdad y la justicia es posible
prevenir que se repitan actos tan brutales como los del 2 de octubre, el
10 de junio y la subsecuente guerra sucia. Señor subprocurador,
me preocupa sobremanera que usted, quien debe procurar la justicia que
corresponde a un estado de derecho, realmente crea y avale tremendo dislate
de que crímenes tan graves no sean investigados y sus responsables
juzgados y sancionados, otorgándoles a priori amnistía
a los violadores de derechos humanos durante la guerra sucia.
Atentamente
Américo Saldívar V.
El
Correo Ilustrado
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