México D.F. Martes 6 de julio de 2004
MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
El verdadero poder desmedido en Los Pinos: el de Martita
"El cargo presidencial se ejerce en pareja"
CUANDO UN AÑO atrás, el 29 de julio de 2003, Vicente Fox decidió que la coordinación de Comunicación Social y la vocería de la Presidencia de la República quedaran bajo la férula de su secretario particular, no pocas fueron las voces -panistas incluidas- que advirtieron sobre el "poder desmedido" que se le concedía a Alfonso Durazo.
NO FUE LIMITADO, en efecto, pero nunca el suficiente como para lograr que el Presidente reaccionara y entrara en razón, ni mucho menos para siquiera atemperar el verdadero poder desmedido que despacha en Los Pinos: el de Martita.
CONSCIENTE O NO, junto con la aceptación del nombramiento -un año atrás- Durazo firmó su inevitable renuncia, oficialmente presentada el pasado 22 de junio y llevada a la práctica ayer. Se repite la historia, de tal suerte que, sin menospreciar el desconocimiento del área y los yerros de quienes han ocupado dichas posiciones, obvio es que el problema toral es la persona que despacha en la oficina principal de Los Pinos.
EL TEXTO DE renuncia de Durazo es devastador, no sólo porque subraya la incapacidad de Fox para gobernar, actuar políticamente, como jefe de Estado, sino su complicidad con Martita y sus ambiciones políticas.
LO QUE DURAZO apunta no es novedoso; se ha escrito hasta el cansancio en distintos medios de comunicación. Lo original es que tales señalamientos provienen del hasta ayer secretario particular del Presidente de la República. Una de dos: el ahora ex funcionario ya pertenece al círculo rojo, o los medios que en ese tenor se han expresado y siempre han tenido la razón. Esta última es la respuesta correcta.
LA CARTA NO tiene desperdicio, algunos pasajes en especial: "... me resulta también obligado abordar el tema de la necesidad de despejar dudas sobre el liderazgo presidencial. Nuestra cultura reclama una Presidencia fuerte, sin embargo, no se trata de plantear la restauración de las viejas atribuciones presidenciales de carácter metaconstitucional. Desde mi punto de vista, este reto inicia por asumir que el poder presidencial es constitucionalmente indivisible y, en consecuencia, acabar con la idea cada vez más generalizada de que el poder presidencial se ejerce en pareja.
"LA ALTERNANCIA rompió el molde de esa vieja cultura política. No lo reconstruyamos, particularmente, en la conducción del proceso de sucesión presidencial. El ciudadano rechaza instintivamente aquellos viejos modos políticos y reclama las reglas de un juego limpio. Por ello es rechazable la eventual participación del gobierno en el proceso de sucesión, porque va a contrapelo de la ética del cambio. Pretender decidir desde el gobierno quién será el próximo Presidente, como quien no debe serlo, fue el pecado original del viejo régimen.
"HACIENDO ABSTRACCION de que el desenfreno de dicho proceso ha operado en contra de una mayor eficacia política del gobierno, me centro en mi convicción de que en el tema de la sucesión presidencial, el gobierno está actuando más bajo la lógica histórica del viejo sistema, que la lógica de una etapa de transición. Ello explica muchas de las tensiones que conocemos en el país, que amenazan a veces con hacerlo estallar.
"NO COMPARTO una visión apocalíptica del Presente, sin embargo, es un error minimizar la complejidad de las circunstancias. Debemos de asumir que este es un momento difícil para el país, y que, de seguir como vamos, son previsibles tiempos políticamente aún más complejos. No me alarma la intensidad del debate, sino la confrontación política. Se percibe un ambiente de confusión y tensión crecientes en el que todas las facciones políticas tocan tambores de guerra...
"POR EL BIEN del país, el Presidente de la República no puede tener proyecto político después de gobernar. El Presidente debe salirse del campo del juego y tomar el silbato del árbitro; debe desplazarse complementariamente hacia su conducción de jefe de Estado, y asumir el rol de conciliador que corresponde a tal condición; debe ser una voz unificadora y motivadora capaz de rehacer el consenso nacional, que actúa no sólo en un marco de legalidad, sino de ética política.
"EN ESE CONTEXTO, no puedo hacer abstracción de las implicaciones de la incursión de la primera dama en el inventario de eventuales aspirantes a la candidatura presidencial de Acción Nacional. Valoro que si bien hay condiciones para lograr la continuidad del PAN como partido en el poder, no existen en cambio, condiciones propicias para la candidatura presidencial de la primera dama. Ciertamente el país ha avanzado políticamente; tanto, que está preparado para que una mujer llegue a la Presidencia de la República; sin embargo, no está preparado para que el Presidente deje a su esposa de Presidenta.
"OBSESIONADO CON su popularidad, no percibimos las eventuales consecuencias. De ese coqueteo político derivan muchos de los desencuentros que hoy conoce el país. De hecho, las reacciones más agudas contra el gobierno están conectadas con lo que muchos consideran una actitud permisiva del Presidente a las eventuales aspiraciones presidenciales de su esposa, cuyos apoyos al titular del Ejecutivo vulneran contradictoriamente su autoridad.
"LA EQUIDAD ES una condición de los sistemas democráticos que, evidentemente en este caso, no quedaría satisfecha. No obstante la gravedad del señalamiento, ese no sería un problema mayor: por razones históricas es nula la tolerancia de los mexicanos a tentaciones dinásticas. Por tanto, no me sorprendería que las reacciones llegaran, incluso a la violencia política. Diría algo más: sus eventuales aspiraciones presidenciales pueden tener posibilidades políticas, pero no tienen ninguna posibilidad ética.
"EN CONSECUENCIA, no es sensato sucumbir a los embates mediáticos que engrandecen, fundamentan o no su imagen personal. Tampoco lo es ser condescendiente con tales aspiraciones cuando ese hecho plantea un serio riesgo para el orden del proceso de sucesión.
"EN ESE CONTEXTO, veo imprescindible redefinir el rol presidencial en el proceso de sucesión, antes de que los niveles de confrontación política terminen por rebasar nuestra capacidad para procesarlos institucionalmente. En caso contrario, podemos llegar sumamente descompuestos al 2006. El país no lo merece".
Las rebanadas del pastel:
CADA DIA MAS solo, pero eso sí muy enamorado de Martita. [email protected]
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