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México D.F. Martes 6 de julio de 2004

REPORTAJE /ESPACIOS PARA VER Y APRENDER

Recortes presupuestales limitan su labor educativa

El público pide en los museos algo más que entretenimiento

Consolidar su papel formativo y conseguir más recursos para comprar material pedagógico, es uno de los retos que asumen esos recintos para incentivar en todo tipo de público la libertad para reflexionar y soñar

FABIOLA PALAPA QUIJAS

La educación y la interpretación de los fenómenos culturales es una de las misiones más importantes del museo que se realiza mediante los servicios educativos.

''Más que enseñar fechas o datos, intentamos estimular el deseo de conocer y aprender sobre temas de historia, ciencia y artes plásticas. Es un aprendizaje libre que enriquece y brinda el recinto", indica Silvia Singer, presidenta del Consejo Internacional de Museos (ICOM, por sus siglas en inglés).

arte_moderno3-okLa presidenta de esa institución señala que los servicios educativos apoyan la educación formal mediante visitas programadas, talleres y cursos; se trata de visualizar la experiencia del museo desde un enfoque educativo, al margen de la escuela.

Facilitar al público la comprensión de los temas y promover la preservación del patrimonio cultural son objetivos que se han planteado dentro del programa de servicios educativos.

La educación en los museos debe incentivar todo lo que estimule las capacidades de reflexión y construcción del conocimiento por el individuo.

Según el ICOM, lo didáctico debe vincularse con lo lúdico, atractivo, sugerente, pero sobre todo debe existir el componente de libertad, de soñar, de imaginar, de hacer preguntas, pues el público cada día exige más en el aspecto educativo.

Experiencia viva y espontánea

Cada museo tiene su propio estilo de atender al público -explica Silvia Singer- y realizar sus programas educativos; me parece que en esa diversidad de estilos hay una gran riqueza y no creo que debamos trabajar en una misma forma.

Agrega: ''La forma de aproximarse a la educación es distinta debido a que los visitantes llegan con antecedentes y conocimientos diferentes; al respecto, los museos tratan de lograr un lenguaje y una forma de comunicación que considere esa forma de multiplicidad de intereses con los cuales llega el público".

En los espacios museísticos se realizan programas de investigación orientados al perfeccionamiento y ajuste continuo de sus programas didácticos, pues la educación informal que brindan esos recintos es de capital importante.

Dentro del ICOM, el Comité de Educación y Acción Cultural (CECA), con representantes en México, reúne cada año a lo más selecto de los investigadores y profesionales de museos que se dedican a la parte educativa.

Respecto de las reuniones, Singer explica: ''Profesionales de diferentes universidades del mundo investigan cuáles son las mejores aproximaciones a la educación que se pueden llevar a cabo en el museo, sin desvirtuar la experiencia viva y espontánea que éste pretende tener, pues quiere que sus visitantes disfruten de una manera libre, pero eso no impide aplicar ciertas técnicas educativas que permitan comunicarnos mejor con el público".

Importante actividad extraescolar

Marco Barrera Bassols, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales de Museos, indica: ''México fue quizá uno de los países que se caracterizó de forma muy temprana en poner énfasis en los métodos, mecanismos y planes que pudieran ayudar a la tarea educativa, que aun, siendo una actividad extraescolar de educación no formal, juega un papel muy importante".

Los museos atienden a un público muy diverso, pero esa diversidad hace compleja la respuesta que la institución pueda dar.

El historiador señala: ''Son formas distintas de aproximación al conocimiento del arte, en el caso de los niños son espacios para que encuentren nuevas manifestaciones de materiales de lo que le hombre ha creado y de la relación consigo mismo".

En torno del debate sobre la reforma en la educación secundaria, Barrera opina que la discusión está más allá de las horas que actualmente se dedican en las escuelas para tratar temas como la historia prehispánica.

''La polémica me pone en alerta, se habla exclusivamente de las horas que tienen los niños y reciben sus materias, pero también resulta relevante, por ejemplo, que en el Atlas cultural que publicó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, menciona el número de niños que asisten a los museos de historia, de antropología, además de ciencia e historia natural.

''Cuánto tiempo le destinan a esto y quiénes dentro de los museos tienen a su cargo el trabajo de preparar las visitas."

A decir del historiador, hay mucho que cambiar para que los niños no lleguen al museo sólo a copiar y cumplir con la tarea en un espacio no escolarizado.

''Debe darse un diálogo ver-dadero entre las políticas de los museos y las políticas educativas".

''El problema central en el caso de los museos, aunque se reconoce hoy día su labor educativa, lamentablemente por reducir una vez más los recursos por parte del Estado a la cultura, las instituciones se ven afectadas en su funcionamiento y una de las áreas más limitadas son los servicios educativos", plantea Marco Barrera.

Si bien las visitas son un indicador, para Barrera eso no es la manera de evaluar a una institución que tiene otras tareas tan importantes como la reflexión de sus públicos. ''Exhibir implica educación, incluye la conservación, la seguridad, muchos otros aspectos, entonces es una institución compleja que debe ser tratada de esa manera y debe ser evaluada de esa forma, no sólo por la cantidad de visitantes".

Barrera considera que las instancias autónomas de profesionales deben entablar un diálogo con los museos, desarrollar mecanismos de evolución de otro orden, ''eso es lo más sano y lo más importante".

Los servicios educativos en el Instituto Nacional de Bellas Artes comenzaron formalmente en 1974, en el Museo Nacional de San Carlos.

''En un momento fue difícil convencer a algunos curadores de la importancia de que el público disfrutará de otra manera las propuestas museográficas; creo que cada vez hay un trabajo más articulado entre las áreas curatoriales y las de servicios educativos en los museos", indica Gabriela López, coordinadora nacional de Artes Plásticas del INBA.

El aprendizaje que proporcionan los museos cada día tiene mayor peso por su propia dinámica, inclusive el ICOM hace unos años modificó la definición de museos; antes la parte importante eran sus colecciones, ahora el fin son los públicos. En México se han realizado muchas aportaciones en el terreno educativo, expresa López.

Uno de los retos que enfrentan los museos, además de consolidar su papel educativo, es recibir mayores recursos para material pedagógico.

''La cultura debería tener mayor apoyo porque finalmente los museos son parte de la educación informal. Ha sido importante la participación de la sociedad civil mediante patronatos o algunas empresas que se preocupan por la situación de esos recintos."

No todo es apretar un botón

En relación con los mecanismos de evaluación de los servicios que ofrece el museo, López indica: ''Todavía no se tiene un esquema específico o ideal, pero se trabaja en una propuesta seria y profesional sobre otro tipo de indicadores que sean más cualitativos que cuantitativos, porque todos los museos cuentan el número de personas que los visita, que es un indicador para saber cuáles han sido las exposiciones que llamaron más la atención".

A partir de estudios y encuestas, se intenta generar un indicador más cualitativo sobre el desempeño de los museos. En general, los propios recintos hacen sus conteos y adoptan herramientas de evaluación; ''periódicamente nos reunimos y vemos qué hacer para enriquecer el trabajo y la forma de evaluar".

Asimismo, la interactividad significa que las personas se involucren con lo que ven.

Al respecto, López comenta que el asunto de lo interactivo ha sido sobrexplotado porque no sólo es llegar y apretar un botón.

''Se puede interactuar de muchísimas maneras; una buena museografía puede ayudar a que esta interacción con las obras sea mejor que otras, porque cuando te encuentras en un ambiente diseñado con adecuados colores y cédulas, sí puedes tener mejor apreciación de las obras."

La capacidad de las guías, de los modelos y de los museos, la capacidad del discurso museográfico pueden hacer interactuar al público con las piezas de arte de manera interesante, agrega Gabriela López.

En el país, los museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) son 112 y no todos cuentan con servicios educativos, sin embargo forman parte de la red del instituto y se intenta dotarlos de materiales y lo necesario para sus públicos.

La Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del INAH cuenta con el Programa Nacional de Comunicación Educativa (PNCE), a cargo de María Engracia Vallejo, quien comenta: ''En materia educativa se hacen evaluaciones para estudiar los métodos de aprendizaje y saber qué interesa más y cuál tuvo mayor dificultad. También hay cosas que son gratas a los visitantes; por ejemplo sabemos que les interesa llevarse como recuerdo algunas piezas y armar cosas.

''Las evaluaciones se realizan de acuerdo con el tiempo de exhibición, además contamos con el boletín La Vozinah, que difunde la pedagogía en el museo y cuál es el campo que comprende, así como lo que se hace para intercambiar experiencias entre las personas involucradas en los museos."

Entretenimiento y saber

Los servicios educativos del INAH se iniciaron hace 50 años como una labor dirigida sobre todo a los estudiantes de primaria y secundaria, pero actualmente son para todo público. ''No se trata de hacer cosas sólo para los niños, ahora se atiende a los de la tercera edad, jóvenes, familias y discapacitados", explica Vallejo.

La coordinadora del (PNCE) señala que para solucionar el problema de la copia de cédulas, dentro de los materiales pedagógicos se han creado guías de observación que incluyen la información y se proporcionan en la mayoría de museos, desde hace cinco años. Sin embargo, aclara que no siempre hay suficientes, pues el presupuesto es escaso.

''En el museo, los niños aprenden más cosas que inclusive no están en los planes de estudio y esto les permite adentrarse en un mundo desconocido, así que los pequeños encuentran espacios de entretenimiento y de conocimiento", explica Vallejo.

El año pasado, los museos del INAH recibieron 12 millones de visitantes y las personas que atienden al público son 78, para aminorar esta situación se pretende que las salas sean autogestivas en las que mediante explicaciones en cada módulo o guías, el público no requiera de nadie; ''procuramos que no necesiten ni la menor explicación, por eso en cada uno de los módulos hay siempre una pequeña parte del conocimiento y unas explicaciones de lo que deben hacer, porque no tenemos suficiente personal".

Se preparan las guías para los padres de familia y maestros -explica Vallejo-. De igual forma trabajamos en las salas lúdicas autogestivas para que el personal se aboque, sobre todo, a crear los materiales que se necesitan, ésa es la meta.

Raymundo Alba Zavala, jefe de Comunicación Educativa del Museo Nacional de las Intervenciones, considera que cada día existe mayor demanda respecto del servicio educativo, a raíz de que los niños requieren atención especial, ''lo cual nos obliga a idear una serie de actividades para que el joven y el pequeño se sientan atraídos hacia el estudio de la historia y también acerca de su recorrido o de su ingreso al museo".

Alba Zavala explica que la construcción del aprendizaje del niño está ligada a las expectativas del profesor y a la carga académica de la escuela.

''Necesitamos pensar de manera conjunta cómo acercar a los niños al patrimonio, que lo sientan suyo para preservarlo, pues nuestra labor también es motivar esa reflexión y tratar de difundir los procesos históricos."

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