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México D.F. Sábado 10 de julio de 2004
Anete Aurélie Desmarais*
Vía Campesina e IFAP
Dos conferencias internacionales de dirigentes campesinos tuvieron lugar el pasado junio, las cuales reflejaron visiones muy diferentes del futuro de las poblaciones rurales. Primero, la Federación Internacional de Agricultura (IFAP, por sus siglas en inglés) realizó su 36 Congreso Mundial de Agricultores en Washington, DC. Dos semanas después (12-19 de junio) Vía Campesina llevó a cabo su cuarta Conferencia Internacional en Itaici, Brasil. Ambas reuniones congregaron a dirigentes campesinos de todo el mundo para hablar sobre los cambios dramáticos que ocurren en el campo en todas partes, definir políticas en cuanto a alimentación y agricultura, y elaborar estrategias de organización para contribuir a fortalecer las organizaciones campesinas.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) calcula que 75 por ciento de los pobres del mundo viven en zonas rurales y dependen de la agricultura para subsistir. Pocos pondrían en duda la desesperada necesidad de erradicar la pobreza rural, que de hecho está en ascenso en muchos países. También la mayoría estaría de acuerdo en que es crítico que quienes producen alimentos tengan participación directa en determinar políticas y poner en práctica programas destinados a mejorar las condiciones de vida de las poblaciones rurales. Si bien la liberalización del comercio, la pobreza rural, el medio ambiente y la concentración corporativa del sistema alimentario estuvieron en la agenda de la conferencia de Vía Campesina y en la de la IFAP, fue tal vez allí donde terminaron las similitudes entre las dos entidades internacionales.
Con el lema Agricultores hablan por sí mismos, la IFAP subrayó que los campesinos necesitan mejorar su participación en las instituciones internacionales para convencerlas de reformar las políticas agrícolas y comerciales en beneficio de los productores. Es interesante que uno de los presentadores principales en la plenaria inaugural de la conferencia de la IFAP fuera la secretaria estadunidense de Agricultura, Ann Veneman, quien según un comunicado de prensa de la asociación "compartió su visión de un desarrollo global moderno y redituable de la agricultura". No sorprende que esa visión comprendiera la liberalización, el incremento de la producción y el uso de la biotecnología agrícola como formas de asegurar la alimentación de los 6 mil millones de habitantes del planeta.
Por otro lado, los representantes de Vía Campesina reunidos al otro lado del mundo estaban convencidos de que esa visión neoliberal de la agricultura -reflejada en las políticas y programas de gobiernos nacionales, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio- ha inundado y luego devastado el campo en todas partes. En consecuencia, bajo la bandera Organizar la lucha: tierra, alimento, dignidad y vida, la cuarta Conferencia Internacional de Vía Campesina adoptó algunas posturas vigorosas contra las instituciones internacionales y políticas destinadas a socavar la supervivencia de las familias rurales. Vía Campesina resolvió tomar las calles para continuar su oposición radical al neoliberalismo mediante la demanda de que la "Organización Mundial de Comercio (OMC) salga de la agricultura" y de que los gobiernos nacionales promuevan la alternativa viable de la soberanía alimentaria de los pueblos.
Después de analizar el informe más reciente de la FAO sobre biotecnología agrícola, Vía Campesina declaró que la postura de ese organismo internacional es un ataque pernicioso a la agricultura campesina y le exigió retractarse públicamente de su posición de promover los organismos genéticamente modificados (OGM) como solución al hambre mundial. Junto con su rechazo a los OGM, Vía Campesina renovó su respaldo a la Campaña Global de Semillas, que abarca las antiguas prácticas culturales de ahorrar, cultivar y negociar las semillas de los agricultores.
Si bien la IFAP subraya con orgullo que más de 60 por ciento de sus miembros proceden de países en desarrollo, es importante examinar qué intereses representan esos miembros. Está claro que ser de un país en desarrollo de ninguna manera significa que uno automáticamente sea pobre o represente los intereses de la mayoría de los agricultores, campesinos y sin tierra. De hecho, en todo el mundo el campo se caracteriza por la lucha histórica entre diferentes clases de agricultores en conflicto continuo por los recursos (tierra y agua, semillas y crédito).
Es significativo, por ejemplo, que el discurso de Vía Campesina se refiera a los "campesinos" y los "sin tierra", en tanto que el término campesino rara vez se encuentra en los documentos de la IFAP. En cambio, la IFAP se dirige a las necesidades, inquietudes e intereses de los "granjeros" o "productores". No se trata de un debate intelectual: para los que viven en el campo, los "campesinos" de todas partes son con frecuencia los jornaleros agrícolas sin tierra y/o los más pequeños propietarios de tierra, en tanto los "granjeros" son los que poseen mayores porciones de tierra y tienen mayor acceso a todos los demás recursos productivos y políticos.
La IFAP, fundada en 1945, agrupa a 100 organizaciones nacionales de 71 países (sitio web de la IFAP). Vía Campesina, movimiento internacional que surgió hace poco más de una década, está constituida actualmente por 142 organizaciones de campesinos, pequeños y medianos agricultores, mujeres del campo, jornaleros agrícolas y pueblos indígenas de 56 países. Está claro que el espacio internacional está ocupado ahora por dos voces agrícolas distintas. Sin embargo, es interesante que la IFAP sigue reclamando un estatus expandido de ser la "organización mundial de agricultores" y afirma, por tanto, hablar en nombre de todos los productores de alimentos del mundo. Vía Campesina no hace semejantes afirmaciones pretenciosas. * Profesora de la Universidad Regina, Canadá Traducción: Jorge Anaya
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