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México D.F. Domingo 11 de julio de 2004
NAVEGACIONES
Pedro Miguel
La propiedad (intelectual) es un robo
Ecos de Proudhon
Vírgenes toponimias y cereales patentados
La tajada del león: Disney versus
Solomon Linda
EN SU ENSAYO ¿Qué es la propiedad?
(1840),
Pierre Joseph Proudhon respondía de entrada, y sin medias tintas,
"la propiedad es un robo", y pasaba de lleno a la defensa de esa definición
que se volvió consigna universal e incendiaria: "¡Qué
inversión de ideas! Propietario y ladrón fueron en todo tiempo
expresiones contradictorias, de igual modo que sus personas son entre sí
antipáticas; todas las lenguas han consagrado esta antinomia. Ahora
bien: ¿con qué autoridad podréis impugnar el asentimiento
universal y dar un mentís a todo el género humano? ¿Quién
sois para quitar la razón a los pueblos y a la tradición?"
Desde el primer momento sus contemporáneos, incluidos muchos de
izquierda, como Marx, lo denostaron con acritud.
http://www.anarquismo.org/noticias/biblioteca/propriedad.html
http://www.artehistoria.com/historia/personajes/6686.htm
http://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/sp65s.htm
SI ALGO QUEDA de cierto en la homologación
conceptual de Proudhon después de las ingentes críticas que
ha recibido a lo largo de 16 décadas y desde todos los puntos del
espectro ideológico, entonces la propiedad intelectual también
es un robo. Así lo han considerado numerosas organizaciones del
siglo XXI que buscan poner un freno a la voracidad de las corporaciones
que gobiernan el mundo y que se apoderan, por medio de patentes, de especies
vegetales ancestrales, genomas humanos, iconos religiosos y manifestaciones
culturales en las que confluye el trabajo, muchas veces gratuito y desinteresado,
de numerosos individuos a lo largo de generaciones. La desmedida ambición
de los emporios corporativos -Microsoft, Monsanto, Disney, Lockheed Martin,
Vivendi, Sony, por nombrar sólo algunos de los más destacados-
así como de logreros siempre dispuestos a pasarse de listos, ha
dado una inesperada vigencia al pensamiento de Proudhon, quien desde la
tumba sigue increpando con una candidez brutal a las trasnacionales: "¿Quién
sois para quitar la razón a los pueblos y a la tradición?"
El siglo XXI empieza sobre una apabullante concentración
de riqueza en unas cuantas manos, legalizada por las instituciones de propiedad
industrial e intelectual, que afecta a los indios del Amazonas y a los
consumidores de música en formatos digitales, a los seropositivos
de Sudáfrica y a los oficinistas de la India, a los fieles mexicanos
de la Virgen de Guadalupe y a los académicos de Argentina. El Norte
emprende campañas, presiones y guerras para obligar a los miserables
del Sur a respetar sus copyrights y los sumisos tecnócratas
de este lado se hacen de la vista gorda ante las mafias de la piratería
y la falsificación de productos, pero lanzan operativos de
amedrentamiento para disuadir, con penas de cárcel, al potencial
usuario de software no registrado o al posible espectador de un disco o
de un video copiados sin permiso.
NO VOY A meterme en la discusión de si los
transgénicos son buenos, malos o todo lo contrario. Pero hay un
dato duro: las trasnacionales que hoy producen semilla de maíz transgénico
aprovecharon los recursos incalculables invertidos por los pueblos mesoamericanos
en investigación y desarrollo para generar diversas clases de maíz
comestible. Sin pagar un centavo, usufructuaron esa enorme inversión
histórica para producir, a su vez, sus propias variedades, y hoy
llegan, con su sonrisita de conejo y sus guardias privados, a pretender
cobrar a los descendientes de los auténticos desarrolladores del
maíz, por la amortización de laboratorios y salarios de científicos.
NO DEJA DE ser un robo el que una empresa de Luisiana
(McIlhenny Co.) haya registrado como suyo el nombre de Tabasco y que así
lo presuma en su sitio web: "TABASCO® is a registered trademark &
servicemark exclusively of McIlhenny Co., Avery Island, LA 70513". No hace
mucho, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) cometió
la tremenda burrada de aceptar la solicitud de registro de derechos presentada
por un empresario chino sobre la figura de la Virgen de Guadalupe. "Por
sentido común, una imagen que es propiedad de todos los mexicanos
no puede adjudicarse a un particular", dijo entonces el cardenal Juan Sandoval
Iñiguez. La santa indignación eclesiástica ocultaba,
sin embargo, la preocupación por las implicaciones legales de un
contrato celebrado el 31 de marzo de 2002 -un año antes- entre la
Basílica de Guadalupe y la empresa estadunidense Viotran, mediante
el cual la primera cedía a la segunda, por un lapso de cinco años
y a cambio de 12.5 millones de dólares, los "derechos de propiedad"
de la Virgen de Guadalupe para reproducir la imagen religiosa "en cualquier
tipo de artículos que quiera comercializar: carteles, llaveros,
estampas, velas, veladoras, relojes, tarjetas telefónicas, chamarras,
objetos de oro y plata, etc.", y que incluían en cada objeto una
"bendición especial" del arzobispo Norberto Rivera o de monseñor
Diego Monroy Ponce, rector de la basílica.
http://www.tabasco.com/international/spanish/history.cfm
http://www.chetumail.com/news.php?newsid=258
http://ias.impi.gob.mx:7778/impi/jsp/indice.jsp
http://www.proceso.com.mx/exclusivas.html?eid=2624
http://www.proceso.com.mx/exclusivas.html?eid=2631
HAY CASOS MUCHO más graves. "Recoger una
planta de un huerto familiar de Ecuador fue suficiente para que la International
Plant Medicine Corporation, con sede en Estados Unidos, obtuviera una patente
estadunidense de variedad vegetal de una planta sagrada de la Amazonia:
la ayahuasca". O bien: "En marzo de 2001, la Organización de la
Propiedad Intelectual (OMPI) (WIPO por sus siglas en inglés) anunció
el lanzamiento de un concurso de ensayo estudiantil en el que se pedía
presentar trabajos con el título: '¿Qué significa
la propiedad intelectual en su vida cotidiana?' Cualquiera que escribiera
un ensayo en el que dijera que la misma significaba: 'no puedo comprar
drogas contra el sida debido a los derechos de patente', o 'como agricultor
no puedo acceder a las semillas protegidas por patentes y luego volverlas
a sembrar', o 'como profesor no puedo distribuir material a mis estudiantes,
debido a las restricciones impuestas por los derechos de autor', no ganaría
el premio de la OMPI, sin importar qué tan bien sustentado estuviera
o válido fuera su ensayo."
http://www.laneta.apc.org/biodiversidad/documentos/patente.htm
http://www.laneta.apc.org/biodiversidad/documentos/leyes/wipout.htm
QUIENES DESEEN BUCEAR en las críticas al
ejercicio y las reglas actuales de la propiedad intelectual pueden encontrar
información esclarecedora en los lugares enlistados a continuación.
http://www.ciberzoo.org.uy/revista.137-138/Libro.html
http://periferia50.org/html/propiedad.html
http://www.wipo.int/documents/es/meetings/1998/indip/rt98_4b.htm
http://www.biodiversidadla.org/article/articleprint/1123/-1/11
http://www.comunidadandina.org/desarrollo/5_Panama.pdf
http://www.jornada.unam.mx/1999/ago99/990809/mas-perfil.html
http://www.uruguay.com/laonda/LaOnda/116/A5.htm
LAS EMPRESAS FARMACEUTICAS gringas pretenden que
los sidosos de Sudáfrica paguen a precios de mercado los medicamentos
que les resultan indispensables para seguir vivos: cuestión de propiedad
intelectual, aducen. Por su parte, la trasnacional Walt Disney ha ganado
unos 15 millones de dólares con la canción Mbube (león,
en zulú), del compositor sudafricano Solomon Linda, quien en 1939,
en Johannesburgo, la grabó en un disco de 78 revoluciones por minuto,
en compañía de su grupo musical, The Evening Birds.
Diez años más tarde, en Nueva York, el legendario Pete Seeger
adoptó la canción, la rebautizaron como "El león duerme
esta noche" y la lanzaron a la fama mundial. Poco después Linda
se vio obligado a vender los derechos de la pieza a un editor sudafricano
que le pagó una bicoca. Cuando el compositor murió, en 1962,
tenía menos de 25 dólares en su cuenta bancaria. Un fragmento
de la hermosísima canción en disputa puede escucharse -y
salvarse en archivo MP3- en su versión original en el sitio club.vitaminic.
ACTUALMENTE, DISNEY, QUE entró en tratos
con el explotador sudafricano de Linda, usa el tema musical en la película
El
Rey León (1994), en la secuela El reino de Simba y en
la producción musical Rey León, en cartelera en muchos
teatros del mundo. Tres de las hijas del compositor, por su parte, sobreviven
en la miseria en la ciudad perdida de Soweto, cerca de Johannesburgo. En
los últimos diez años las herederas del músico recibieron
unos 15 mil dólares de regalías (el 0.1 por ciento de las
utilidades generadas por la pieza), valga decir, menos de 42 dólares
mensuales cada una. Pero las hermanas se acogieron a una ley que estaba
vigente en la Commonwealth cuando Solomon vendió su obra y según
la cual los herederos de un compositor pueden reivindicar derechos de autor
25 años después de la muerte del ascendiente. Con esa base
legal, a principios de este mes, demandaron a Disney por 10 millones de
rands (un millón 600 mil dólares). Si ganan el pleito y Disney
se niega a pagar, la justicia sudafricana podría ofrecer en subasta
las marcas registradas de la alicaída empresa de entretenimiento,
incluyendo al Pato Donald y a Mickey Mouse. Muchos accionistas de Disney
y yuppies ejecutivos han de estar murmurando, con la boca torcida
por el coraje, que la propiedad es un robo.
http://www.boycott-riaa.com/article/13061
http://www.infobae.com/notas/nota3.php?Idx=123165&IdxSeccion=100445
http://fr.news.launch.yahoo.com/dyna/article.html?a=/040702/202/3y9f2.html&e=l_news
http://msl1.mit.edu/furdlog/
http://stage.vitaminic.com/main/solomon_linda_s_original_evening_birds
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