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México D.F. Domingo 11 de julio de 2004
FIDEICOMISOS: INELUDIBLE RENDICION DE CUENTAS
La
falta de transparencia en la rendición de cuentas en relación
con el manejo de fideicomisos a cargo del gobierno federal plantea serias
dudas sobre el destino que se ha dado a los millonarios recursos del erario
destinados a esos fondos, y genera suspicacias sobre las razones que impiden
a las autoridades abrir las cuentas al escrutinio de las instancias fiscalizadoras.
Al interponer el argumento del secreto fiduciario,
el gobierno ha frenado la revisión de la administración de
los 156 fideicomisos que ha creado, así como del establecido en
1997 de otro para el rescate carretero, FARAC, que depende de Banobras,
y del denominado ISOSA, creado en 1993 bajo la estructura de Nacional Financiera,
y mediante el cual la Secretaría de Hacienda y el Servicio de Administración
Tributaria (SAT) han administrado los ingresos por concepto de Derecho
de Trámite Aduanero. Con tal obstáculo, la Comisión
de Vigilancia de la Cámara de Diputados y a la Auditoría
Superior de la Federación se ven imposibilitadas para llevar a cabo
las investigaciones sobre las irregularidades detectadas en el manejo de
varios de los fideicomisos. El caso de Transforma México, a cargo
de la Lotería Nacional, es uno de éstos. Cuando mucho, el
órgano auditor ha emitido recomendaciones a las dependencias correspondientes
para que revisen, y en su caso, corrijan las faltas.
Entre las infracciones detectadas en el Informe de Finanzas
Públicas al mes de marzo de 2004 y en la revisión de la Cuenta
Pública de 2002, destacan ingresos no reportados a la Tesorería
de la Federación por el cobro del Derecho de Trámite Aduanero.
De acuerdo con el análisis de la Auditoría Superior, en 2002
esos ingresos ascendieron a 2 mil 806 millones de pesos, pero únicamente
803 millones entraron a las arcas públicas. Además, se señala
que la creación de ISOSA (Integradora de Servicios Operativos) es
totalmente irregular. Asimismo, figura el caso del dispendioso rescate
de las carreteras concesionadas, para el cual se constituyó el FARAC
(Fideicomiso de Administración del Rescate de Autopistas de Cuota).
El órgano fiscalizador señala que hubo omisión de
información en la Cuenta Pública de 2002 sobre los pasivos
bancarios avalados por el gobierno federal -que en diciembre de ese año
ascendían a 143 mil 442 millones de pesos-, y en general reporta
que ha habido un manejo discrecional de ese fideicomiso a cargo de Banobras,
situación por la cual varios funcionarios públicos deberían
ser sancionados.
Si bien el caso del rescate carretero constituye una carga
a las arcas públicas heredada de la pasada administración,
era de esperar que el gobierno del cambio contribuyera a esclarecer
esa privatización y no a perpetuar los mecanismos irregulares creados
para consumarla.
Así, no basta que las autoridades reiteren en el
discurso su compromiso con la transparencia en el manejo de los asuntos
públicos si en los hechos ponen obstáculos a la rendición
de cuentas. La omisión y el regateo de información a las
instancias encargadas de fiscalizar, así como el manejo de recursos
del erario al margen de la normatividad existente y sin que los funcionarios
involucrados se vean obligados a responder por sus acciones, suscita desconfianza
en el gobierno, lo cual, a su vez, merma gravemente el avance democrático.
Tampoco es suficiente que el jefe del Ejecutivo salga, como lo ha hecho
en días recientes, en defensa de la Lotería Nacional asegurando
que no hay irregularidades en esa institución y que lo exhibido
hasta ahora son calumnias. Es ineludible que se sustente en los hechos
el compromiso de su gobierno con la transparencia en la rendición
de cuentas.
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