México D.F. Domingo 11 de julio de 2004
El reconocimiento, por su serie sobre las raíces
culturales y los flujos migratorios
El mexicano Enrique Méndez de Hoyos, fotógrafo
revelación de PhotoEspaña
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 10 de julio. Desde hace un par de años,
el fotógrafo mexicano Enrique Méndez de Hoyos centró
su quehacer artístico en reflexionar sobre la identidad del individuo
y el cúmulo de "vínculos impuestos" que van formando poco
a poco este magma complejo y diverso, que supuestamente responde a la pregunta
recurrente de "¿quién soy?"
Méndez
de Hoyos, de 34 años y con una sólida formación a
sus espaldas, fue galardonado con el premio de fotógrafo revelación
del Festival Internacional PhotoEspaña 2004, precisamente por su
reflexión singular y crítica sobre la identidad en un mundo
globalizado y mercantilista.
Las fotografías del joven artista mexicano se exponen
en la galería Amadis de esta capital, desde donde lanza su particular
diatriba sobre las imposiciones que tenemos desde el momento de nacer,
que se materializan en los documentos oficiales que vamos adquiriendo a
lo largo de la vida.
Méndez de Hoyos explicó a La Jornada
su postura moral y estética ante una reflexión vital del
mundo contemporáneo, en la que está muy presente el drama
de la migración, entre otras preocupaciones sociales.
"El trabajo que he venido haciendo desde hace dos años
se ha enfocado a la reflexión de las identidades, entre ellas la
serie con la que obtuve el premio. La idea de las obras, en términos
sucintos, es reflexionar sobre cómo le afecta al individuo común
su pertenencia a esta especie de tribus en las que aún se divide
el mundo y de todos los vínculos culturales y socioeconómicos
que se establecen a partir del nacimiento. Estas influencias se van adquiriendo
sin que exista la posibilidad de elegirlos. Por ejemplo, intento reflexionar
sobre la tercera nación que se ha creado a partir de la relación
entre México y Estados Unidos, que es la nación que podemos
llamar chicana", explicó el fotógrafo.
El artista confesó que establecer los nexos de
"esos vínculos no es fácil, pues cada individuo viene arrastrando
una historia muy añeja, pero creo que los documentos oficiales o
mercantiles formalizan esos vínculos. Además de que en términos
formales me interesaba que la imagen de la persona se extendiera desde
la fotografía a lo que significa el nombre o el lugar de nacimiento,
pero también la historia económica".
Méndez de Hoyos eligió para esta trabajo
a diversas personas de forma aleatoria, a las que pedía fotografiar
todos los documentos que tuvieran o quisieran mostrar, para desde ahí
crear una especie de collage que simbolice a ese individuo.
La mayoría de las piezas que forman la muestra
representan a individuos comunes con una historia compleja y diversa, tanto
por sus raíces culturales como su condición social y económica.
Por ejemplo, una de las piezas es sobre Shiva, una mujer que es hija de
un iraní emigrado a Alemania y que sus dos documentos de identidad
parecen de personas totalmente distintas. "Es una forma de cuestionar eso
que llamamos globalización, en preguntar si sólo consiste
en que todos portemos la ropa de la misma marca o que podamos viajar con
las mismas tarjetas de crédito, o si también consiste en
esa otra realidad de los flujos migratorios que muchas veces se ignora.
En el periódico queda patente a diario el drama de la migración
y del rechazo de las sociedades ricas a lo que consideran ajeno o extraño.
Creo que esto es una paradoja y más en esta época, cuando
cada vez hay más mezcla y ya no existe tal pureza''.
Méndez de Hoyos explicó que su vocación
crítica se entiende en un flujo ya asentado en el arte contemporáneo,
con lo que aspira a ir "más allá de las prácticas
comunes y tradicionales de la fotografía". En este sentido, explicó
que "esta forma de entender la fotografía se alejó de la
escuela tradicional cuando se mezcló con el performance, la
instalación u otro tipo de soportes que cuestionan la realidad misma
que se presenta en la propia fotografía tradicional. De alguna manera,
creo que en el caso de México se ha ido rompiendo con la tradición
documentalista o fotoperiodística, pero esto no significa que ya
no nos interesen los temas sociales sino que los abordamos desde otra perspectiva.
Es decir, el salir a la calle a capturar imágenes no es la única
vía para captar esa realidad supuestamente veraz, pues nosotros
creemos que no hay tal cosa y que hoy en día hablar de objetividad
para reflejar la realidad puede llegar a ser incluso una infamia".
Méndez de Hoyos tiene la certeza de que toda imagen
tiene un "uso ideológico", que él mismo asume con la pretensión
de provocar un debate, una discusión o un diálogo. "Este
trabajo no es una celebración del internacionalismo sino un reconocimiento
de la línea que va de la geopolítica a la vida cotidiana
del individuo. La globalidad es en consecuencia, una ampliación
de los límites económicos, más que migratorios. La
globalidad, paradójicamente, está para reafirmar las fronteras,
por ejemplo, las que hay entre el mundo pobre y el rico. El placer como
espectador de mi propio trabajo proviene de poder acercarme a la historia
de cada una de estas personas, a través de lo que sus documentos
me relatan, y de ahí poderlo llevar a un plano donde todos nos podemos
relacionar con esta experiencia. En este sentido, mi razón para
el arte es un mejor entendimiento de la vida", concluyó.
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