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México D.F. Lunes 12 de julio de 2004
Jorge Santibáñez Romellón*
Marines y un nacionalismo trasnochado
El sábado antepasado, un grupo de oficiales y soldados del Ejército Mexicano irrumpió en una ceremonia luctuosa en honor de Juan López Rangel, ciudadano estadunidense, nacido en Guanajuato, que murió en una emboscada en Irak. El motivo es que en dicha ceremonia, para rendir honores militares acordes con su pertenencia al ejercito estadunidense y a solicitud expresa de la familia, se encontraban presentes soldados estadunidenses que portaban armas que, como parte del ritual correspondiente, las usarían para disparar al aire balas de salva.
El hecho y las reacciones posteriores de nuestra clase política, que incluso ha llegado a afirmar que la presencia de "soldados armados de un ejército extranjero" constituye una violación a nuestra soberanía, pone en evidencia que aún hay sectores importantes en México que no tienen la más remota idea de la binacionalidad, de la doble identidad de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. El asunto es muy simple: Juan López nació en México, se sentía tan mexicano que se casó con una mexicana, y su familia, seguramente recogiendo sus deseos, quiso que fuera sepultado en su pueblo natal.
Al mismo tiempo, y sin que eso le generara ningún conflicto a él o a su familia, era soldado del ejército estadunidense, peleó bajo la bandera de ese país en Irak y ahí falleció. Juan es uno de esos mexicanos que el discurso oficial actual llama "héroes", ya que seguramente mandaba regularmente remesas a sus familiares, que tanto festejamos y que tantos problemas resuelven en México, y sin duda, si la vida le hubiera alcanzado y nuestra legislación se lo hubiera permitido, hubiera votado desde el extranjero en las elecciones mexicanas.
Alguien me podría explicar, Ƒpor qué ser sepultado en México y con honores militares estadunidenses -recogiendo sus dos identidades- significa una violación a nuestra soberanía? Cuando esa doble identidad se expresa en el envío de remesas no decimos nada, pero cuando tiene otras expresiones, entonces sí somos muy puros, muy delicados y las reprobamos porque "afectan nuestra soberanía". ƑCon qué derecho?
Si Juan hubiera tenido opciones, si hubiera encontrado oportunidades en su región de origen o por lo menos en México, seguramente no se hubiera ido a Estados Unidos, y menos se hubiera enlistado en su ejército. Fuimos muy buenos para permitir su salida, para aceptar sus remesas, ahora discutimos otorgar a migrantes, como Juan, el derecho a votar en elecciones mexicanas, pero no fuimos capaces de permitir que fuera sepultado como quiso. Total, que no lo dejamos ni vivir, ni morir, ni ser sepultado dignamente, como a él le hubiera gustado.
Todo esto se debe a que no somos capaces de entender las llamadas comunidades mexicanas en el extranjero ni de discutir lo que significa identidad nacional para los 25 millones de mexicanos y de origen mexicano que actualmente viven en Estados Unidos. Porque hemos construido un doble discurso en torno al tema. Por un lado les decimos de mil formas que los queremos, que los extrañamos, que éste es su país, y hasta que nuestro presidente es su presidente (por supuesto, me refiero al presidente Fox), pero, por otro lado, también queremos que no regresen para que nos sigan mandando remesas. Queremos que no se vayan, pero al mismo tiempo no generamos ni condiciones de arraigo, ya que en el fondo sabemos que si se quedaran se generaría una tensión social insoportable, por la simple y sencilla razón de que no podríamos ofrecerles el empleo que necesitan, pero tampoco hemos creado programas de protección para que por lo menos se vayan seguros.
Hace poco asistí a una ceremonia de graduación escolar en Estados Unidos. Me llamó poderosamente la atención una de las estudiantes graduadas, quien hablaba mejor inglés que español (de hecho apenas hablaba español), y que a su toga adhirió orgullosamente una bandera mexicana; así recibió su diploma. Me pregunté, Ƒcuántos estudiantes en México, en su ceremonia de graduación, como símbolo de identidad, pasarían a recoger su diploma ondeando una bandera mexicana?
Por supuesto, a mí tampoco me gusta ver soldados de otro ejército en territorio nacional tampoco me gusta ver migrantes que mueren en su intento de cruzar a Estados Unidos, pero en la realidad actual de la relación entre las sociedades de México y Estados Unidos (no sólo la de sus gobiernos), de la intensa interacción entre los mexicanos de allá y de acá, la irrupción de soldados mexicanos en el sepelio de Juan, solamente porque soldados estadunidenses portaban armas de salva, sólo podría calificarse como un acto de nacionalismo trasnochado, que demuestra cuán lejos estamos de comprender, nosotros los mexicanos de acá, las muestras de identidad de los mexicanos de allá. *Presidente de El Colegio de la Frontera Norte' [email protected]
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