México D.F. Jueves 15 de julio de 2004
Unos 11 mil iraquíes han sido asesinados
desde la invasión angloestadunidense
Atentado suicida en Bagdad deja al menos 10 muertos
y más de 50 heridos
Sitiadas y aisladas por los insurgentes, las autoridades
de Irak designadas por el Pentágono
ROBERT FISK THE INDEPENDENT
Bagdad, 14 de julio. Lord Butler nos dijo hoy que
Tony Blair actuó de buena fe. Entonces todo está bien. En
el hospital Al Yarmouk, de Bagdad, la mañana de este mismo día,
había sangre en las paredes, en el piso, empapando a los médicos,
sangre en las camillas. En este peligroso horno que es Bagdad se había
puesto fin a al menos 10 vidas.
¿Qué
fue lo que dijo por la tarde el primer ministro británico en la
Cámara de los Comunes? "Nosotros no estamos matando a civiles en
Irak; son los terroristas quienes los están matando". Entonces todo
está bien. Pregunta: ¿están Bagdad y Londres en el
mismo planeta?
El atacante suicida hizo estallar sus 450 kilos de explosivos
10 minutos antes de las 9 horas. Entre las 6 y las 9 son las horas más
peligrosas en Bagdad, después de las plegarias del amanecer a las
que asisten los asesinos. Mi ventana se cimbró en su marco; es el
latido iraquí que anuncia la muerte.
Una enorme nube de humo gris negro se levantó desde
el complejo amurallado a un lado del río Tigris que estadunidenses
y británicos escogieron para que el gobierno iraquí tuviera
su cuartel.
Para cuando crucé el río, era la misma vieja
historia de siempre: trozos de cuerpos, sangre coagulándose sobre
el asfalto caliente -sangre iraquí, por supuesto-, carros ar-diendo,
concreto aplastado, policías y soldados disparando al cielo, desaforados.
"Yo vi al atacante suicida", me dijo un testigo con tono
aburrido y desinteresado. "Iba en un viejo Land Cruiser y circulaba entre
los autos formados ante el puesto de control. La gente creyó que
se estaba me-tiendo en la fila, tratando de llegar al puesto antes que
ellos. Nadie le disparó, los disparos se hicieron después
de la explosión, cuando ya era demasiado tarde".
La mayoría de los muertos eran iraquíes
que querían pedir trabajo a las autoridades del gobierno interino.
Dos eran policías (sa-lario: 118 libras esterlinas al mes). Otro
de los fallecidos era, claro está, el atacante. ¿De quién
sería la mano cercenada que ya-cía a un lado del camino,
junto a las destruidas paredes de concreto?.
"Las fuerzas del mal". Así fue como el primer ministro
de Irak, y ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus
siglas en inglés), Iyad Allawi, describió al asesino.
Visitó la escena del ataque, si bien tuvo la fortuna
de poder evitar la visita al hospital Al Yarmouk, al que un iraquí
llegó con el brazo convertido en muñón hecho trizas
(¿sería su mano la que estaba junto al camino?). Otro más
llegó con sangre manando de una aterradora herida en su cuello.
Hubo más de 50 heridos.
El coronel Robert Campbell, de la fuerza de tareas 3/8
del ejército estadunidense, aseguró que las barreras a prueba
de explosiones, dentro de las cuales sus hombres protegían "al joven
gobierno interino de Irak", salvaron varias vidas. Seguramente el militar
tiene razón.
Propósito obvio de la guerrilla
Pero la razón principal del baño de sangre
de este miércoles tiene que ver con el aislamiento del nuevo gobierno.
Se trata del cuarto puesto de control, dentro del mismo complejo, que es
objeto de un ataque, y el propósito de esto es obvio.
Los funcionarios del gobierno interino iraquí no
pueden salir de su fortaleza, semejante a las que se usaban durante las
cruzadas, con sus imponentes fortificaciones y muros. Son los iraquíes
ordinarios quienes deben cruzar esas murallas. Y hacer fila. Y esperar.
Llegar a esos puntos de control se está convirtiendo en una experiencia
macabra y espeluznante.
Si los insurgentes no pueden penetrar esas paredes, al
menos pueden aprisionar a quienes están dentro de ellas atacando
su periferia, aislándolos del resto de Irak, ha-ciendo que la presencia
del gobierno sea irrelevante para millones de iraquíes, quienes,
según aseguró Blair, disfrutarán de la "democracia".
Pero la verdad es que las autoridades ya están
aisladas del resto de Irak. La ciudad de Baquuba está a cargo de
hombres armados. Los insurgentes controlan Samarra, Fallujah y Ramadi,
mientras la milicia del líder chiíta Moqtada Sadr tiene tomado
el centro de Najar.
La unidad humanitaria del ejército filipino está
en retirada debido a la amenaza de los insurgentes de decapitar a un rehén
de esa nacionalidad, de la misma forma que el año pasado se retiró
el contingente español, y posteriormente el hondureño.
Luego de que fue decapitado un rehén búlgaro,
el martes anterior por la noche -acto que consta en un video que los asesinos
pusieron a disposición de quienes de-seen saber cómo se ve
la cabeza de un hombre cuando es rebanada con un cuchillo-, muy probablemente
también se irá el ejército de Bulgaria.
Queda otro rehén búlgaro en poder de los
insurgentes, y éstos amenazaron con ejecutarlo la noche de este
miércoles, cuando otros dos funcionarios iraquíes fueron
asesinados: un funcionario dependiente del ministro de industria, Sabir
Karim, y el go-bernador de Mosul, Yusef Qashmullah.
Pero actuamos de buena fe. Invadir Irak fue lo correcto.
Y una y otra vez, funcionarios y ministros en Londres se refieren a la
guerra en Irak en tiempo pasado. Lo único con lo que los iraquíes
podrían estar de acuerdo fue el señalamiento de lord Butler
sobre la búsqueda, cuando afirmó que "Irak es un lugar muy
grande y hay mucha arena".
Huelga decir que el hospital Al Yarmouk no era el lugar
adecuado para citar a Blair, quien afirmó que aunque los terroristas
matan hoy en día a iraquíes, "personas eran asesinadas en
Irak, miles de ellas, bajo el régimen de Saddam Hussein".
Si olvidamos que hasta 11 mil iraquíes parecen
haber sido asesinados desde nuestra invasión, parecería que
ahora es mejor ser asesinado después que durante Saddam. Entonces
todo está bien.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
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