México D.F. Jueves 15 de julio de 2004
Compositor y guitarrista gitano distinguido
con el Príncipe de Asturias de las Artes
''Reconocimiento oficial para una música maltratada'',
manifiesta Paco de Lucía
PABLO ESPINOSA
El compositor y guitarrista gitano Francisco Sánchez
Gómez fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias
de las Artes 2004.
Superó
a su compatriota Pedro Almodóvar, al cineasta sueco Ingmar Bergman,
al coreógrafo belga Maurice Béjart y al compositor inglés
Andres Lloyd Webber, entre otros finalistas.
Lo primero que el galardonado dijo a la prensa: se trata
de ''un reconocimiento oficial para una música maltratada. Me siento
muy orgulloso y emocionado y pienso que aunque me han dado el premio, siempre
hay alguien mejor".
El jurado firmó al calce del siguiente renglón
el acta de premiación: ''Todo cuanto puede expresarse con las seis
cuerdas de la guitarra está en sus manos, que se animan con la emocionante
hondura de la sensibilidad y la limpieza de la máxima honradez interpretativa".
Defensa de la cultura gitana
El reconocimiento le llega a Paco de Lucía seis
meses después de su retorno a la escena, con el que terminó
cuatro años de silencio, con su más reciente grabación,
Cositas buenas (que reseñamos el sábado pasado en
estas páginas), concebido durante ese periodo que vivió en
un rincón paradisiaco cercano a Playa del Carmen, en el sureste
mexicano.
México ha estado siempre cercano a su corazón.
A pesar de ser reacio a las entrevistas, en el transcurso de uno de sus
periplos confió a La Jornada las convicciones que ayer esgrimió
frente al jurado, es decir, la defensa de la cultura gitana como una límpida
dignidad.
''Lo único que sé hacer lo hago con una
guitarra en la mano -expresó a este reportero-. Y eso lo sé
desde que nací. Y nací con el complejo de que no era nadie,
nada, porque la música flamenca ha sido muy maltratada en mi propio
país: según la sociedad de mi país el flamenco era
una música de borrachos y de taberna. Era una música muy
despreciada.
''Y crecí con ese complejo, con ese miedo, porque
cuando yo era un niño un guitarrista de flamenco no podía
ser nadie desde el momento en que ni siquiera un bailaor podía
ganar para comer. Desde entonces he tenido el miedo de que la gente se
aburra en mis conciertos. Siempre temí que al sentarme yo a tocar
la guitarra en un escenario, la gente se aburriera, o se quedara dormida,
se fuera y me dejara tocando solo."
Quizá de ahí, reflexionaba para La Jornada
Paco de Lucía, ''me viene la rabia, la velocidad, la técnica,
el temperamento cuando toco. Porque yo no sé leer música".
|