México D.F. Martes 20 de julio de 2004
José Blanco
Manos vacías
Fue una malhadada señal para la vida política del país el que en días recientes Fox haya declarado que él, durante su campaña, prometió crear una fiscalía especial para aclarar los crímenes de Estado de la guerra sucia, y no buscar por todos los medios hacer justicia y contribuir, también por este medio, a crear un estado de derecho real y efectivo.
Después de la fecha del anuncio foxista ha habido una serie prolongada de sesudos artículos de prensa cuyo mensaje es que castigar a los responsables de esos crímenes resultaría contraproducente, que sería necesario más que nunca ocuparse del futuro, que los acuerdos políticos del presente se volverían imposibles, y aun que, al final de cuentas, parece inalcanzable establecer la verdad jurídica.
En ese contexto se produjo la declaración del secretario de la Defensa Nacional, pidiendo perdón, olvido y reconciliación, así como la exoneración del general Arturo Acosta Chaparro, por la "justicia" militar, de toda responsabilidad en el asesinato de 143 campesinos, cuyos cuerpos sin vida fueron lanzados al mar.
Pésimos barruntos del anuncio que viene por la Fiscalía Especializada en Movimientos Sociales y Políticos del Pasado y/o las secuelas judiciales que de ese anuncio seguirán.
Creada el 27 de junio de 2001 con el supuesto propósito que establece su largo nombre, todo hace sospechar hoy que la fiscalía especial pudo haber sido creada por el gobierno como un instrumento para negociar con el PRI las reformas y las políticas que la administración de Fox pretendía llevar a cabo, no hacer justicia y hacer cumplir la ley.
Los resultados, en ese caso, no pudieron haber sido peores. Fox no pudo acordar con el PRI prácticamente nada de fondo, y la vida social puede quedar ahora peor que en el pasado en relación con el gobierno, debido a unas expectativas frustradas de hacer justicia convertidas en boruca, en enredo, en un engaño más.
Si resultara cierto que la reforma a la ley del Instituto Mexicano del Seguro Social fue acordada por el gobierno con el PRI a cambio de impunidad para Luis Echeverría, Moya Palencia y otros personajes de la misma calaña, vaya pírrica victoria. Dejar intactos a los responsables, aplastar una vez más a la justicia y el derecho, aumentar el rencor del segmento de la sociedad afectada, a cambio de un parche que no sólo no solucionará el problema de conjunto del sistema de jubilaciones y pensiones, sino que abrirá un nuevo frente de inconformidades políticas en el mundo sindical, es una iniciativa política que no podía ser más desastrosa.
Después de su consigna de campaña de sacar a patadas al PRI de Los Pinos, Fox ha mostrado que no le ha hecho ni un solo rasguño a ese partido sistemáticamente opuesto a todas las reformas que el Ejecutivo foxista intentó durante su corto gobierno. El PRI ha hecho lo que le ha venido en gana con el gobierno foxista, sin que éste haya encontrado una vía de ataque político para desarticular a un adversario que cometió tantas tropelías, atracos y asesinatos contra la sociedad.
Después de dejar impunes a los responsables de los crímenes del pasado, Fox dejará la República en peor estado que en el que la recibió. El gobierno del cambio no cambió nada, porque la mayoría priísta en el Congreso lo aterrorizó y lo paralizó, cuando la aplicación de la ley con todo el rigor que la misma permitiera habría sido su mejor arma.
Hoy muchos ciudadanos nos preguntamos para qué quería el poder Vicente Fox si en última instancia él se propuso sólo proponer y que los partidos, agarrados por el chongo, dispusieran. Limitarse a "proponer", Ƒes eso gobernar? Y aun así quería heredar la silla presidencial a su mujer -ciertamente por exigencias de ella- para dar continuidad a Ƒcuál proyecto? Ƒal de la continuidad de la impunidad por la imposibilidad de someter políticamente al PRI a una negociación necesaria?
En el momento de la justa electoral, la República alcanzó una gran posibilidad: la de un Presidente ampliamente legitimado y con la fuerza de respaldo necesaria para haber actuado con firmeza. La ruta no era proponer reformas que Fox suponía que iban a ser automáticamente aceptadas por el PRI debido a la legitimidad política del Ejecutivo; ésa probó en los hechos ser una política equivocada. Todos los (numerosos) personajes del PRI con deudas con la justicia debieron ser sometidos a la misma antes de intentar cualquier reforma. Era necesario limpiar y clarificar a fondo la vida política del país y ponerlo sobre los carriles del derecho con la mayor rapidez posible. Es ahí donde tendría que haberse centrado la entera actividad política del nuevo gobierno. Probablemente el PRI se habría partido en cuarenta pedazos, más aún en el desconcierto que quedó después de quedarse sin tlatoani.
Posteriormente acaso Fox habría podido hacer algún gobierno, con algún sentido, que ahora la sociedad podría evaluar. Pero hoy tenemos las manos vacías.
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