México D.F. Martes 20 de julio de 2004
El mundo está jodido, dijo al clausurar
el Festival Internacional Afrocaribeño
Los pueblos de México y Cuba siguen como hermanos:
Milanés
En el escenario levantado a orillas del mar Betsy Pecanins
interpretó piezas de Agustín Lara
El violinista Alfredo de la Fe rindió homenaje
a Compay Segundo, fallecido hace un año
ANDRES T. MORALES CORRESPONSAL
Veracruz, Ver., 19 de julio. El romanticismo del
cubano Pablo Milanés junto con los ritmos de la flauta, la conga
y el violín matizaron el final del Festival Internacional Afrocaribeño
que reunió a más de cinco mil personas en el malecón
y cuyo cerrojo fue una constelación de fuegos pirotécnicos
que iluminaron el mar veracruzano.
Aunque el cantautor no quiso hablar de asuntos políticos
ni diplomáticos entre México y Cuba, señaló
que a pesar de todos, ambas naciones "siguen como hermanas" y sobre la
situación del mundo, simplemente dijo que "está jodido".
También la cantante Betsy Pecanins y el violinista
Alfredo de la Fe, azuzaron al baile interpretando temas -a guisa de homenaje-
a Agustín Lara y el cubano Compay Segundo, que el respetable coreó
con los brazos en alto.
Considerado
uno de los máximos exponentes de la llamada nueva trova cubana,
Milanés causó revuelo durante su presentación en la
Macro Plaza del Malecón, concierto con el que la onceava versión
del Festival Internacional Afrocaribeño llegó a su fin.
Los temas de sus discos Días de gloria,
Querido Pablo y Canciones de siempre arrullaron el sentimiento
de los porteños que recibieron al cubano de pie y con aplausos prolongados.
"¡Pablo...Pablo...!", fue el grito para el intérprete
isleño que retornó a Veracruz luego de varios años
de ausencia.
"Estar en Veracruz es estar en La Habana", correspondió
el artista a su público, minutos antes de la media noche.
"¿De qué callada manera se me adentra usted
sonriendo?... como si fuera la primavera... yo muriendo", cantó
junto con miles de voces jarochas, las cuales también se apoderaron
de Yolanda, El breve espacio, El amor de mi vida,
Para vivir y Cuánto gané y cuánto perdí.
"Todavía no pregunté te quedarás,
temo mucho a la respuesta de un jamás...", gritó el público
a Pablo cuando abandonaba el escenario y quien tuvo que retornar una vez
ante el reclamo de la muchedumbre. Te amo, marcó el final
de la ilusión y los recuerdos románticos provocados por el
cubano.
Al mediodía del domingo, los representantes del
cubano suspendieron una conferencia de prensa programada en un hotel de
la ciudad.
Sin embargo, Milanés fue abordado por la prensa
local y en breves comentarios, en los cuales desestimó hablar directamente
de las relaciones diplomáticas México-Cuba, manifestó
que ambos países continúan enlazados por una amistad histórica.
"Siguen como hermanos" pese a todo, subrayó y agregó
que los cubanos y los mexicanos, pero en especial, los veracruzanos mantienen
una correspondencia de cariño inalterable.
-¿Y el resto del mundo, como lo ve Pablo Milanés?.
-Está jodido.
El Instituto Veracruzano de la Cultura entregó
al artista isleño un reconocimiento a su trayectoria y un diploma
expedido en el contexto de 485 aniversario de la fundación de Veracruz
como primer ayuntamiento en tierra continental.
La locura del baile
El escenario levantado a orillas del mar fue compartido
por la cantante Betsy Pecanins, quien interpretó temas de Agustín
Lara, y por el violinista cubano Alfredo de la Fe quien lanzó un
homenaje póstumo a Compay Segundo, fallecido el año pasado.
Chan-chán puso a bailar a los miles de asistentes
y la locura se apoderó de los jarochos cuando De la Fe descendió
del escenario y se mezcló con ellos, mientras retumbaban las congas,
las flautas y el peculiar violín electrónico de seis cuerdas
del intérprete.
También el son yoruba que invocó a los antiguos
espíritus africanos se apoderó por un momento de la costa
veracruzana, rememorando los antiguos ritos de los esclavos traídos
por mar y de la santería que se enraizó en varios pueblos
de América.
El cerrojazo de oro, como dicen los porteños, fue
una cortina de fuegos pirotécnicos que se alzó a orillas
del mar jarocho e iluminó las aguas con luces multicolores, concluyendo
así la fiesta del Caribe.
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