México D.F. Miércoles 21 de julio de 2004
Santiago Levy repite argumentos catastrofistas
que usó Genaro Borrego en 1995
La reforma de Zedillo profundizó la crisis financiera
del Seguro Social
JUAN BALBOA
Las
reformas a la Ley del Seguro Social enviada en 1995 por el presidente Ernesto
Zedillo y aprobada por la bancada del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) de manera "inaplazable y urgente", tenía como propósitos
principales salvar del crack financiero al instituto, consolidar
pensiones más dignas y ampliar los elementos redistributivos del
ingreso financieramente sustentables para fomentar el ahorro nacional.
En 1995 con Genaro Borrego Estrada y en 2004 con Santiago
Levy como directores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el
escenario catastrofista que pintan se ha repetido; parece que fue sacado
del mismo texto, sólo que con una diferencia de nueve años:
"De no llevarse a cabo las reformas, dentro de unos tres años, máximo
cuatro, tendríamos una situación francamente difícil
en lo financiero", advirtió en su momento Borrego Estrada, el principal
impulsor de las reformas zedillistas de 1995 y actualmente senador por
el PRI.
El gobierno de Ernesto Zedillo ofreció una "reforma
bondadosa", al grado de que aseguraba que los trabajadores mexicanos podrían
convertirse, de ser aprobadas las propuestas de enmienda presentadas en
noviembre de 1995, en el principal activo de ahorro interno. Vendía
la idea de que cada trabajador tendría en su sistema de pensiones
una aportación real cercana a 17 por ciento del salario de cotización.
Pero aún más, afirmaba que las reformas
ayudarían a transparentar el sistema buscando el ahorro interno,
el cual ayudaría a "la expansión de la economía y
la generación de empleos".
Ofrecía que los recursos del fondo de pensiones
de la institución -estimados en ese momento en 24 mil millones de
nuevos pesos anuales acumulativos- serían distribuidos entre todos
en vez de que se guardaran y permanecieran ociosos o fueran destinados
a otros fines.
En contraste con el discurso catastrofista sobre el futuro
financiero del IMSS, el gobierno del presidente Zedillo hacía gala
de "ser buen administrador" y destacaba que el IMSS era de las pocas instituciones
públicas "que sopesan los efectos de la crisis con un adecuado manejo
de los recursos''.
De acuerdo con los lineamientos hacendarios y las proyecciones
del propio IMSS, sus ingresos durante 1995 ascenderían a 46 mil
572 millones de nuevos pesos, mientras que el gasto general del instituto
era de 43 mil 262 millones. El remanente esperado se ubicaba en 3 mil 310
millones de nuevos pesos, cálculo que se esfumó por los efectos
de la crisis.
Pero no dejaban de ofrecer, si se aprobaban las reformas
a la Ley del Seguro Social, un futuro halagüeño: tanto, decía
Genaro Borrego, entonces director del IMSS, que en ningún momento
se afectarían los derechos de los pensionados. Por el contrario,
agregaba, los trabajadores en retiro "deberían aliarse" a la propuesta
del gobierno, porque la iniciativa buscaba que los nietos de los pensionados
tuvieran una situación mejor, "es decir, que a sus nietos no les
pase lo que a ellos les ha pasado".
El gobierno zedillista insistía en que las reformas
a la Ley del Seguro Social le darían equilibrio financiero al IMSS
y se tendría un incremento en las aportaciones del Estado.
Pero nueve años después nada de esto es
realidad. Con las mismas prisas y argumentos similares, ahora los diputados
priístas, con el apoyo de los panistas, intentan convencer de las
bondades de su iniciativa de ley y, como en 1995, advierten que si no se
aprueba las finanzas del IMSS irán a la quiebra.
El noviembre de 1995, el entonces secretario del Trabajo,
Javier Bonilla, fue tajante al señalar que con las reformas de 1995
el gobierno de Ernesto Zedillo trataba de resolver un problema de viabilidad
financiera, pero que de ninguna manera permitiría que se pusiera
en riesgo el cumplimiento de las obligaciones correspondientes a la institución
porque -en ese caso- habría grandes repercusiones sociales.
El gobierno esperaba que con la reforma, los recursos
que servirían para incrementar el ahorro nacional serían
superiores a los 30 mil millones de nuevos pesos anuales, considerando,
además de los fondos del IMSS, las cuotas para vivienda (Infonavit)
y del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR). Con ello, aseguraba, se lograría
la meta de incrementar el ahorro interno, antes de que finalizara esa década,
de 16 a 22 por ciento del producto interno bruto (PIB).
La iniciativa presentada a finales de noviembre de 1995
fue aprobada en comisiones por la mayoría priísta el 5 de
diciembre del mismo año. Ese mismo día la aplanadora del
PRI votó en favor en el pleno de la Cámara de Diputados.
El proyecto enviado por el Ejecutivo federal el 9 de noviembre
fue modificado por los legisladores en 38 de sus 305 artículos y
25 transitorios.
El 10 de diciembre, la Cámara de Senadores la confirmó
como ley, pero antes enmendó una fe de erratas enviada por la propia
Cámara de Diputados.
El Partido de la Revolución Democrática
se opuso en las dos instancias legislativas a la aprobación de las
reformas, pues aseguró que en la Ley del Seguro Social "se impuso
la voluntad del presidente Zedillo y se abrió la posibilidad de
que el IMSS se privatice''.
Las iniciativas de reformas a la Ley del Seguro Social
presentada por el PRI en noviembre de 1995 y julio de 2004 son la misma
historia. Para varios investigadores y especialistas, la crisis que padece
el IMSS se profundizó justo cuando los priístas aprobaron
la reforma hace nueve años.
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