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México D.F. Miércoles 21 de julio de 2004
BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
ƑCambio del eje de poder hegemónico hacia Asia?
Entre la negación y la aceptación de la realidad
SI APLICAMOS EL cronograma sicológico individual del "síndrome de estrés postraumático" a la lamentable decadencia del imperio estadunidense, los pensadores americanófilos estarían exhibiendo la clásica "fase de rabia" que niega la realidad y que antecede la "fase de aceptación" más madura del proceso mental del duelo. En este contexto, los recientes escritos del mexicanófobo Samuel Huntington y del historiador británico thatcheriano Niall Ferguson rechazan el advenimiento de la multipolaridad plural y llegan hasta amenazar con la apolaridad del "nuevo desorden mundial" (ver Bajo la Lupa, 18 de julio), que se asemeja a lo que hemos denominado el "síndrome Sansón" ("no me caigo solo, se caen los demás conmigo"). En su congoja, los unilateralistas bushianos derrotados en Fallujah por el asombroso nacionalismo iraquí "lloran como niños lo que no supieron defender como hombres", parodiando la célebre frase que le expresó la sabia madre a su hijo Boabdil, el inconsolable último rey moro de Granada.
EN CONTRAPUNTO, UN segmento de la influyente revista Foreign Affaires (FA) parece estar más dispuesto a vivir la "fase de aceptación" el declive imperial estadunidense, como se desprende del escrito de James F. Hoge Jr., editor en jefe de FA: "Cambio del poder global en movimiento" (julio/agosto de 2004): "La transferencia de poder del oeste al este ha tomado su paso y pronto cambiará dramáticamente el contexto para tratar los desafíos internacionales". De entrada exhibe el grave defecto de equiparar al muy mal definido "oeste" (en el que incluyen en forma poco rigurosa a Japón e Israel) con Estados Unidos. ƑDónde colocaría a Rusia, en "Asia" o en "Occidente"? Hoge Jr. reduce al mundo en una nueva bipolaridad "oeste"/Asia, o bien, da por hecho que Estados Unidos será el indiscutible representante de Europa y Rusia; ambas opciones distan mucho de la realidad muy compleja que parece haber asentado los reales de una hexapolaridad que traslapa, a nuestro juicio, el reciente pasado bipolar nuclear, el presente tripolar geoeconómico regional y el futuro que agrega el "índice BRIC" que propone la correduría Goldman Sachs que expone las iniciales de Brasil, Rusia, India y China como nuevas potencias que se sumarían así a Estados Unidos y Europa. En esta visión hexapolar que proponemos, China sería el líder del relevante polo geoeconómico del noreste asiático junto con Japón y Corea del Sur.
HOGE JR. ADVIERTE que "los mayores cambios de poder entre estados, para no decir regiones, ocurren en forma poco frecuente y raramente son pacíficos. A principios del siglo XX, el orden imperial y los estados aspirantes de Alemania y Japón fracasaron en ajustarse mutuamente. El conflicto que resultó devastó a grandes partes del mundo". El aserto es escalofriante, aunque exageradamente realista, y parece anunciar el futuro: "Esta vez los estados populosos de Asia son los aspirantes a jugar un mayor papel (...) Su poder económico creciente se traduce en un poder militar y político mayor, lo que incrementa el daño potencial de conflictos", que van desde Taiwán, pasando por la península coreana, hasta Cachemira y "desafían la adaptabilidad de Occidente". El "Occidente" de Hoge Jr. se refiere exclusivamente a Estados Unidos, porque tanto Rusia (mediante el "triángulo estratégico militar" con India y China) como Europa (Alemania, Francia e Italia operan la mayoría de sus exportaciones con China e India, sin tomar en cuenta su complementariedad gasera con Rusia y satelital con China) tienen un diferente abordaje de "Asia" en los tres puntos calientes de Taiwán, la península coreana y Cachemira, ya no se diga en la parte "occidental" de Asia que comprende el Medio Oriente.
EL "OCCIDENTE" DE la revista FA peca de un americanocentrismo caduco, pero no deja de ser interesante, porque trasluce la exploración de nuevas alianzas de Estados Unidos con los poderes asiáticos, quizá para someter a Europa en el tablero de ajedrez de la geopolítica mundial. En un excesivo economicismo, Hoge Jr. pone de relieve lo consabido sobre el crecimiento espectacular de China e India. Proyecta que "la economía de China duplicará el tamaño de Alemania en 2010 y el de Japón en 2020". En términos del PIB medido en el más moderno "poder de paridad de compra", China ya rebasó a ambos, pero no en el per cápita que, debido a su inmensa población, será muy difícil que supere a los citados en la próxima generación, a menos que ocurra algo imprevisible. Hoge Jr. opera la misma extrapolación para señalar que India igualará a China en los próximos 50 años. Repite lo archisabido sobre China e India, con un enfoque economicista, en que resalta la complementariedad geoeconómica entre China y Japón y llama la atención que no aborde el poderío nuclear de China e India ni su incursión como nuevas potencias satelitales.
SE DESPRENDE LA obsesión de Hoge Jr. por el "libre mercado" y, como consecuencia de la integración de las economías del sudeste asiático con China, saca una primera conclusión con profundas implicaciones geopolíticas : "A diferencia del pasado, China es el eje; no Japón ni Estados Unidos". Pero el éxito trae consigo problemas, y realiza una pregunta pertinente: "ƑPodrán coexistir (China, Japón e India), o colisionarán por el control de la región, el acceso a las fuentes de energía, la seguridad de los corredores marítimos, y la soberanía sobre las islas del Mar del Sur de China? Refiere que India y China aún no resuelven su diferendo fronterizo de 42 años y que "nunca China y Japón han sido poderosos al mismo tiempo". ƑDónde quedan los perversos juegos geopolíticos de Gran Bretaña de poner a unos contra otros en la región desde el siglo XVIII, lo cual ha seguido Estados Unidos al pie de la letra durante el siglo XX y piensa enfatizar en el siglo XXI?
CONSIDERA A TAIWAN como el "ejemplo más peligroso del riesgo de una conflagración", que resume con una frase hipócrita: "Pese a las advertencias de Estados Unidos a ambas partes, si Taiwán rebasa la línea entre la autonomía provisional y la independencia, o si China se vuelve impaciente, la región puede explotar". ƑNo le conviene acaso este ocaso asiático al unilateralismo bushiano que ha alentado el incendio de los puntos candentes asiáticos? Sobre Norcorea, Hoge Jr. expresa que su proyecto nuclear está más avanzado a lo previsto, por lo que "el vicepresidente Dick Cheney advirtió a los líderes chinos durante su viaje en abril pasado que el tiempo se agotaba para una solución negociada a la crisis". ƑQué habrán contestado los chinos a las bravatas del superhalcón Cheney, acostumbrado a los monólogos frente a los débiles? Apela a un "cambio de prioridades" de parte de Estados Unidos y no parece quitarle el sueño el próximo ocupante de la Casa Blanca, lo que parece proponer una política bipartidista consensuada: "Por más de medio siglo, Estados Unidos proveyó estabilidad en el océano Pacífico mediante su presencia militar, sus alianzas con Japón y Corea del Sur y su compromiso en alentar el progreso económico (...) Pero los recientes sucesos (....) han cambiado el énfasis de su política", cuando Corea del Sur se le ha escapado de las manos y su nueva generación busca acercarse a sus hermanos de Norcorea. No realiza la mínima autocrítica de las razones del distanciamiento de los países asiáticos, que no olvidan los juegos financieros propiciados por George Soros (el instrumento de Clinton y su ex secretario del Tesoro Robert Rubin), que devastó sus economías por medio del "efecto Dragón". La reacción asiática es emocionalmente similar a la de los argentinos y brasileños frente a los cataclismo financieros teledirigidos por Washington. ƑDe qué se asombran los americanófilos?
VIENE UN ESCENARIO de pesadilla que habíamos advertido en Bajo la Lupa: "La alianza estratégica entre China y Japón, en lugar de mantener relaciones paralelas con Estados Unidos". Para evitarlo, Hoge Jr. propone, en medio de la complejidad del juego regional con varios actores, que el compromiso militar de Estados Unidos con Japón, que incluye un escudo misilístico antibalístico, no deje lugar a dudas. Como si los estrategas de Japón no hubieran leído el libro El gran tablero de ajedrez mundial: la supremacía estadunidense y sus imperativos geoestratégicos, del ex asesor de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski, que impulsa a China en detrimento de Japón para el beneficio de la otrora superpotencia unipolar cuya derrota en Irak se debió en gran medida a su ignorancia histórica del Medio Oriente y que desconoce todavía más la compleja profundidad de las prodigiosas civilizaciones asiáticas. El caduco americanocentrismo peca de simplón.
EN SIMILITUD A Brzezinski, Hoge Jr. elimina a Japón como candidato a constituir un centro de poder asiático que será disputado por China e India: "Las reacciones con estos dos crecientes gigantes son esenciales para el futuro". Señala que para "algunos funcionarios" bushianos "Estados Unidos y China acabarán siendo rivales debido a que la realidad estratégica es incompatible con los intereses vitales". Con esa mentalidad Armagedón los neoconservadores van a incendiar el planeta entero. Sin sacar las lecciones de la derrota en Irak, describe el "mayor realineamiento militar de Estados Unidos en medio siglo", que incluye nuevas bases en Asia Central, lo que ha levantado las sospechas de los estrategas chinos de que "la nueva cooperación intensiva de Estados Unidos con India corresponde a una contención suave de China", que "ha modernizado sus fuerzas militares, para disuadir la agresión de Estados Unidos y mejorar su habilidad para ganar un conflicto sobre Taiwán (...) La doctrina militar china se ha enfocado a contrarrestar la alta capacidad tecnológica de Estados Unidos: redes de información, aviación furtiva, misiles crucero y bombas guiadas de precisión". En un clásico abordaje geopolítico, "Estados Unidos está deseoso de usar a India (...) como contrapeso de China" y se precipita, basado en el enfoque reduccionista del crecimiento económico, en vaticinar que la reciente victoria electoral del Partido del Congreso (de corte protolaico) no variará los acuerdos contraídos con el derrotado Partido Baratilla Janata del nacionalismo hindú.
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