México D.F. Jueves 22 de julio de 2004
Por la calidad de su obra merece un homenaje
nacional, dice Mario Kuri Aldana
Leonardo Velázquez fue un baluarte del renovado
nacionalismo musical
Escribió partituras para percusiones, ballet,
orquesta sinfónica y películas
Se espera que mañana arriben a México
los restos mortales del compositor
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Con la muerte del compositor Leonardo Velázquez,
México pierde a uno de los últimos grandes músicos
surgidos en el siglo XX. Heredero musical de Blas Galindo, de Silvestre
Revueltas y Carlos Chávez, la calidad de su obra lo ubica como uno
de los mayores representantes de un nacionalismo técnica y estilísticamente
renovado.
Como informó ayer La Jornada, el músico
oaxaqueño falleció la mañana del martes mientras vacacionaba
en el balneario cubano de Varadero. De acuerdo con la escasa información
con que aún cuentan sus familiares, Velázquez pereció
ahogado de manera accidental.
Uno de sus hijos viajó ayer a la isla para gestionar
el traslado del cuerpo a México. Si los trámites no sufren
ningún contratiempo, el viernes podrían arribar sus restos
al país.
Discípulo de Blas Galindo
Leonardo Velázquez nació en Oaxaca en 1935.
Según su propio testimonio, un hecho fue definitorio en su vocación:
''Desde niño me gustó la música, debido a que siendo
oaxaqueño y de padres y tíos que tocaban en bandas, me familiaricé
con el lenguaje de los sonidos y tan pronto pude, a pesar de cierta resistencia
de mi madre: 'Todos los músicos son borrachos'. La convencí
diciéndole: 'yo no seré así, pues yo seré maestro
de maestros'. Creo que no podría expresar mejor mis sentimientos
sino que con la música".
En
Oaxaca estudió violín con el abuelo de un compañero
de escuela. Tenía ocho años cuando su familia se trasladó
a la ciudad de México. Aquí tomó un curso para niños
en el Conservatorio Nacional, donde conoció a un maestro que fue
decisivo en su formación: Agustín Montiel Castillo.
''Con él -contó a la reportera Eliza Ruiz
en una entrevista realizada hace un par de años- estudié
durante dos años que fueron fundamentales para mi carrera porque
aprendí todos los secretos del solfeo, el canto y el gusto por la
música."
Fue Montiel Castillo quien descubrió las dotes
de Velázquez para la composición y lo motivó para
que las cultivara. En 1949 ingresó formalmente al conservatorio,
dirigido entonces por Blas Galindo, otro artífice del nacionalismo,
quien lo adoptó como uno de sus discípulos favoritos. ''Así
como Chávez fue un padre para Moncayo, Galindo lo fue para nosotros",
dijo Velázquez a Eliza Ruiz.
A los 16 años empezó a componer. Su primera
obra se estrenó en 1951, con la Orquesta Sinfónica Nacional
bajo la dirección del propio Galindo, en un concierto de examen:
''Fue la experiencia más maravillosa que he tenido en mi vida".
Requerido telefónicamente por La Jornada,
el también compositor Mario Kuri Aldana (Tampico, 1931) recuerda
la prolongada amistad que lo unió a Leonardo Velázquez: ''Nos
conocimos desde el conservatorio y fuimos grandes amigos toda la vida.
Participamos de los ideales de la música nacionalista heredados
directamente del maestro Blas Galindo y podemos considerarnos continuadores
de esa escuela".
Entre sus múltiples recuerdos, Kuri Aldana destaca
los viajes que hicieron juntos por varias ciudades de Estados Unidos e
Inglaterra, invitados por la America Wind Orchestra, que les encargó
varias obras: recorrimos buena parte del Este de los Estados Unidos tocando
nuestars obras junto con las de otros compositores".
Kuri Aldana lamenta por partida doble la muerte de Velázquez,
como amigo y como compositor: ''Estuve con Leonardo apenas el jueves de
la semana pasada, trabajando en asuntos de la oficina para música
de concierto de la Sociedad de Autores y Compositores d Música (SACM).
Estábamos preparando un concierto que tendremos en noviembre con
obras de compositores nacionales".
El entrevistado resalta la versatilidad de quien fue autor
de las fanfarrias para las Olimpiadas de México en 1968: ''Abordó
diversos géneros, escribió para percusiones, para ballet,
para orquesta sinfónica; fue muy notable el éxito que tuvo
con la música para la película El brazo fuerte (Giovanni
Corporal, 1959)".
Además de las fanfarrias, Velázquez ''escribió
una bella partitura para la celebración de las Olimpiadas, Danzas
del fuego nuevo. Y, por ejemplo, la música de Cuauhtémoc
es muy dramática, de gran impacto, y sin embargo tiene piezas en
las que su humor se manifiesta espléndidamente".
Seguidor de Chávez y Revueltas
Justamente durante la gira de la America Wind Orcheestra
por 15 ciudades de Inglaterra, a finales de los años 60, Kuri Aldana
fungió como narrador en Cuauhtémoc.
Creo -evalúa- ''que su música se encuentra
indudablemente entre la mejor que se ha producido en México en el
siglo XX y en lo que va del XXI. Nadie sería más merecedor
de un homenaje nacional que Leonardo".
El compositor Federico Ibarra Groth (DF, 1946), coincide
con Kuri al calificar a Velázquez ''como uno de los más importantes
del nacionalismo musical, que es donde Leonardo ha sido más representativo,
dando un seguimiento a la corriente iniciada por Chávez y Revueltas".
Ibarra destaca que la afinidad de Leonardo Velázquez
con el nacionalismo no le impidió ejercer una ironía muy
fina en sus composiciones.
Sabedores de que Leonardo Velázquez gozaba de buena
salud y se mantenía muy activo componiendo, tanto Kuri Aldana como
Ibarra se mostraron sorprendidos por el fallecimiento del compositor.
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