México D.F. Viernes 23 de julio de 2004
Fueron afectados 116 vuelos por las cinco horas de suspensión de operaciones
Aún no hay informe oficial sobre el accidente de la nave de Aerocalifornia
TRIUNFO ELIZALDE
El accidente sufrido anteayer a las 19:30 horas por el avión de Aerocalifornia matrícula XABCS 9-14 no ha sido aclarado por ninguna autoridad. Todas las instancias, incluida la propia aerolínea, guardan silencio. Unicamente la gerencia de comunicación social del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) mantiene la afirmación de que "se trató de un desafortunado despiste".
En Aeropuerto y Servicios Auxiliares (ASA) se informó que el director general, Ernesto Velasco León, salió hacia Guatemala en un vuelo de Mexicana de Aviación. En la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), el titular, Gilberto López Meyer, "está analizando todas las investigaciones técnicas que se han llevado a cabo desde que ocurrió el accidente", pero "de un momento a otro se va a emitir un comunicado en el que se darán a conocer todos los detalles de lo sucedido".
En el AICM, el director general, Enrique González, quien al parecer no se encontraba en las instalaciones cuando ocurrió el percance, no recibió a ningún reportero en su oficina. Su vocero oficial, José Luis Uribe, es quien se ha encargado de atender a la prensa y dar los primeros detalles del accidente, en el que hubo cuatro personas con heridas menores, de las 52 que viajaban a bordo del avión con destino a la ciudad de Durango.
Precisamente Uribe informó que la suspensión de las operaciones aéreas fue de las 19:35 de anteayer a las 0:40 de ayer. Por tal motivo se vieron afectados 116 vuelos. Se demoraron 31 llegadas nacionales y 17 internacionales, y en salidas hubo retrasos en 18 vuelos nacionales y ocho internacionales. A la vez fueron desviados seis vuelos que venían del interior hacia aeropuertos alternos, y dos internacionales. También se cancelaron 31 salidas nacionales y tres internacionales.
La versión de los accidentados
Ayer por la tarde un grupo de unas 20 personas, de las 52 que iban a viajar hacia la ciudad de Durango en el avión accidentado, estuvieron en las oficinas de la DGAC en el aeropuerto para denunciar que la empresa, "al parecer en contubernio con autoridades locales de la terminal aérea, está queriendo desaparecer sus equipajes".
Ricardo Balcázar, padre de María de Lourdes Balcázar, quien resultó con una lesión en la base del cuello, y Arturo Samperio Velazco, comentaron: "Graciosamente la línea nos quiere pagar una cantidad que apenas ampararía el costo de las maletas, pero no el valor de lo que éstas llevaban dentro.
"Obviamente no aceptamos. Exigimos que nos entreguen nuestras maletas tal como las entregamos al registrarlas. Sin embargo, nos aseguran que los equipajes quedaron totalmente destrozados con motivo del accidente. Lo anterior no es posible, porque el fuselaje del avión no se deterioró, como puede verse en las fotos y en los videos que fueron tomados y que han salido en la prensa y la televisión. Tal parece que nos quieren robar nuestros equipaje".
Asimismo, revelaron que cuando abordaron la nave ésta tuvo que esperar unos minutos porque, "según nos dijo el piloto por el magnavoz interno, estaba siendo ajustado uno de los arrancadores de la turbina izquierda. Una vez que el avión arrancó bajo una tremenda lluvia, y comenzó a deslizarse por la pista, sintieron dos jaloneos que cimbraron el aparato, y en el momento en que empezábamos a elevarnos, de pronto la aeronave se desplomó, chocó con el suelo y comenzó a zigzagear y acabó por salirse de la pista y enterrarse en el pasto".
De inmediato los pasajeros, en medio de una confusión general, se abalanzaron a las puertas de emergencia, las cuales no pudieron abrirse manualmente por lo que hubo que hacerlo a puntapiés, y como tampoco los toboganes funcionaron, se comenzaron a lanzar hacia afuera para caer en el pasto. Una vez en tierra, como habían detectado olor a turbosina, espantados corrieron hasta uno de los letreros iluminados, que están en las cabeceras de las pistas.
"Ahí tuvimos que esperar 40 minutos para que alguien llegara a auxiliarnos. Luego fuimos llevados a la terminal 2, donde el personal médico comenzó a revisarnos para ver qué heridas presentábamos. Nos retiraron del lugar porque los tanques de combustible estaban llenos".
Narran los afectados que los llevaron "de un lugar para otro, hasta que a la una de la madrugada nos concentraron en el hotel Fiesta Inn, cercano al aeropuerto".
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