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México D.F. Viernes 23 de julio de 2004
Vilma Fuentes
Cuarto centenario del Quijote
Rubén Marín, uno de los pilares de la Maison du Mexique en la Cité Universitaire de París, me invitó a una reunión para preparar el cuarto centenario de la publicación del Quijote.
La Maison du Mexique, que cumplió medio siglo de existencia hace un año, pasa por periodos variables entre el adormecimiento profundo y la actividad. Esto depende más de la imaginación de los directores que del presupuesto, más o menos generoso según las épocas.
Desde luego, los alojamientos de ''la Maison" están siempre llenos. Y los estudiantes desbordan de ideas. Pero, pero...
Estos peros me obligan a un paréntesis, inevitable después de casi 30 años de residencia en París, donde he visto pasar embajadores, agregados culturales y otros funcionarios. En un principio, creí que sólo había dos tipos de embajadores y empleados en el Servicio Exterior: los que tratan -y a veces logran- hacer algo, y los que toman su chocolate caliente al anochecer antes de adormecerse contando sus ahorros en dólares gracias al puesto en donde evitan gastar inclusive el presupuesto de recepciones. Por desgracia, hay peor: los que destruyen lo realizado, con el pretexto de evitar gastos inútiles a la nación y conservan los honorarios de representación.
No obstante, por fortuna, el ejemplo proveniente de la cabeza no es siempre seguido por las otras partes del cuerpo. Y si el embajador en turno bebe su chocolatito o toma su whisky antes de adormecerse en sus laureles, hay funcionarios que tienen ideas y las ponen en ejecución.
Tales son los casos, en mi opinión, de Jaime García Amaral y Lucía García Noriega, como agregados culturales (no hablo de Pitol o Del Paso, escritores generosos que abrieron puertas a la publicación de otros autores, sin tratar de promoverse ellos solos) y, en el caso de la dirección de la Maison du Mexique, de Antonieta García Lascuráin quien consiguió, no sólo renovar la arquitectura de pisos, paredes, techos (en más que discutible estado), sino también modernizar el sistema bibliotecario de la ''Maison".
Así, fue una agradable sorpresa conocer al actual director de la Casa de México, Guillermo Ordorica, quien está decidido a hacer nombrar esta institución en español, a semejanza de otras ''casas" de la CU parisiense, donde casi todas las instituciones utilizan sus respectivas lenguas para nombrar sus locales.
En realidad el cuarto centenario de la primera edición del Quijote tendrá lugar el año que entra. Pero Ordorica, Marín y Ana, la erudita bibliotecaria de la Casa de España, decidieron anticipar los festejos. ƑPor qué no? Anunciar, con los modestos recursos de que disponen, lo que se celebrará en fesivales y ferias adineradas el próximo año.
Guillermo Ordorica insistió en la participación de la Casa de Argentina, lo que abre el compás de este viaje de ida y vuelta de la lengua española con el cual se anticipa la conmemoración del cuarto centenario del Quijote, como señaló uno de los participantes, el escritor ibérico José Manuel Fajardo (autor, entre otras, de la novela El converso). Viaje lingüístico y etimológico, como hubiese dicho Jorge Luis Borges con su pasión por estos temas. Ordorica observó que tal celebración no puede ignorar la obra de Sor Juana Inés de la Cruz (en la que impúdicamente me comprometí a participar), por lo cual el primer punto del programa trazará el itinerario de ese primer viaje de ida que va del Quijote a las redondillas y los Sueños. Diferentes actos -películas, fotos, obras de arte con el tema de don Quijote, el ballet de la Casa de México que prepara una coreografía sobre este personaje, una cena mexicana- que culminarán con el viaje de regreso: Borges o Pierre Menard y los cronopios de Julio Cortázar cuando, entre tanta fama, faltan esperanzas.
Estos actos tendrán lugar en un fin de semana de octubre, apenas dos días, pero que inauguran las conmemoraciones que de seguro tendrán otras dimensiones en algunas ciudades españolas y en el reconocido Festival Cervantino de Guanajuato. Puede esperarse que los festejos que se inician en París tengan un eco al otro lado del Atlántico y que esas festividades repercutan en París, el otro punto del triángulo con cuatro ángulos de la escritura en lengua española.
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