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México D.F. Viernes 23 de julio de 2004
Estoy en camino de convertirme en el nuevo ídolo
de la canción mexicana, afirma
Lupillo Rivera llega al primer lugar de ventas
ARTURO CRUZ BARCENAS
A una semana de su lanzamiento al mercado, el disco Qué
tal si te compro, del cantante Lupillo Rivera, se ubicó en el
primer lugar de las listas de la revista Billboard, con 210 mil
copias vendidas. Esto volvió a colocar al cantante pelón,
"que no calvo", que viste estilizado a lo pachuco, en su camino por convertirse
en el "nuevo ídolo de la canción mexicana", según
él mismo y su representante, Javier Rivera.
A muchos esa meta les parece una locura. No obstante,
el pasado fin de semana se presentó en el Rodeo Santa Fe, donde
ante más de 8 mil asiduos de la onda grupera creó una atmósfera
de gran ánimo, donde las parejas bailaron, los borrachos gritaron
sus canciones, los que traían sentimientos de desamor lloraron en
una esquina del coso y otros, simplemente, disfrutaron el concierto.
A
las 12:20 de la noche, la banda Vientos de Jalisco se hizo presente y una
gritería ensordecedora recibió al que se define como mexicano,
aunque nació en Estados Unidos. "¿Qué pasó,
raza?", preguntó y una marea humana avanzó hacia el frente.
"¿Dónde están los de Jalisco, los
de Michoacán, los del estado de México, los de Monterrey,
los del DF? ¿Saben? Si allá en Estados Unidos mandan a los
mexicanos a Irak, a pelear, es porque nosotros somos más bravos."
Lupillo se ha presentado varias veces en el Anfiteatro
de los Estudios Universal, en Los Angeles, y ahí estará de
nuevo el 31 de julio próximo, donde, dijo en entrevista, "sorprenderé
con un show superior a los anteriores."
Auxiliado por un arnés, el cantante cuya familia
es oriunda de La Barca, Jalisco, voló por encima del auditorio angelino,
el año pasado, lo que hizo reír a muchos, a otros aplaudir
y a los demás quedar atónitos. "Ahora voy a desaparecer,
como mago, como David Copperfield", prometió.
En el Rodeo Santa Fe, desde el primer piso, desde el tapanco,
se podía ver a los miles de norteños de todas las partes
del país, a quienes la música de banda, cumbia y sus variantes
les alegra el corazón y hace menos pesada la semana de trabajo.
Al cantar Despreciado, otrora éxito de Javier
Solís, ídolo de Lupillo, decenas de mujeres burlaron la valla
y saltaron al escenario. Abrazaron y besaron a su estrella y, cumplido
su objetivo, regresaron a esa especie de mar humano. "A una mujer decidida,
y más en grupo, no hay poder que la detenga", comentaron varios
asistentes.
Se le ha comparado con Vicente Fernández, a quien
dijo respetar. De él -de la autoría de José Alfredo
Jiménez y Martín Urieta- cantó El rey, Las llaves
de mi alma, Acá entre nos y otras que un coro multitudinario
repitió con sentimiento.
"Aunque esté vacío un lugar donde me presentó
-expresó en entrevista en su camerino momentos antes de su actuación-
yo doy el ciento por ciento. A mí me gusta que todos ganemos, los
empresarios o los de la barra. A veces nos llueve y los bailes no son bien
organizados; por eso no llega la gente.
"Si un taquero sabe hacer tacos mejor que yo, debo respetarlo.
Creo que a mí me respetan por saber divertirlos. Las comparaciones
son buenas y las acepto, pero los otros artistas tienen su lugar y nadie
va a ocupar su sitio. La meta más grande que tengo es ser ídolo,
para estar al lado de Jorge Negrete, Pedro Infante, Javier Solís
y Vicente Fernández, que es mí ídolo de siempre.
"Si Dios me lo permite, claro. ¿A quién
no le gustaría ser el quinto ídolo de México de la
canción mexicana? Trato de divertir a todos, inclusive a los niños.
De pequeño yo vendía casetes en los bailes, por eso cuando
puedo en mis presentaciones les doy algo de dinero. Es algo justo."
De los paisanos que viven en EU dijo que gobernadores
como Arnold Shwarzenegger "deberían ver la película Un
día sin mexicanos, para que vean lo valiosos que somos. Sin
mexicanos no existiría Estados Unidos. Esa es la verdad".
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