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México D.F. Sábado 24 de julio de 2004
El aparato no se despistó; se desplomó
cuando empezaba a tomar altura, afirman
El mal clima provocó el accidente de avión
de Aerocalifornia: especialistas
TRIUNFO ELIZALDE
El avión DC-9 de Aerocalifornia matrícula
XABCS que se accidentó la noche del pasado miércoles con
56 personas a bordo jamás se despistó. Se desplomó
cuando comenzaba a elevarse y llevaba unos 5 metros de altura, señalaron
ayer, a La Jornada, autoridades del Aeropuerto Internacional de
la Ciudad México (AICM), las cuales, junto con la Dirección
General de Aeronáutica Civil, darán a conocer la próxima
semana la versión oficial del hecho.
De manera preliminar, especialistas que investigan las
causas técnicas y humanas que podrían haber provocado el
percance consideran que el torrencial aguacero y los vientos huracanados
que se dejaban sentir en el campo aéreo a esa hora (19:30) ocasionaron
que cuando el piloto decidió elevar la nave, a pesar de que la Torre
de Control le hizo saber que se acercaba rápidamente una turbonada,
ésta se viera envuelta por el fenómeno.
Se
calcula que el avión logró elevarse "unos 5 metros", y cuando
intentó virar hacia la izquierda el viento y la lluvia hicieron
que se desplomara, estrellándose la parte trasera en el pasto y
destrozándose de inmediato el tren de aterrizaje posterior. Luego
la panza de la aeronave, que se desplazaba a una velocidad de 150 millas
(más o menos 200 kilómetros) por hora, comenzó a arrastrarse
por el pasto mojado. Pegó contra un pequeño muro de iluminación
de unos 20 centímetros de alto. Tanto el tren de aterrizaje principal
como un ala se dañaron severamente.
Al llegar la nave a otra pequeña barda de iluminación,
también de concreto, la parte baja del aparato prácticamente
se desgajó, dejando regados los equipajes y la carga, que se destrozaron
en su totalidad. De hecho, desde el primer golpe, los tanques, que iban
llenos de turbosina, dejaron escapar combustible.
Según especialistas, en ese momento el torrencial
aguacero, que ya había inundado las pistas y las áreas de
acotamiento, fue factor fundamental para evitar una catástrofe de
mayor dimensión, ya que el agua acumulada en el pasto impidió
que el roce de la panza del avión con el suelo produjera una chispa
que incendiara el combustible y, por tanto, provocara un estallido. Sin
embargo, este fenómeno meteorológico provocó que la
nave se "perdiera" de las pantallas de la torre de control, pues la nula
visibilidad impedía ver dónde se hallaba el aparato.
De inmediato los técnicos de la torre de control
comunicaron lo sucedido a los servicios de emergencia, y pidieron que varios
vehículos salieran a peinar el campo aéreo para saber
qué pasaba y dónde estaba el aparato, ya que no se veía
más allá de 50 metros debido a la intensa lluvia.
Finalmente, 10 minutos después ubicaron la aeronave.
Se dieron cuenta de que el fuselaje estaba seriamente dañado, pero
no veían a los pasajeros. Los "descubrieron" cerca de una torrecilla
de orientación para las aeronaves, y de inmediato solicitaron refuerzos
para recogerlos y trasladarlos a los servicios médicos de la terminal
dos.
Especialistas en accidentes aéreos, autoridades
aeroportuarias y personal que labora en el AICM opinan que las 56 personas
a bordo (52 pasajeros, dos pilotos y dos sobrecargos) del vuelo 706, con
destino a la ciudad de Durango, "se salvaron de morir por un verdadero
milagro". Lamentan que cuatro personas hayan resultado lesionadas, "pero
por lo menos no sufrieron una tragedia de mayores consecuencias", dicen.
Hasta el momento no se considera que alguna falla humana haya provocado
el accidente.
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