México D.F. Lunes 26 de julio de 2004
REPORTAJE /HEGEMONIA
PERDIDA
España envía a nuestro país casi
40% de sus títulos
El mercado editorial mexicano, inundado de libros
exportados
En España la oferta supera la demanda. Cada año
se editan en ese país más de 57 mil títulos, con un
tiraje global de 228 millones de ejemplares. ''No hay mercado que resista
esa cantidad", expresa Ricardo Nudelman, gerente del Fondo de Cultura Económica.
Sin embargo, la nación ibérica ha hallado una forma de aprovechar
esa sobreproducción: la exportación, siendo México
el principal receptor de los excedentes, con más de 20 mil títulos
al año, cifra por demás significativa si consideramos que
la industria nacional apenas edita 15 mil
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
México perdió la oportunidad de erigirse
en potencia editorial en castellano, y ahora ese lugar lo ocupa España,
cuyo mercado es insuficiente para el número de títulos publicados
anualmente.
Esta sobreproducción convierte a nuestro país
en el principal importador de libros españoles en el mundo.
Si consideramos las cifras de 2002, ya que en México
no se tiene actualizada la información de 2003, en España
se editaron 57 mil 174 títulos y el número de ejemplares
ascendió a 228 millones. En territorio mexicano el sector editorial
privado produjo 15 mil 542 títulos y poco más de 102 millones
de ejemplares.
De acuerdo con datos de la Federación de Gremios
de Editores de España, México ''mantuvo el primer puesto
como país receptor de nuestros libros" fuera de la Unión
Europea durante 2002. Así, las exportaciones a México durante
ese año ascendieron a 106.1 millones de euros, es decir, hubo un
incremento de 11.3 por ciento en relación con 2001.
De
España llegaron al país 20 mil 301 títulos y casi
14 millones de ejemplares. Por el contrario, México llevó
a España sólo 2 mil 111 títulos y 195 mil ejemplares,
con base en el reporte Actividad editorial de libros 2002, que emite
la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem).
Aun cuando en 2003 hubo una reducción importante
en la exportación de libros españoles a México, el
país se mantuvo en el primer lugar al traer textos por 82 millones
de euros, lo cual se infiere de las cifras proporcionadas en el informe
Comercio exterior del libro 2003, que realiza la Federación
Española de Cámaras del Libro.
El país ''perdió la oportunidad de oro porque
pudo ser un líder editorial en el mundo de habla hispana cuando
España estaba en el franquismo. No lo supimos aprovechar. Cinco
años después del fin de esa dictadura la industria editorial
española ya estaba encima de América Latina, sobre todo de
Argentina y México, que son los principales países que para
ese entonces debían haber tenido ya una fuerza editorial insuperable.
Nos rebasaron muy a prisa", expresa Carlos Graef, director de Paidós
Mexicana.
Un dato importante es que cada una de estas editoriales
españolas con filiales también en México son independientes
a la hora de decidir lo que se publica.
Unidos por el español
En Océano, por ejemplo, 60 por ciento de los escritores
que se publican son mexicanos, indicó Josep Lluis Monreal, fundador
de esa editorial.
Para Monreal ''prácticamente ya no hay editoriales
mexicanas o españolas. El concepto de nacionalidad de las editoriales
está muy superado, existen los idiomas en los cuales se editan.
''Lo que nos une con México es el idioma. Cuando
defino a nuestro grupo no digo que es un grupo español o mexicano;
simplemente es un grupo que edita en español y por ello tiene que
estar presente en todas las naciones en las que se habla castellano y publicar
cosas que sean universales, panamericanas."
Marisol Shulz, directora de Alfaguara México, explica
que ''cada una de las casas donde publica Alfaguara tiene total autonomía.
En el caso de la casa en México somos independientes para elegir
nuestro catálogo de autores. Nos apoyamos de España en libros
de grandes autores por los que España apuesta y paga sus anticipos,
pero no son libros que van a tener una venta mayoritaria en el país.
''México aprovecha de España todo el trabajo
editorial de corrección, de traducción e importa o hace sus
propias ediciones de autores significativos que a nosotros nos costaría
mucho como inversión."
Expansión de grandes grupos
La presencia de editoriales españolas en México
y el resto de América Latina ha crecido en los años recientes,
no sólo por la cantidad de empresas instaladas en cada uno de nuestros
países, señala a su vez el editor Ricardo Nudelman, gerente
general del Fondo de Cultura Económica.
''Es evidente que la producción española
no está destinada a su propio mercado, porque éste es relativamente
reducido. Inclusive en el congreso de editores, que se realizó recientemente
en Santiago de Compostela, llegaron a la conclusión de que habría
que encontrar herramientas para bajar el nivel de producción de
novedades en España, que están alrededor de 65 mil títulos
anuales y no hay mercado que resista esa cantidad", agrega Nudelman.
Jorge
Herralde, de Anagrama, subraya que uno de los hechos más significativos
''es que, en circunstancias bien conocidas, la expansión de los
grandes grupos editoriales españoles (o con sede en España)
-como Santillana, Planeta, Random House Mondadori, o en menor medida Ediciones
B- ha propiciado la adquisición de muchas editoriales independientes
latinoamericanas".
Anagrama y otros sellos independientes, como el Acantilado
y Tusquets, sobreviven con una ''economía de guerra, es decir, con
poco personal y pocos gastos", refiere Herralde, y añade que una
de las consecuencias de la concentración de grandes grupos editoriales
es ''la búsqueda de best-sellers y la menor vida del libro
en las librerías por las novedades".
A México sí llegan los libros de autores
españoles, buenos o malos, conocidos o desconocidos, coinciden Nudelman
y Jan Shultz, de Herder-México, pero las obras de autores mexicanos
o editados en el país enfrentan problemas para su colocación
en España.
De acuerdo con Herralde, ''en los años recientes
ha aumentado la presencia de autores mexicanos en nuestro país (España),
pero por razones ineluctables se leen a aquellos autores mexicanos con
'visibilidad' ganada en premios literarios, viajes promocionales, acaso
el prestigio de un catálogo y a menudo con la calidad de los textos".
Para Nudelman, por el contrario, ''en España la
gran mayoría de los escritores latinoamericanos no tiene presencia
en el mercado librero, con excepción de los grandes nombres. En
la distribución en España me asombra ver que no se ven libros
latinoamericanos, y no me refiero a autores sino a libros producidos en
América Latina, ya sea literarios, de pensamiento. En México
y América Latina producimos enorme cantidad de libros que tienen
que ver con las ciencias naturales, las humanidades, etcétera, de
gran importancia para España u otros países, pero la venta
de libros latinoamericanos es realmente ínfima".
En México existe una gran cantidad de productos
muy buenos, por ejemplo los de la UNAM o la Ibero, pero no llegan
a España como es el caso de una biblioteca bilingüe que publica
el Instituto de Investigaciones Filológicas, de textos clásicos
en latín y griego, que supera a la colección Gredos, destaca
Shultz.
Al final de cuentas, para algunos el libro es una mercancía,
aunque como dice Jorge Herralde, ''para muchos es más que eso, es
sobre todo un bien cultural. Y si existe una tendencia generalizada a la
hiperconcentración editorial, a la banalización de contenidos,
la sobreproducción, la breve vida de las novelas en librerías,
etcétera, también hay focos de resuelta resistencia: librerías,
editoriales, prensa cultural y, desde luego, lectores".
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