México D.F. Jueves 29 de julio de 2004
Icono de los estudiantes de la generación
del 68 y de la izquierda antiautoritaria
Se cumplen hoy 25 años de la muerte de Marcuse,
''el filósofo de la rebelión''
DPA
Berlin, 28 de julio. Lo más bonito en Herbert
Marcuse era que los estudiantes de la generación del 68 lo entendían
sin haber leído sus libros. Bastaba con conocer sus principales
palabras clave: ''tolerancia represiva", ''la gran negación" y,
sobre todo, la más fascinante de ellas, ''liberación".
El
pensador consiguió incluir la sexualidad y la política en
el mismo nivel de teoría. Era fantástico, Hebert Marcuse
era en los tiempos críticos del movimiento estudiantil algo así
como un ''filósofo al alcance de todos".
Hoy, 25 años después de su muerte, el 29
de julio de 1979, su obra parece haberse desvanecido, aunque sus palabras
clave permanecen.
''Esta oposición", dijo a los estudiantes el hombre
de pelo blanco, ''es rebelión sexual, moral, intelectual y política
en una. En este sentido, está dirigida contra el sistema como un
todo".
El mensaje central: las manifestaciones contra la guerra
de Vietnam, los seminarios de sociología en la universidad y la
vida liberal en las comunas iban de la mano; todo se dirigía contra
la sociedad capitalista tardía y, en el caso de algunos, sólo
contra el propio padre.
De Berlín a Estados Unidos
Mientras que otros filósofos de la ''teoría
crítica" como Theodor W. Adorno se alejaron casi asustados de los
estudiantes contestatarios, Herbert Marcuse buscó su cercanía.
La ''izquierda antiautoritaria" sentía enorme agradecimiento
cuando el filósofo tomaba el micrófono en las reuniones políticas:
finalmente alguien estaba con ellos.
Herbert Marcuse, hijo de una familia de la burguesía
judía de Berlín, recorrió un largo camino. Cuando
tenía 20 años, en 1918, participó por parte de los
comunistas en el levantamiento en Berlín. El ''fracaso de la revolución
alemana" lo marcó.
Después estudió filosofía en Friburgo,
donde recorrió el enrevesado mundo de los pensamientos de Martin
Heidegger. Más tarde, tras descubrir a Marx y Freud, se convirtió
en uno de los fundadores del Instituto de Sociología de Francfort,
hasta que se fue a vivir a Estados Unidos.
Mentor político contemporáneo
En 1940, Marcuse se convirtió en ciudadano estadunidense
y trabajó en el contraespionaje contra la Alemania nazi. Después
de la guerra hizo carrera en universidades de Estados Unidos. En 1965,
junto con su actividad docente en California, recibió el puesto
de catedrático honorario en la Universidad Libre de Berlín.
El hombre unidimensional y Eros y civilización,
dos libros finos, estaban en las estanterías de muchos ''estudiantes
críticos". ''La libido se concentra en una parte del cuero, con
lo cual el resto del cuerpo queda libre como instrumento de trabajo", afirma
en una de las frases finales, que los estudiantes subrayaban.
En El hombre unidimensional habla de los mecanismos
refinados del ''ansia consumista" y la ''tolerancia represiva" que edulcoran
la infelicidad de las personas en las sociedades occidentales.
''En el caso de Herbert Marcuse, el perfil de autor científico
queda sobrepasado por el de mentor político contemporáneo",
escribió hace años el diario Neue Zuericher Zeitung.
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