México D.F. Viernes 30 de julio de 2004
En ágape beisbolero, presentaron libro
sobre el rey de los deportes
Jonrón con casa llena de El Abulón
Hernández y fans que lo acompañaron
En el orden al bat: Pedro El Actor Armendáriz,
Gerardo El Comunista de la Torre, Leo El Gordo Mendoza, José
El Consejero Woldenberg y Jorge El Biólogo Hernández
ARTURO JIMENEZ, JORGE RICARDO Y JAIME WHALEY
¡Playbol! Ramón El Abulón Hernández
y Jorge El Biólogo Hernández metieron anteanoche jonrón
con casa llena.
Y es que el restaurante La Embajada Jarocha, en la mismísima
colonia Roma, fue insuficiente para albergar a una fanaticada de la pelota
caliente que se arremolinó para la presentación del libro
El brillo del diamante. Historia del beisbol mexicano.
En un juego en el que Pedro El Actor Armendáriz
fungió como ampayer; Gerardo El Comunista de la Torre,
como primer bateador; Leo El Gordo Mendoza segundo en el orden y
más tarde receptor que, en la parte baja de la primera entrada y
con su ''pecho de catcher", controló varios lanzamientos wild;
José El Consejero Woldenberg, tercero al bat; y El Abulón
y El Biólogo en el sitio de honor.
Al
abrir la primera entrada, El Comunista De la Torre conectó
una recta que describió el ejemplar como ''un libro de amor al beisbol
y una espléndida representación de un juego de pelota". Por
El brillo del diamante como por el diamante mismo, dijo, ''desfilan
las figuras y los inmensos momentos de la pelota mexicana".
Desde la loma de los disparos, De la Torre no quiso permanecer
''como mero espectador de este juego magistral", así que lanzó
un par de bolas submarinas ligamayoristas cuando recordó que, de
1940 a 1948, en México se jugaba la mejor pelota fuera de Estados
Unidos por la llegada de peloteros cubanos y de las ligas negras proscritos
en las Mayores: El Gigante Josh Gibson, el gran Mamerto Dandridge,
El Canguro Amaro, Marvin Williams y, quizá el más
grande de todos ellos, El Maestro Martín Dihigo.
Territorio del mito
Reconocido jugador de palabras y proveniente del sur del
país, aunque naturalizado sinaloense, El Gordo Mendoza
conectó el primer hit cuando dijo que El brillo del diamante
es ''uno de esos textos que con el paso del tiempo se convertirán
en lectura obligada para entender un deporte que movió multitudes
y que hoy sobrevive a duras penas jugándose en un espacio frío
y distante", en alusión al Foro Sol.
En su siguiente viaje a la caja de bateo, Mendoza disparó
otra línea silbante al declarar que a pesar de que el beisbol ''es
un deporte exacto, también es territorio del mito, quizá
por eso su introducción en México no se encuentra registrado:
igual creció en las llanuras polvorientas del norte del país,
que en los húmedos campos costeños o tal vez se apareció
por la tierra del faisán y del venado".
El Gordo recordó juegos de infancia, cuando
El Abulón le hacía abanicar el tercer strike con
pelota de esponja y, ya puesto en el terreno de las remembranzas, también
confesó que al Biólogo Hernández lo retrató
el muy beisbolero Abel Quezada.
De manera amena, en el volumen se recogen hazañas
desde 1890 hasta 1980. El texto, de 152 páginas, inaugura la serie
Ediciones del beisbolista en labor conjunta de la Universidad Veracruzana
y Editorial Ficticia.
Cierre de la novena entrada
Armendáriz, quien cantó bolas y strikes
y la hizo de anunciador, advirtió a la fanaticada, entre quienes
se encontraban Blanca Guerra, Luis de la Barreda, Rafael Pérez Gay
y peloteros como Rubén Esquivias, El Zurdo Ortiz, El Pájaro
Velázquez y Martín Terrazas:
''Estamos cerrando la novena entrada, la cuenta está
en tres bolas y dos strikes, estamos pendientes por ver cómo
viene la pelota al home y para eso dejamos aquí aPepe
Woldenberg para que nos avise cómo viene la pichada."
Majagua
al hombro, El Consejero se paró del lado de los zurdos para
decir que ''este libro es un texto nostálgico, una remembranza cálida
de los diferentes paisajes del beisbol, nada formal, una especie de vocación
entregada y apasionada, como una charla que se hace en las mesas de las
cantinas por el simple gusto de platicar, recordar, redescubrir. Es un
libro por el gusto de hacer un libro, prosa limpia, juguetona ocurrente
y al final uno sabe que servirá para condimentar reuniones de sobremesa".
Woldenberg bateó de faul cuando expresó
que existen ''viejitos panzones que se sienten niños calentando
el brazo y barriéndose en la bases como si pensaran, quizá
con exceso de optimismo, que el tiempo no pasa".
No faltó el reconocimiento al Abulón,
personaje ''a la altura de las necesidades de sus compañeros" cuando
hace ya 24 años fundó la Asociación Nacional de Beisbolistas
(Anabe) ante el enojo de los dueños del negocio, quienes en represalia
desaparecieron 14 de los 20 equipos que alineaban en la Liga Mexicana.
Primero eso que reconocer los derechos laborales de los peloteros.
El aludido describió el libro como un ''cálido
homenaje a los héroes del pasado que regaron su calidad no sólo
en este país sino en el extranjero".
Para el out 27, Jorge El Biólogo Hernández
hizo remembranza de su equipo ideal con El Yuca Berzunza en la primera
base, El Abulón en la intermedia, Jorge Fitch de short, Leo
Rodríguez y El Papelero Valenzuela alternándose en
la tercera, Martín Terrazas y Rafa Barrón detrás
del plato, en los jardines El Clipper Montemayor, Andrés
Rivera y Chicho Thompson, y en el centro del diamante Memo Luna,
El Peluche Peña y El Toche Peláez.
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