México D.F. Domingo 1 de agosto de 2004
En carta a obispos católicos, rechaza
también la defensa de la homosexualidad
Condena el Papa "el feminismo radical y la lucha de
sexos"
Termina foro de las mujeres con llamado a una mayor
participación en todos los ámbitos
Acusan a la ONU de ceder a posiciones conservadoras
de políticos y líderes religiosos
AFP
Ciudad del Vaticano, 31 de julio. El papa Juan
Pablo II condenó este sábado el feminismo radical, la lucha
de sexos y la defensa de la homosexualidad, en una carta de 37 páginas
dirigida a los obispos de la Iglesia católica.
El Papa, de 84 años de edad, rechaza con especial
ahínco las tesis de algunos movimientos estadunidenses destinados
a justificar algunas formas de sexualidad.
Juan Pablo II comienza por deplorar "la tendencia a recalcar
fuertemente la condición de subordinación de la mujer, con
el objetivo de suscitar una actitud contestataria".
La consecuencia, subraya, es que "la mujer, para ser ella
misma, se erige como rival del hombre. A los abusos de poder ella responde
con una estrategia de búsqueda de poder y ese proceso conduce a
una rivalidad entre los sexos".
Luego menciona lo que es el blanco principal de su intervención:
"una segunda tendencia que aparece como estela de la primera: para evitar
toda supremacía de uno u otro sexo, tendemos a borrar sus diferencias,
consideradas como simples efectos de un condicionamiento histórico
y cultural.
"La
ocultación de la diferencia o de la dualidad de los sexos tiene
consecuencias enormes en diversos niveles", afirma.
Esta negación "inspiró ideologías
que promueven el cuestionamiento de la familia por naturaleza biparental,
es decir, compuesta por una madre y un padre, así como la ubicación
en el mismo plano de la homosexualidad y de la heterosexualidad", señala.
El documento se refiere particularmente a la tendencia
del feminismo radical en Estados Unidos, donde se destaca a la portavoz
Judith Butler, para quien la diferencia entre hombres y mujeres está
determinada no por el sexo, sino por la cultura.
La carta, redactada por la Congregación de la Doctrina
de la Fe, dirigida por el cardenal alemán Joseph Ratzinger, impulsa
la promoción de la mujer en la vida social y pública sin
abandonar su vocación de madre, que debe ser reconocida y garantizada
inclusive económicamente.
Además, el Papa expresa su preocupación
por otra consecuencia de la radicalización del feminismo: "la idea
de que la liberación de la mujer implica una crítica a las
Santas Escrituras, que difunden una concepción patriarcal de Dios,
mantenida por una cultura esencialmente machista".
Juan Pablo II insiste en "el papel irremplazable de la
mujer en todos los niveles de la vida familiar y social", lo que llama
"el genio de la mujer".
Para contrarrestar la acción de los movimientos
que defienden la lucha de los sexos, el Papa insiste en la necesidad de
"la presencia de las mujeres en el mundo laboral y en las instancias de
la sociedad.
"Es necesario que las mujeres tengan acceso a los puestos
de responsabilidad que les den la posibilidad de inspirar las políticas
de las naciones y de promover soluciones nuevas para los problemas económicos
y sociales", afirma.
También pide que se "armonice la legislación
y la organización del trabajo con la exigencia de la misión
de la mujer en el seno de la familia".
Reclama "una justa valorización del trabajo efectuado
por la mujer en el seno de la familia, con el fin de que las mujeres que
deseen consagrarse enteramente al cuidado de la casa no sean socialmente
desvalorizadas".
Exige que "las políticas sociales combatan todo
tipo de discriminación injusta.
"Estas observaciones quieren corregir la perspectiva que
considera a los hombres como enemigos a vencer", explica.
Toda idea sobre "una lucha de los sexos es sólo
un engaño. Sólo puede acabar en situaciones de segregación
y de competición entre hombres y mujeres", sostiene.
DPA
Barcelona, España. El Foro Mundial de las
Mujeres concluyó con un llamado a una mayor participación
de éstas en todos los ámbitos de la vida para avanzar hacia
la igualdad, aunque hubo participantes que criticaron fuertemente a la
Organización de Naciones Unidas (ONU), debido a que no tiene planeado
convocar el próximo año a una conferencia sobre la mujer
como la de Pekín, que se realizó en 1995, tal como se comprometió
el organismo, y la acusaron de ceder ante las posiciones más conservadoras
de poderes políticos y religiosos.
Durante el foro se realizó el encuentro "Vivir
y convivir", en el cual se reunieron más de 2 mil participantes,
en su mayoría mujeres, que abordaron cuestiones relacionadas al
género.
De cara al foro que se espera llevar a cabo en la ciudad
de Monterrey, Nuevo León, en 2007, se presentó una agenda
con propuestas, entre ellas la necesidad de lograr la "paridad en los gobiernos",
pero encarnada por representantes feministas.
Durante el encuentro se demandó que los gobiernos
consideren en los presupuestos el trabajo no remunerado de las mujeres,
aumentar la inversión en salud, tolerancia cero a la violencia y
conformar una red de intercambio de información legislativa entre
América Latina, Europa y Estados Unidos.
Durante el encuentro se habló tanto de estrategias
macro como micro. Mientras algunas activistas, como la estadunidense Riane
Eisler, destacaron el papel de la socialización primaria y la necesidad
de comenzar ahí el cambio de mentalidad, otras, como la diputada
mexicana Marcela Lagarde o la española Carmen Alborch, hicieron
hincapié en el trabajo legislativo.
Lagarde destacó que tanto los grandes cambios como
los pequeños, a nivel personal y no siempre buscados, han impulsado
a las mujeres a las posiciones que hoy ocupan.
Más allá del género, representantes
de grupos que luchan contra la mutilación genital femenina hicieron
énfasis en aspectos relacionados con la igualdad, la educación
y el cambio de mentalidad, como clave para prevenir ese tipo de prácticas
que se realizan en naciones de Africa y Europa.
Empero, se subrayó la necesidad de no criminalizar
a la población que la practica, pues se analizaron las causas profundamente
tradicionalistas de ésta.
Al respecto, se mencionó que esta práctica
afecta anualmente a 2 millones de niñas principalmente de naciones
africanas, y se dijo que es necesario erradicar la creencia de que una
mujer no mutilada es impura y contamina los alimentos, que la intervención
aumenta la fertilidad y facilita el parto, y que si un bebé al nacer
toca el clítoris la madre puede morir.
Por otra parte, la activista y escritora estadunidense
Riane Eisler consideró que una victoria del demócrata John
Kerry en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos
producirá un cambio significativo en las políticas hacia
la mujer y los niños de ese país, ya que, dijo, su nación
atraviesa una etapa regresiva en medio de lo que calificó de "alianza
fundamentalista de derecha".
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