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México D.F. Lunes 9 de agosto de 2004
APRENDER A MORIR
Hernán González G.
Aspectos del duelo
PREGUNTA LA JOVEN Graciela Prieto Macías qué quiere decir elaboración del duelo y que si "a poco el dolor más insoportable se puede elaborar o procesar, como si la desaparición física, no necesariamente por fallecimiento, de un ser querido tuviese posibilidades de solución".
EN PALABRAS LLANAS elaborar el duelo son las acciones a emprender ante el propio dolor, qué demonios hacer con mi sentimiento de pérdida -la acepte o no-, con su ausencia, con mi sufrimiento, mi rabia, mi depresión, mi impotencia. Como el olvido no es posible, independientemente de la actitud que se adopte, de la índole de la partida y de la relación con quien ya no está y yo sigo estando, los vínculos establecidos no desaparecen con el ser que ya se fue.
A LA ACEPTACION de esa partida física ha de seguir la convicción de soltar al otro, acompañarlo anímica y respetuosamente para yo poder soltarme, es decir, para poder recuperarme realmente a la vida, para rescatarme, así sea temporalmente, de mi propia muerte. Ante ello hay alternativas, recursos o estrategias bastante más imaginativas que la resignación paralizante, el resentimiento corrosivo o la perenne congoja.
ƑPOR QUE A MI?, es pregunta torturante y poco liberadora, mientras que un Ƒpara qué a mí? apela a un desafío oportuno ante lo irreparable, a una autoestima que evita caer en la victimización autocompasiva o en la culpa flageladora. Si en latín duellum es enfrentamiento, combate, en español duelo implica también la manera de enfrentar, estratégicamente, la pena ocasionada por una pérdida, por natural o infame que sea, tanto para asimilar la impotencia como para fortalecer y orientar el propio potencial ahora, no mañana.
ACOMPAÑAR NUESTRO DOLOR con la finalidad de convertirlo en un dolor-memoria que deje de ser dolor-presente y aflicción permanente. Que la aceptación consciente de ese sufrimiento indecible nos sirva para crecer, para desprendernos paulatina, pero permanentemente de la consternación que desgasta y aturde, mientras prolonga la fuerza de lo mortífero o amplia la acción de los verdugos.
DEUDO ES NO sólo el pariente o familiar de quien se ha ido, sino quien, desde la tierra, reconoce que ha contraído una deuda existencial con aquel o aquella que, por una razón "lógica" o un capricho siniestro del destino, se nos adelantó.
ESTA DEUDA PENDIENTE con nuestro ser querido podemos cubrirla de manera doble: ayudándolo, con una actitud responsable e informada, en el tránsito de su espíritu a un nuevo plano, y ayudándonos a nosotros en éste, tanto para aceptar, asimilar, procesar y superar nuestro trance como para rencauzar nuestro tránsito cada día.
MAS QUE ACTUAR como supuestamente él o ella hubiese querido, procurar cada día ser más la persona que realmente soy y la que aspiro a ser, sin autocomplacencias, sino con actitudes que por imaginativas, desafiantes, creativas y reparadoras de mi realidad presente honren el recuerdo de ese ser que amo aun en ausencia.
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