México D.F. Martes 10 de agosto de 2004
En tiraderos al aire libre, 65% de la basura del
país
55% no es biodegradable; gran rezago tecnológico
y educativo para su manejo
ANGELICA ENCISO L.
De 83 mil 600 toneladas de basura que se generan al día,
65 por ciento terminan en tiraderos a cielo abierto, ya que en el país
sólo hay 12 rellenos sanitarios que cumplen con la normatividad.
Ante esta situación el gobierno federal impulsa
establecer centros de confinamiento regionales, además de que buscará
que haya una reducción en la cantidad de desechos que llegan a ellos.
El cambio en la composición de basura que ha ocurrido
en los últimos años agudizó el problema, debido a
que 55 por ciento de ella no es biodegradable. Materiales como bolsas de
plástico, colillas de cigarro y botellas PET, que se utilizan para
refrescos o agua, tardan siglos en destruirse.
Además
hay gran rezago en infraestructura para manejar esos desechos, ya que prácticamente
la única opción es la disposición final, porque la
recolección que hacen pepenadores de materiales reciclables es de
5 a 10 por ciento. Entre los hábitos de las familias mexicanas no
existe la ''reducción'' de la basura, es decir, dejar de utilizar
objetos desechables por los de uso prolongado; tampoco la separación
de basura en orgánica e inorgánica.
Aunque la legislación aprobada en octubre del año
pasado considera la clasificación de la basura, el reciclaje y otras
medidas, su aplicación llevará tiempo, explica Sandra Herrera,
coordinadora de la campaña México Limpio, de la Secretaría
de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
De la basura que se genera se estima que 31 por ciento
son residuos de comida; 14.2 es papel y cartón; 9.8 son desechos
de jardinería; 6.6 vidrio; 5.8 corresponde a plástico; 3.1
a metales; 1.2 a textiles, y 27.7 por ciento es material no clasificado.
Puntualiza que pese a que el manejo de basura es una atribución
municipal, estos gobiernos "tienen una carencia en capacitación
técnica e infraestructura", además de que la mayoría
no cuenta con planes de manejo de desechos, los cuales se prevé
que estarán listos en dos o tres años.
La ley establece que se deben definir planes especiales
para algunos desechos, como son las pilas y pañales. Los centros
comerciales también tendrán que presentar programas de manejo
de sus residuos. Hasta ahora, explica, el sector que está a la vanguardia
en el proceso es el refresquero, el cual genera al año 9 mil millones
de botellas de plástico, con las cuales se puede llenar 25 veces
el Zócalo de la ciudad de México.
A través de Ecología y Compromiso Empresarial,
asociación civil que formaron las empresas refresqueras, se establecieron
plantas de reciclaje. El año pasado recolectaron 13.7 por ciento
de esa basura y este año se prevé llegar a 17, que equivale
a alrededor de 2 mil millones de envases. Sin embargo, de la cantidad que
se colecta, sólo se recicla 30 por ciento y el resto de las botellas
se exportan, debido a que no existe la demanda para la fibra que se obtiene
de las mismas.
El reto, agrega Herrera, es reducir el volumen de basura,
para lo cual los mexicanos debemos "cuestionarnos nuestros patrones de
consumo y como sociedad dar el paso a un consumo sustentable. No utilizar
productos desechables, de un solo uso". Como ejemplo menciona volver a
la canasta cuando se compran alimentos, en lugar de bolsas de plástico.
También usar vasos de vidrio, no los desechables.
El
gobierno apuesta a la separación de los residuos y al fomento del
reciclaje. La clasificación de basura es fundamental, ya que de
esa forma se le puede dar distinta utilidad. Los desechos orgánicos
sirven para la elaboración de composta, mientras vidrio, papel y
aluminio pueden ser reciclados por distintas ramas industriales.
La infraestructura para reciclaje aún es incipiente.
En el Distrito Federal hay tres plantas. El Instituto Nacional de Reciclaje
agrupa 2 mil pequeñas empresas, las cuales recuperan una mínima
parte de los desechos, cantidad que oscila entre 5 y 10 por ciento de los
853 gramos que en promedio cada mexicano genera al día.
A su vez, Ana Córdoba, especialista en el tema,
señala que en el impulso formal de este mecanismo se debe considerar
la inclusión de los pepenadores, como en Brasil, donde se hizo una
cooperativa con ellos y se establecieron microempresas que de manera formal
llevan a cabo la recolección y separación de basura.
Entre otras opciones de infraestructura para el manejo
de basura están las que se utilizan en Europa, donde la orientación
es hacia la incineración o la disolución de los residuos,
con lo cual los materiales se convierten en cenizas, pero el efecto secundario
es la contaminación al aire.
Por ello, indica Herrera, la opción en México
a corto plazo es el relleno sanitario, aunque éste tiene la desventaja
de generar biogás, uno de los causantes del efecto invernadero,
el cual además provoca el cambio climático.
Ana Córdoba añade que es necesario hacer
un análisis de los costos y beneficios de los diversos mecanismos
establecidos para el control de la basura. Agrega que, en el caso de los
rellenos sanitarios regionales, se debe considerar el costo del transporte,
no sólo desde el punto de vista económico, sino también
en cuanto a las emisiones contaminantes al aire.
Debe haber reglas, indica, para que la cantidad de residuos
que llegue a los rellenos sanitarios sea mínima y la mayoría
se recicle o minimice. De esa forma, asevera, se alargaría la vida
útil de los rellenos.
Es arriesgado, abunda, concesionar el servicio de manejo
de basura al sector privado, pues provocaría la desatención
de zonas populares; incluso ahora existe rezago en las regiones pobres,
por los problemas de acceso, carencia de caminos o falta de ellos.
Ejemplos nacionales
En
el país ya existen ejemplos de rellenos sanitarios regionales que
tienen como fin dar servicio a varias ciudades o municipios. Es el caso
de un sitio localizado en Tijuana que no sólo beneficia a esta ciudad,
sino también a Rosarito y Mexicali; el relleno San Nicolás,
ubicado en Aguascalientes, que atiende a la mayoría de los municipios
del estado, aunque algunos por diferencias políticas se han separado
del proyecto, detalla Sandra Herrera.
También está el caso de Nuevo León,
donde el relleno sanitario tiene la ventaja de que el biogás que
generan los residuos es utilizado para producir energía eléctrica.
Hay avances sustanciales en Querétaro, Aguascalientes y Baja California,
donde los rellenos también cumplen las características de
cubrir la demanda de varias localidades, abunda Herrera.
La basura da una imagen clara del país, lo cual
se manifiesta en una encuesta que hizo la Secretaría de Turismo,
en la cual se preguntó a los extranjeros qué era lo que más
les gustaba de México. La respuesta fue que la amabilidad de la
gente y, ante el cuestionamiento de lo que menos les agradaba, la opinión
fue: "es un país sucio".
Evaluación del manejo de residuos sólidos
por los municipios
De 112 ciudades y municipios con más de cien mil
habitantes, unas 50 carecen de rellenos sanitarios y su promedio de eficiencia
en el manejo de la basura oscila entre 10 y 20 por ciento. En ese umbral
están Zacatecas, Villahermosa, Tuxtla Gutiérrez, Oaxaca,
Toluca, Culiacán y Tepic. Chalco está en último lugar
porque ahí no existe ningún servicio de manejo de basura.
En primer sitio de eficiencia está Monterrey. Es seguido por Torreón,
Tlalnepantla de Baz y Mérida. En la posición 14 está
la zona metropolitana de Guadalajara, con evaluación de 60 por ciento,
mientras la ciudad de México está en el lugar 23, con calificación
de 45 por ciento. Sólo 18 ciudades o municipios tuvieron más
de 50 puntos porcentuales.
Materiales no biodegradables
El vidrio tarda 4 mil años en destruirse.
El plástico, entre cien y mil años.
Una lata de refresco, 10 años.
Un chicle tarda un lustro.
El unicel daña la capa de ozono.
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