José Cueli

ƑSe resquebraja la cohesión social?

En este México sacudido resplandece nuestra raza. Un México que nos muestra una sociedad acabada, en pleno desmoronamiento interior, evolucionada al extremo de huir de sus orígenes al grado que éstos, más que sus fuentes, parecen su vergüenza. En este sacudimiento (delincuencia, crisis empresa- sindicatos, luchas cómicas por el poder, etcétera) las puertas parecen salirse de sus marcos, los ferrocarriles de los rieles, los penes de las vaginas, perdidos en brumoso ambiente de melancolía. Poniendo en riesgo la cohesión social. Tema que, entre otros, trabajó Víctor Urquidi con un grupo de estudiosos y plasmó en el libro ƑEstamos Unidos Mexicanos?, coordinado por Georgina Sánchez.

Uno de los problemas que nos desborda es la presencia de los hombres del campo que lo han abandonado y se instalan en las afueras de las ciudades. Los 35 años anteriores han sido cruciales en la dinámica que se vive hoy en el país. La población campesina emigrada a las urbes arribó a éstas más por los alicientes que representaban, porque el campo mismo los expulsó.

La ciudad de México y otras urbes del país se vieron progresivamente rodeadas por cinturones de miseria con un incremento alarmante y desmesurado mientras que el campo se empobrecía cada vez más. Marginado, el campesino no puede integrarse al sistema, sin embargo su presencia ha modificado la estructura social, económica y política y, por tanto, incide de manera decisiva en las formas posibles de cohesión social.

El equilibrio en el sistema político y la alta tasa de crecimiento se vio interrumpido, como apunta Ortiz Pinchetti, a finales de los años 70 y para 1981 el crecimiento económico se redujo prácticamente a cero propiciando marcadas desigualdades sociales.

Tales circunstancias por demás complejas han sido un atentado para la viabilidad de la cohesión social. Desigualdades sociales, desempleo, insuficientes servicios de salud y cada vez más escasas posibilidades de escolarización han sacudido a la población.

Ante tal problemática que parece desbordar a grupos e instituciones lo que emerge son fracturas y disoluciones entre los grupos humanos, la insuficiencia de las instituciones y del sistema; como resultado vemos que la posibilidad de cohesión social se ve cada día más amenazada, se nos va de las manos.

Ya en 1938 Benjamin sostenía que la historia concebida como un decurso unitario no era más que una representación del pasado construida por los grupos y las clases sociales dominantes. Al respecto, Vattimo argumenta que debemos alejarnos de la idea de una racionalidad central de la historia, el mundo de la comunicación generalizada estalla en una multiplicidad de ''racionalidades locales", minorías sexuales, étnicas, religiosas, culturales o estéticas que toman la palabra y dejan de ser finalmente acallados y reprimidos por la idea de que sólo existe una forma de humanidad verdadera digna de realizarse con menoscabo de la pluralidad y la diversidad.

Los grupos marginados, las minorías, los sin voz, emergen con un discurso nunca escuchado y tienen repercusión en el orden social. Confrontan con lo obsoleto de muchos proyectos de nación demandando reformas sustanciales al orden social y que resultan urgentes ante el inminente resquebrajamiento de la cohesión social.