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P O L I T I C A
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México D.F. Jueves 19 de agosto de 2004

Adrián Lajous

Petróleo y presupuesto

El precio de exportación del petróleo es una de las premisas básicas del presupuesto federal. En 2003 el precio de exportación de la canasta de crudos mexicanos fue de 24.80 dólares por barril. En el curso del presente año este precio ha promediado 29.85 dólares y es muy probable que al cierre de 2004 el promedio se sitúe en un nivel cercano a 31 dólares por barril. De ser este el caso, el incremento anual de precios sería entonces de 25 por ciento, y de más de 50 por ciento la diferencia respecto al precio originalmente presupuestado.

La decisión en torno al precio que se debe adoptar nunca es fácil y las autoridades tienen, necesariamente, un prudente sesgo conservador. En esta ocasión su determinación será aún más difícil dados los incrementos recientes de precios y las condiciones fundamentales del mercado petrolero internacional. En las circunstancias actuales todo pronóstico de precios es un acto temerario. Sin embargo, es indispensable adoptar una premisa para la formulación del presupuesto, conscientes de que el riesgo de error es muy alto. Sólo queda a las autoridades mantener cierta flexibilidad y prepararse para ajustar sus pronósticos de ingresos y el nivel del gasto conforme cambien las condiciones del mercado, apoyándose en un mecanismo de ajuste trimestral.

En las últimas semanas los precios internacionales del petróleo han alcanzado los niveles nominales más altos registrados hasta ahora. La cotización de la canasta de crudos de la OPEP superó los 40 dólares por barril. El jueves pasado el contrato para entrega a un mes en el mercado de futuros de Nueva York superó por primera vez el umbral de los 45 dólares y el viernes cerró en 46.58 dólares. En los últimos 11 días la cotización del West Texas Intermediate (WTI) ha establecido 10 nuevos récords de precios. Son los más altos desde que el contrato a futuro de crudo empezó a cotizarse en 1983. Aún más importante es que en contratos a un año el precio se ha fijado a 40.41 dólares y el de cinco años se ubica por encima de los 36 dólares por barril. El mercado y sus analistas prevén un periodo relativamente largo de precios superiores a los observados en años recientes, si bien persisten dudas respecto a la posibilidad de que se sostengan los niveles alcanzados en últimas fechas.

El mantenimiento de capacidad de producción excedente, así como la determinación y la posibilidad de hacer uso efectivo de la flexibilidad que ésta otorga, han sido instrumentos clave en la administración de la oferta petrolera global y constituyen una característica central del régimen vigente de precios del petróleo. Esta capacidad excedente se ha concentrado en un pequeño grupo de países productores del golfo Pérsico, encabezado por Arabia Saudita. El gran cambio que se ha gestado en el balance de oferta y demanda globales ha sido la reducción de esta capacidad excedente a su nivel histórico más bajo. De esta manera se ha perdido la flexibilidad necesaria para regular dicho balance con objeto de estabilizar el precio a un nivel razonable.

En su más reciente informe mensual la Agencia Internacional de Energía plantea que la capacidad excedente de la OPEP es de 1.2 millones de barriles diarios (b/d), si bien los niveles efectivamente disponibles son de sólo medio millón de b/d; señala que es posible que se cuente además con 1.5-2.0 millones de b/d de capacidad no sostenible; y estima que antes de fin de año la OPEP incrementará su capacidad instalada en 400 mil b/d y en otros 700 mil b/d en 2005. Por su parte, el Departamento de Energía de Estados Unidos coincide en que la capacidad excedente es de 500 mil b/d y considera que Arabia Saudita podría aumentar a muy corto plazo su capacidad en otro tanto. Este volumen adicional va a ser indispensable para hacer frente al incremento estacional de la demanda que se presenta en el último trimestre del año y el primero del siguiente, así como interrupciones imprevistas en el suministro de petróleo.

Inmediatamente después de que estos informes fueron publicados, el ministro de Petróleo de Arabia Saudita declaró el miércoles pasado que su país cuenta con 1.3 millones de b/d de capacidad no utilizada por encima de la producción actual de 9.3 millones de b/d. El mercado recibió las garantías del mensaje saudita con escepticismo y como un reconocimiento explícito de la exigua capacidad de maniobra que le resta a la OPEP, dado que todas las estimaciones establecen que la industria petrolera opera a un ritmo equivalente a 98 o 99 por ciento de la capacidad instalada mundial. Medio millón o un millón de b/d es un volumen poco significativo frente a una oferta global de más de 80 millones de b/d y respecto a la producción de la OPEP de cerca de 30 millones de b/d -el nivel más alto en la historia de esta organización, salvo por los años de 1973 y 1979.

La exigua capacidad excedente en los mercados de crudo y en la industria de refinación han tendido a castigar los precios de las variedades de menor calidad. La diferencia de precios entre la canasta mexicana y el crudo marcador de referencia -WTI- ha tendido a aumentar. En los medios, y en algunos círculos políticos, esta tendencia ha sido interpretada erróneamente como el otorgamiento de precios preferenciales por parte de Pemex. La explicación del creciente castigo a los precios de crudos de menor calidad radica en los cambios de las especificaciones de la gasolina y el diesel que exigen menor contenido de azufre, y el aumento de la oferta de crudos pesados y amargos.

Los crudos ligeros y dulces como el WTI se han vuelto más atractivos dadas las restricciones en la capacidad de plantas de desulfurización y de conversión de combustóleo a combustibles automotrices en las refinerías estadunidenses, europeas y del Lejano Oriente. Por otra parte, conforme se agota la capacidad excedente de producción primaria, los países exportadores tienden a extraer sus crudos más pesados, que son los más baratos. La oferta creciente de crudos de baja calidad y la menor producción de crudos ligeros en Norteamérica y en el Mar del Norte explican también los cambios en sus precios relativos. En México, el predominio de crudos pesados y amargos es cada vez mayor. En el segundo trimestre de 2004 el crudo Maya contribuyó con 89 por ciento de la exportación total de petróleo crudo, dado que no se exportó crudo Istmo durante la primera mitad del año, salvo un pequeño volumen en junio. Este cambio en la mezcla de exportación contribuyó a disminuir el precio de la canasta mexicana con relación al del WTI.

En estas fechas el gobierno está activamente evaluando posibles premisas de precios del crudo. Estará obligado a repetir este ejercicio hasta el momento en que someta el presupuesto a la Cámara de Diputados y posiblemente hasta poco antes de su aprobación. Tendrá que argumentar explícitamente premisas razonables y dar seguimiento puntual a las condiciones del mercado petrolero y las perspectivas del mismo. La apuesta no es menor: cada dólar en el precio del crudo de exportación equivaldrá en 2005 a ingresos cercanos a 700 millones de dólares anuales. Dada la rigidez de la oferta global de crudo, en los próximos 18 meses el nivel de precios estará determinado fundamentalmente por el ritmo de crecimiento económico global y, muy particularmente, de las economías estadunidense y china. Asimismo, la volatilidad de precios será afectada por cambios en los riesgos geopolíticos percibidos.

En las condiciones actuales del mercado petrolero una premisa presupuestal de 30 dólares por barril no sería descabellada. La canasta de crudo de exportación se valuó el viernes pasado en 34.92 dólares por barril. En el mercado de futuros el precio promedio de las cotizaciones del WTI para entrega en 2005 ascendió a poco más de 42 dólares. Si a este precio se le descuenta arbitrariamente un 5 por ciento y se le restan 10 dólares correspondientes al diferencial entre el WTI y la mezcla mexicana se llega a los 30 dólares. Debe advertirse que la amplitud de este diferencial es cercana al máximo histórico. Por otra parte, es factible que el precio promedio de 2004 sea también de unos 30 dólares, por lo que se estaría utilizando como premisa para el siguiente año el precio realizado del año anterior. Necesariamente estos números deberán calibrarse durante el proceso de aprobación presupuestal. Seguramente cambiarán. Más importante que seleccionar una premisa inicial es la determinación del mecanismo de ajuste trimestral. En cualquier caso conviene reiterar que todo pronóstico de precios seguramente estará equivocado.

La expansión económica global ha sometido al mercado petrolero a un shock en la demanda de sus productos, eliminando la capacidad excedente del sistema. Ahora surge la posibilidad de que precios sostenidos del crudo en el rango de 45 a 50 dólares puedan producir un shock que afecte la economía estadunidense y la salud económica global. El año próximo la economía mexicana se deslizará sobre el filo de la navaja de los precios petroleros. Por un lado, altos precios del petróleo se traducen inmediatamente en mayores ingresos fiscales y, por el otro, un menor crecimiento de la economía de Estados Unidos incide directamente sobre el nivel de actividad económica de nuestro país. Los dilemas que esta coyuntura supone plantearán múltiples retos a las autoridades responsables de la conducción económica, financiera y petrolera de México.

Antes de los recientes aumentos de los precios del petróleo los principales pronósticos de la economía mundial y de Estados Unidos preveían una ligera baja en su ritmo de crecimiento en 2005 frente a una tasa relativamente robusta en 2004. Sin embargo, han empezado a aparecer síntomas preocupantes de debilitamiento prematuro. Es posible que la tasa de expansión de la economía de Estados Unidos en el segundo trimestre se revise a la baja, a pesar de estímulos monetarios y fiscales sin precedente. Los fuertes desequilibrios en la cuenta corriente de la balanza de pagos y de las finanzas públicas en ese país, así como el elevado nivel de endeudamiento de los consumidores y la baja extraordinaria del ahorro interno difícilmente podrán sostenerse.

Por otra parte, en Japón el crecimiento de la actividad económica en el segundo trimestre resultó menor al esperado, el de los países de la zona euro recayó a sólo 0.5 por ciento y la pujante economía china tendrá que moderar su tasa de crecimiento para lograr un aterrizaje suave. Un shock petrolero podría detonar una contracción adicional y ofrecería una cómoda explicación de un desempeño económico global menos dinámico que el esperado por muchos. Algunos analistas estiman que de mantenerse los precios actuales del crudo la tasa de crecimiento de la economía mundial podría reducirse en 0.5 puntos porcentuales en 2005 y en un punto porcentual en 2006. Un crecimiento más lento de la economía se traduciría eventualmente en una demanda de petróleo menos dinámica, que modificaría a su vez la trayectoria de los precios.

Los altos precios actuales del petróleo no tienen por qué ser motivo de complacencia. La industria petrolera no debe relajar la disciplina que supone controlar costos al alza y tampoco conceder privilegios. Permitirlo equivale a disipar la renta económica del petróleo, que es propiedad de todos los mexicanos.

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