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México D.F. Lunes 23 de agosto de 2004

Hermann Bellinghausen

El zombi

Vaya espectáculo: el desmantelamiento de la cultura política (de una cultura política, la que sea, pero alguna) por parte del Estado gerencial. Se manifiesta en el lenguaje, en los programas dirigidos a la población, en la economía, en los compromisos vergonzosos con el capital extranjero y los gobiernos planetarios de facto.

Inscrita ahí, una de las revelaciones tardías de esta temporada política, por demás tan pródiga en demoliciones: el regreso del ''indigenismo''. Y eso que andaba ya bien difuntito y con su cempasúchil cada fin de octubre.

El alguna vez venerable indigenismo es ''rescatado'' del inframundo por el improvisante régimen foxista, que nos lo pasea ante los ojos como un zombi espantoso. Y la verdad, vaciado, sobre todo después de que la tira cómica del Santos demostrara científicamente que todos los zombis son de Sahuayo.

El indigenismo neo tiene pies de barro. Parte de que todo en nuestro país está en vías de privatización, y las culturas originarias en vías de integración/desintegración bajo la dictadura del mercado. Ya fue decidido. Nada queda sino repartir programas, frases y changarros. Ante tal actitud "cultural" Ƒdebe sorprendernos que hoy, hoy, el sitio arqueológico de Teotihuacán, of all places, esté convirtiéndose en traspatio de Wall Mart, sin que nadie detenga la construcción de la supertienda?

ƑProgramas? Son de lo más variado. Los hay productivos, casi siempre a niveles de sobrevivencia, pero muy publicitados. Los hay, prometedores, en inversiones agiotistas sobre la tierra y sus usos donde los propios territorios indígenas van como prenda. Los hay de seguridad: dispositivos judiciales y policiacos en zonas rurales y barrios populares de cualquier estado de la República. Programas militares y lo que implican (contrainsurgencia profesional incluida). Programas de educación cada día más chirles que, a veces, llegan echando computadoras y software por delante. Programas de salud que desmantelan la capacidad de organización y respuesta del sector público ante, digamos, una emergencia epidemiológica o alimentaria.

También, aunque más como símbolo, programas Microsoft en las montañas y selvas. Sin reparar en que esa tecnología se vuelve inmediatamente obsoleta, el gobierno federal recurre al sobado truco de la foto para la inauguración. Tengan su modernidad, y si no siguen avanzando (por la vía impracticable de migrar-es-progresar y, venturosamente, algún día desaparecer) es porque no quieren.

Qué gobierno nacional, desde tiempos virreinales, no ha soñado con que los indígenas dejen de existir. Y vienen los ideólogos oficiosos (los oficiales no dan para tanto) a blandir el "mestizaje mexicano" como prueba irrefutable. ƑDe qué? ƑEl mestizaje (uno, supongamos sin conceder, no mitificado) vuelve inviable la existencia de pueblos indígenas? Como si además los propios pueblos indios no llevaran siglos en sus propios ''mestizajes''.

ƑY el indigenismo? Esa elaboración del cardenismo aún atento a la herencia social y humanista de la Revolución. En su momento apertura del pensamiento ilustrado, dio pie a una doctrina de coptación por la vía de administrar al indio, ante la evidencia de que no era posible borrarlo. Hasta frutos dio aquel indigenismo: rescate de lenguas, una antropología social inteligente y descriptiva (lo cual siempre se agradece), buenos documentales y reportajes fotográficos, la procreación de un primera generación de intelectuales indígenas, y hasta de una segunda.

Con el salinato, ese indigenismo alcanzó su plena defunción, pero no desaparecieron las políticas para indígenas (y hasta hubo una tímida reforma constitucional que... este, bueno, reconocía que existen). Al tiempo de las promesas, ese gobierno anunció que entregaría la estructura indigenista (y hasta el manejo de sus asuntos) a los propios indígenas. Descentralización, dijeron. Y cuál. Todo "lo indígena" se amoldó a la estrategia hipercentralizada Pronasol. Hacia 1993, la estructura indigenista estaba como nunca en manos del gobierno.

Pero los pueblos ya no habitaban el cascarón vacío. Otra lección de los siglos: reciban o no la lana del gobierno y a las religiones "misioneras", los indios siguen siendo indios. Ni siquiera ahora que ya no queda gran cosa de esa "estructura" se atreve el poder a soltarla. La comisión para indios del gobierno foxista confirma una retención compulsiva de la "cuestión indígena". ƑAl fin que siempre habrá indígenas que acepten salir en la foto?

En materia indígena el gobierno federal va a ciegas. O con la mira puesta en otra cosa. Para fines prácticos, no mira. No entiende. Se engaña. Quizás engaña a sus patrocinadores. "Arre que llegando al caminito, aquimichú, aquimi chú. Aquimichubo a mi burrita..."

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