México D.F. Jueves 26 de agosto de 2004
La docente Arcelia de la Peña deplora
la falta de educación artística en el país
La crisis en la danza clásica nacional, ''un
reflejo del desdén oficial''
¿Cuál es la razón de existir del
INBA y el CNCA, si no son el arte y la cultura?, cuestiona La directora
de Ars Tempo Produciones traerá a México al Ballet Bolshoi
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
La danza clásica se encuentra en un momento difícil
en el país y eso es sólo un reflejo de la falta de preocupación
de las autoridades en el aspecto cultural, señala Arcelia de la
Peña, directora de Ars Tempo Producciones y responsable de traer
el Ballet Bolshoi a México, compañía que comenzará
temporada el 13 de octubre en el Auditorio Nacional.
''¿Cuál es la razón de existir del
Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y del Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes (CNCA)? ¿Cuál es su razón de existir
si no son el arte y la cultura? y ¿quiénes hacen arte? Los
artistas.
''¿Cuál es la razón de que exista
este aparato burocrático? Los artistas, pero son ellos los que menos
recursos reciben de esas dos dependencias, que dedican la mayor parte del
presupuesto para sostener el aparato burocrático".
Dentro
de todo esto la danza es una de las ramas más afectadas:
''No sé cómo les vaya a los músicos,
a los pintores o a los teatristas, pero en la danza la situación
es difícil sobre todo porque no es una actividad que pueda desarrollarse
de manera individual y las producciones son caras", expresa la directora
de la Academia Dance Center y maestra de danza clásica desde hace
más de tres décadas.
A esto hay que añadir la falta de espacios para
que se desarrollen profesionalmente los egresados de las escuelas de danza
clásica, ya que sólo existe la Compañía Nacional
de Danza y otros proyectos en la República ''que no acaban de cuajar",
además es un trabajo que se pa-ga mal, pero eso no es motivo para
que las autoridades se desentiendan.
''No se trata de juzgar quién y cómo dirige
la Compañía Nacional de Danza, sino que la situación
forma parte de un todo: desde la forma en la que enseñamos a los
alumnos a tomar la barra hasta cómo el país da oportunidades
a sus artistas. Si el gobierno está interesado, si existe una política
cultural o no existe. Si les interesa o no que haya ballet."
Reconoce que en un país con tantas necesidades,
el ballet podría parecer un tema superfluo y desaparece de la lista
de las prioridades, sin embargo ''eso está mal porque es un arte,
una de las bellas artes, es algo que sensibiliza. Por algo siguen existiendo
estos espectáculos, por algo se paga para verlos y sigue habiendo
bailarines, por algo en el viejo mundo, que es primer mundo, hay tantos
teatros de danza".
Ese algo no es más que el desarrollo interno del
individuo, que en México no nos preocupamos por poner en marcha:
''Estamos muy pobres internamente: esto es muy grave como sociedad. La
educación artística desde prescolar hasta la universidad
no existe, ya no digamos que se desarrolle algo artístico en el
alumno, sino que se le inculquen las raíces artísticas que
tenemos. No vemos ni al pasado ni al futuro".
Profesión de boca en boca
En México lo que se construye a veces se destruye.
Nos la pasamos reinventándonos. ''Sí, tenemos un pasado de
gente que picó piedra para que tengamos una Compañía
Nacional de Danza, pero las nuevas generaciones poco saben de esas grandes
figuras, no saben lo que hubo detrás de ellos y ahí existe
una diferencia radical con los rusos, cuya tradición de danza clásica
se remonta a varios siglos".
Los bailarines rusos, añade, tienen mucho respeto
por sus grandes figuras y eso es importante en el ballet, ''porque es una
profesión que se pasa de boca en boca, de Giselle a Giselle; aquí
se pierde un poco eso. No veo a nuestras grandes bailarinas trabajando
con las nuevas bailarinas. No hacemos gloria".
El Bolshoi presentará Giselle, del 13 al
15 de octubre a las 20:30 horas en el Auditorio Nacional. Las funciones
de Raymonda se efectuarán en ese mismo recinto el día
16 de ese mes a las 20 horas y el 17 a las 12 y 18:30 horas.
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