México D.F. Domingo 29 de agosto de 2004
Inscriben los nombres de 557 víctimas en placa del salón Digna Ochoa de la CDHDF
Crean el Memorial de los Desaparecidos
AGUSTIN SALGADO
A 26 años de la huelga de hambre que realizaron integrantes del Comité Eureka durante cuatro días en el atrio de la Catedral Metropolitana, los nombres de 557 personas desaparecidas durante la llamada guerra sucia fueron inscritos en una placa de cristal.
A decir de Emilio Alvarez Icaza, ombudsman capitalino, "hay cosas y hechos que no se pueden olvidar". Y esa es la razón del Memorial de los Desaparecidos, que ayer se develó en el salón Digna Ochoa de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).
Rosario Ibarra de Piedra se refirió al dolor y las lágrimas que provocó la "lucha terrible, desigual y dura" del pasado, pero que a la postre ha dado resultados en al menos 148 ocasiones.
"Se me removió la garganta y se me humedecieron los ojos, yo que soy tan buena para disciplinar esa agua salada y tibia que corre por los rostros (...) lágrima que se acaba cuando luchamos."
Integrantes del Comité Eureka escucharon atentas el Diario de una huelga de hambre, de Elena Poniatowska, que fue leído por Ana Colchero.
Las mujeres, que llevaban en el pecho imágenes de los jóvenes desaparecidos en las décadas de los 60, 70 y 80, observaron fotografías de la huelga y otras actividades del comité, el cual lleva más de un cuarto de siglo en lucha.
Respecto del ex presidente Luis Echeverría y Miguel Nazar Haro, Rosario Ibarra de Piedra fue contundente: "muchos nos han preguntado qué pretendemos al querer llevar lo del 10 de junio a la Suprema Corte de Justicia, que por qué nos empeñamos en que los viejos ingresen a la cárcel.
"Nosotros les decimos que no es así, que no nos mueve un afán de venganza ni queremos cobrar las cosas ojo por ojo y diente por diente, que no somos de esa calaña, que somos de buena levadura y lo único que buscamos es justicia.
"Nosotros no queremos que desaparezca un hijo de Echeverría, no queremos que torturen a Nazar Haro, pero sí queremos que le quiten a los torturadores, a los secuestradores, a los asesinos, la libertad, que para nosotros es lo más preciado."
Al acto asistieron tres ex desaparecidos, Laura y Armando Gaitán y Mario Alvarez Cartagena López, quienes "estuvieron en los sótanos del campo militar".
Para Alvarez Icaza, el mensaje que se da con este "acto simbólico" es la búsqueda de la justicia y la verdad: "lo que no podemos olvidar es a las personas. Poner los nombres en la pared y hacer este memorial significa traerlos a la vida y tenerlos siempre presentes. Seguir esta lucha y evitar que haya más desaparecidos en México".
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