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México D.F. Domingo 29 de agosto de 2004
BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
Najaf: desastre de Estados Unidos y victoria de Gran Bretaña e Irán
Oportuno retorno a Irak del gran ayatola Sistani
THE NEW YORK TIMES (28 de agosto) se pregunta en forma ingenua quién habrá sido el vencedor en Najaf, sin darse cuenta de que Gran Bretaña le ganó la partida en silencio a su socio mayor en la invasión a Irak. Antes del inicio de la batalla de Najaf entre los marines y el ejército Al-Mahdi del juvenil prelado Moqtada Sadr, el gran ayatola Sistani fue a Londres para ser intervenido del corazón, lo cual fue interpretado por sagaces comentaristas como la luz verde para emprender el desalojo de los seguidores de Sadr de la mezquita de Alí, el sitio sagrado de los chiítas. Sistani regresa de Londres en el momento oportuno para poner fin a la batalla y evita así un epílogo desastroso tanto para el gobierno títere iraquí como para el futuro de la política exterior de Estados Unidos, de por sí hecha añicos, en el caso hipotético de que se hubiera consumado una sicótica irrupción armada en la mezquita de Alí, donde se encontraban parapetados los fieles a Sadr, quien está dispuesto al martirio redentor de acuerdo con la tradición chiíta. Desde luego que Sistani evita también el martirio de Sadr, quien sale no solamente libre y sin órdenes de aprehensión del gobierno títere iraquí, sino que emerge también, en su calidad de nuevo héroe iraquí, como una válida opción de la resistencia chiíta en caso de que falle la dinámica de resolución política que ha adoptado Sistani.
IRAK ES EL asiento de los mitos primigenios del mundo occidental y las hazañas de Gilgamesh, como es también el crisol de personajes legendarios como Nabucodonosor y Saladino. Que Sadr haya resistido tres semanas el embate del ejército más poderoso y cruel del planeta y haya salido vivo, sin haber cedido la custodia de la mezquita sagrada de Alí a los marines, quienes previamente habían saqueado las joyas milenarias del Museo de Bagdad, lo encumbra a niveles míticos e históricos en su país y en la región. Fueron los salvajes marines, válgase la tautología, quienes acosaron a Sadr para "traerlo vivo o muerto"; no ocurrió ninguna de las dos posibilidades.
JUAN COLE, SOLVENTE orientalista y profesor de historia de la Universidad de Michigan, es muy categórico en su página web (27 de agosto) y clasifica a los "vencedores y perdedores"; sin rodeos coloca a los "estadunidenses como los grandes perdedores del segundo episodio de Najaf, quienes se han vuelto, si es posible, más impopulares en Irak de lo que lo fueron en la primavera en Abu Ghraib, Fallujah y Najaf primer episodio; Estados Unidos es percibido ahora como insensible desde el punto de vista cultural, por sus actos en la ciudad sagrada de Najaf". En efecto, es un país de entretenimiento, no de cultura, de la que carece notoriamente, por lo que no distingue lo sagrado de lo profano ni discrimina entre lo trascendental y lo trivial. Un país con estas características tan limitantes no puede aspirar al liderazgo universal. Mejor regresemos con otro "perdedor" según Cole: "el gobierno de Allawi. En lugar de parecer decisivo, como pretendió, acabó por exhibirse como lacayo de los neoimperialistas". El "gran vencedor es Sistani, cuyo carisma religioso ha sido ahora mejorado por sus sólidas credenciales nacionalistas. Es un héroe nacional por haber salvado a Najaf". Para Moqtada se trató de un "lavado. No había tenido Najaf hasta el mes de abril y puede sobrevivir fácilmente sin ella. Su movimiento se encuentra intacto en las barriadas de las ciudades del sur, aun si su grupo paramilitar ha sido debilitado". ƑNo habrá sido Moqtada un sacrificable alfil en el ajedrez iraní en esta coyuntura, y que luego intentarán resucitar en una nueva partida?
A LOS ALLEGADOS de Sistani, quienes se han excedido en explicaciones no solicitadas, les va a costar mucho trabajo persuadir a los escépticos que su llegada, tratamiento y salida de Londres "no contó con la coordinación" del gobierno británico. Tales allegados han filtrado al periódico Al-Hayat, un periódico árabe que se edita en Londres, que Sistani, nacido curiosamente en Irán, al ser visitado en su lecho en el hospital por una delegación de iraníes "desechó en forma vehemente un mayor papel de Irán en Irak". Sería impensable que el regreso triunfal de Sistani no haya contado con la "coordinación" tras bambalinas entre la teocracia de los ayatolas de Irán y Gran Bretaña, la "pérfida Albión", que conoce la región perfectamente y que es más sofisticada que los rudos estadunidenses. Dígase lo que se diga, los británicos y los iraníes se entienden mejor porque son más finos en los juegos geopolíticos que los estadunidenses en la fase bushiana, que todo lo piensan resolver a cañonazos.
LOS ASERTOS DE los allegados a Sistani no corresponden para nada a las exultaciones de la prensa británica ni a los titulares de la prensa iraní. Anton la Guardia, editor diplomático de The Daily Telegraph ("Todo el mundo se rinde al gran aytola", 27 de agosto), periódico relacionado con los neoconservadores de Estados Unidos y con el general Ariel Sharon, se vuelca en ditirambos: "Es un testamento a la autoridad del gran ayatola Alí Sistani que cuando irrumpió en Najaf ambos bandos declararon un cese al fuego y luego anunciaron un acuerdo de paz (...) Los funcionarios en Bagdad y sus patrones estadunidenses habían estado esperando fervientemente que el ayatola afirmara su rango y regresara a su cajón al radical clérigo". Steve Nagus y Drummond, reporteros de un periódico financiero londinense, sucumben a la religiosidad: "La milicia de Sadr entrega el santuario al ejército de peregrinos del ayatola" (Financial Times, 27 de agosto).
HASSAN HANIZADEH, DEL Teheran Times (28 de agosto), festeja "el papel pivote del ayatola Sistani para resolver la crisis de Najaf". Tras realizar el panegírico de Sistani, considerado marja al-taqlid (la fuente de emulación) como máxima autoridad religiosa del chiísmo iraquí, lo catapulta como "la única figura iraquí capaz de unir a todos los grupos del país bajo un solo paraguas". Después de fustigar el retorno de los baazistas, el iraní Hanizadeh concluye que, sin Sistani, Irak periclitaría en "la dictadura y el caos". ƑSe avecina una nueva lucha por el poder entre el regreso de los baazistas, en la región central sunita, y el retorno de Sistani, quien se afianza como el poder supremo del chiísmo iraquí?
MIENTRAS MILLONES DE peregrinos acompañaron en su histórica marcha a Sistani, las "fuerzas oscuras" de la región perpetraron tanto una carnicería en Kufa (en los suburbios de Najaf), contra parte de la comitiva de peregrinos, como un sabotaje múltiple un día antes contra 20 oleoductos en el sur, que interrumpió la mitad de sus exportaciones petroleras (The New York Times, 26 de agosto). Las exportaciones petroleras del sur de Irak, cubierto ahora por el manto religioso protector de Sistani, promedian 1.85 millones de barriles al día y los oleoductos en la región chiíta del sur exportan 90 por ciento del petróleo iraquí. ƑHabrá sido realmente el ejército de Al-Mahdi el autor de los sabotajes múltiples a los oleoductos, como deja entrever la prensa anglosajona vinculada a sus trasnacionales petroleras?
TIMOTHY BANCROFT-HINCHEY es muy duro contra Estados Unidos: "el resultado del acuerdo es que fracasó totalmente su objetivo principal, capturar a Sadr, y tiene que abandonar la ciudad dejando al Departamento de Estado diciendo que no entendía los detalles completos del plan de paz"; proclama la "victoria de Irak" y puntualiza cómo "los problemas de Irak pueden ser resueltos por los propios iraquíes" (Pravda, 27 de agosto). Sería más bien entre los chiítas, que representan 60 por ciento del mosaico iraquí. Lo cierto es que Sistani le ha sacado en forma gradual varias concesiones relevantes a las fuerzas anglosajonas durante sus 16 meses de aciaga ocupación, que van desde la promesa de celebrar elecciones, que por la ley demográfica del número le darían la mayoría automática a los chiítas, hasta el retiro nada glorioso de los marines de Najaf y Kufa. Hasta Scott Baldauf, de The Christian Science Monitor (27 de agosto), después de describir la desolación y destrucción que dejó la batalla de Najaf, no solamente admite que "al gobierno de Allawi le faltó propinar el golpe final" a la milicia de Moqtada Sadr, sino que también, pese a haber empujado militarmente a Sadr a un rincón, desde el punto de vista político, Estados Unidos ha cosechado un "desastre. La opinión de los chiítas hacia los estadunidenses, aun entre los moderados del campo de Sistani, es casi universalmente negativa".
EL DIRECTOR DE Stratfor ("Irak después de Najaf", 27 de agosto), George Friedman, vinculado a los intereses petroleros e israelíes, afirma en forma poco convincente que Irán salió derrotada y que Estados Unidos se fortaleció (šsic!) al haber conseguido "reducir el significado estratégico de Irak", lo que permitirá la relección de Bush; coloca, de paso, a Egipto, el "centro de gravedad del mundo árabe y el fundamento de la política de Estados Unidos allí", en el nuevo foco de atención, debido a la sucesión del presidente Mubarak, quien "vive sus días finales" y donde el "caos no puede ser ignorado". No tendrían sentido el petrocidio e hidrocidio aplicados en Darfur (Sudán) sin su conexión en la retaguardia con el cantado caos en Egipto y el que se despliega en las regiones del noreste, este y central de Africa.
EN FORMA MAS estructurada, Ehsan Ahrari ("El estira y afloja de EU e Irán sobre Irak", Asia Times, 28 de agosto) detecta que -si bien es cierto que "Irán, el clero chiíta iraquí y la masa chiíta tienen agendas totalmente diferentes"- el "papel de Irán en el lado chiíta de la ecuación del poder en Irak es extremadamente calculador y multidimensional". Irán posee fuertes lazos teológicos con Irak; ha servido como importante fuente de protestas contra el régimen iraquí, aun durante el apogeo de Saddam; y continúa jugando un papel similar en relación con la presencia de las fuerzas de Estados Unidos en su país vecino. La influencia de Irán en su economía subterránea ha permanecido sustancial. Como tal, espera influir en el curso futuro de la política de Irak. Se puede asegurar que Irán, a despecho de Estados Unidos, seleccionará varios candidatos en las próximas elecciones iraquíes". Queda diáfana la victoria de británicos e iraníes, y mucho más claro, quién fue el perdedor.
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