México D.F. Lunes 30 de agosto de 2004
Sin importar razas y nacionalidades, los deportistas
se diluyeron en un mosaico común
Entre cantos, bailes y tradición, Atenas cedió
la bandera olímpica a Pekín
Por primera vez en una ceremonia de clausura se entregaron
las medallas a los ganadores del maratón Ustedes son los vencedores,
dijo Jacques Rogge a los griegos
REUTERS Y DPA
Atenas, 29 de agosto. Atenas despidió hoy
sus Juegos Olímpicos y dio la bienvenida a Pekín 2008 con
una ceremonia colorida, ruidosa, caótica, alegre y desestructurada,
con la que se hizo un homenaje al júbilo humano en la cuna del olimpismo.
La
fiesta comenzó con una explosión de fuegos artificiales y
con la música de cinco de los mejores cantantes griegos, que nunca
antes habían estado juntos en un escenario, mientras el público
(unos 75 mil espectadores) y bailarines agitaban pañuelos blancos,
en una noche que fue de luna llena.
A partir de ahí el estadio Spyridon Louis se convirtió
en una sucesión de flashes de distintas celebraciones griegas con
música que saltaba de lo romántico a lo vibrante, del ambiente
íntimo al festivo.
El escenario se volvió un campo de espigas de trigo
colocadas en espiral para festejar la cosecha. Luego, cientos de personas
vestidas con trajes de distintas regiones presentaron sus bailes típicos.
Después, la alegría de una procesión de bodas.
De pronto, todo se volvió azul y Yannis Parios
cantó una melodía romántica, mientras unos veleros
se hacían a la mar. Hombres y mujeres celebraron en un bar, en noche
de copas. Y sobre el estadio olímpico descendió una media
luna.
Música de Zorba el Griego
Música nostálgica acompañó
una procesión de luces. Hasta que comenzó un baile alrededor
de fogatas y el estadio se volvió rojo. Más tarde se escuchó
la música de Zorba el Griego y el público la acompañó
con aplausos rítmicos.
Después de que los bailarines formaron los cinco
aros olímpicos en la base del estadio, como parte de la ceremonia
de clausura, se dio paso, por primera vez en una justa de verano, al acto
de entrega de medallas de los ganadores de la carrera del maratón.
El italiano Stefano Baldini, ganador del oro; el estadunidense
Mebrahton Keflezighi, plata, y el brasileño Vanderlei de Lima, bronce,
recibieron sus respectivas preseas. Lima, el único previsor que
la había llevado, sacudió sonriente la bandera de su país.
Después, con el estruendo y la luz de los fuegos
artificiales, entraron los deportistas seleccionados en su país
para portar su bandera, en una procesión que recorrió todo
el estadio.
Y se abrieron las puertas. Todos mezclados: unos corriendo,
otros a paso lento, tomando fotografías, con banderitas, los deportistas
y las delegaciones ingresaron en el estadio en un coctel de razas y nacionalidades.
Prosiguieron los discursos de rigor: "Los Juegos Olímpicos
volvieron a casa, y le hemos mostrado al mundo las cosas maravillosas que
pueden hacer los griegos", dijo la presidenta del comité organizador,
Gianna Angelopoulos.
"Estos
juegos fueron inolvidables", dijo el presidente del COI, Jacques Rogge.
"Unos juegos de ensueño", y, dirigiéndose a los griegos,
a los que tanto había criticado por la lentitud de los preparativos,
exclamó: "Los vencedores son ustedes".
Rogge añadió el protocolo diciendo: "Declaro
los juegos de la 28 olimpiada concluidos y, de acuerdo a la tradición,
llamo a la juventud del mundo a reunirse dentro de cuatro años en
Pekín".
Entonces entraron la alcaldesa de Atenas y el alcalde
de Pekín. Se cantaron los himnos nacionales griego y chino. Atenas
alzó la bandera olímpica y con ésta en alto avanzó
por el estadio. La entregó a Rogge. Y la tomó Pekín.
China se apropió del estadio, con música,
linternas rojas y representaciones orientales. Luego, la flama olímpica
descendió y una niña vestida de blanco simuló tomar
su luz entre las manos. La compartió con otros niños y caminó,
mientras en el pebetero se apagaba la flama.
Otra vez volvió la música, el baile, los
fuegos artificiales, hubo una lluvia de papel picado. Atrás quedó
Atenas, la de Zeus y Platón, y llegó el Oriente, que dio
al mundo una muestra de la magia que ofrecerá en 2008.
ADIOS ATENAS, PEKIN ESPERA Los juegos de la cuna del olimpismo fueron despedidos en una ceremonia colorida y con una explosión de fuegos artificiales en el estadio Spyridon Lous. El escenario se convirtió en una secuencia de distintas ceremonias griegas, con música que saltaba de lo íntimo a lo festivo. En la maratón, que finalmente ganó el italiano Stefano Baldini, ocurrió un incidente con el brasileño Vanderlei de Lima, que corría al frente de la prueba y fue derribado por un irlandés, quien lo sacó de ritmo; metros más adelante fue superado por dos competidores y obtuvo sólo la presea de bronce FOTO REUTERS
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