ASTILLERO

Julio Hernández López

Cortesía expiatoria

El fondo del problema no es la urbanidad
ƑTregua? Proyecto excluyente bipartidista

POR SOPLO DIVINO, o por genuina iluminación personal, algunos declarantes, comentaristas y "líderes de opinión" han colocado el tema de las buenas costumbres en el centro de la discusión sobre lo sucedido la noche del miércoles en San Lázaro. Pareciera que lo más importante de esa fecha hubiera sido la "falta de respeto" a la investidura presidencial, la "grosería" de ciertos diputados y senadores y el incumplimiento de las normas mínimas de la convivencia civilizada.

ESA INTERPRETACION SIMPLE (el Manual de Carreño como doctorado en ciencia política) se acomoda a la tesis foxista de culpar al Congreso, y a los partidos y líderes opositores, del entrampamiento nacional, y elude la búsqueda de las causas reales de la acelerada degradación de la política mexicana (deterioro encabezado por el mismo personaje que como diputado federal ganó fama en 1988 colocándose boletas electorales en las orejas, y que como candidato en 2000 se esmeró en infringir por apetito publicitario cuanta norma formal e informal pudo, y que ya como Presidente de la República ha mantenido una implacable conducta de frivolidad, ligereza, volubilidad e intrascendencia, que lo mismo le ha llevado a devaluar el cargo al pretender compartirlo conyugalmente que a agraviar sostenidamente a los ciudadanos al pretender convertir sus ensueños en realidad oficial y al empecinarse en reformas impopulares y en entreguismos empresariales y trasnacionales).

CENTRAR EL ANALISIS en aspectos de modales y de cortesía hace suponer que el estallido legislativo del miércoles fue un asunto de humores, de hormonas, de estados de ánimo, de ocurrencias o desobediencias (el mismo PRD, sabidamente incapaz de entender siquiera lo que a él mismo le pasa, ha dejado correr la percepción de que la sublevación en San Lázaro fue un caso de mala educación. Senadores de acomodo sexenal, como Jesús Ortega, o de contracorriente como método de supervivencia, como Demetrio Sodi, se dieron golpes de pecho por el mal comportamiento de los peladitos que son sus compañeros). Con esos declarantes, y con Leonel Godoy como gerente de saldos de temporada, es entendible que el propio partido del sol azteca sea incapaz de explicar las causas profundas de lo que sucedió en el cuarto Informe presidencial. ƑModales, respeto, cuando el Palacio Legislativo fue colocado bajo amplio estado de sitio, cuando la elite política nacional hubo de trasladarse sin libertad ni decoro en vehículos custodiados por militares, entre calles vaciadas por la fuerza? ƑModales, respeto, cuando en las calles una movilización sin precedente se estrellaba no sólo contra el autismo presidencial ya sabido, sino contra las murallas estrenadas en las calles capitalinas luego de ensayos policiaco-militares contra los altermundistas? ƑQué acaso no constituye un agravio altamente provocador utilizar la tribuna legislativa para dar un Informe oficial tramposo y falaz?

VEASE EN TODO caso, al más puro estilo foxista, el vaso medio lleno aunque apenas unas gotas contenga: los desbordamientos del miércoles obligarán al entierro de la antigualla conocida como Informe presidencial y, además, sentarán las bases para una recomposición política de urgencia. Pero habrá que tener claro el sentido del obligado acicalamiento foxista: así como está planteado, no tendrá otro camino que la ya muy anunciada fusión de intereses entre el foxismo decadente y el madracismo-salinismo (una de las consecuencias inmediatas será el abandono de Gerardo Buganza en la contienda contra Fidel Herrera en Veracruz, y, a corto plazo, la liberación del hermano Raúl, para beneplácito del incómodo Carlos). La tregua convertida en entrega significará una estrategia compartida entre PRI y PAN para resistir los embates del perredismo a causa del intento de desafuero de Andrés Manuel López Obrador. Los "acuerdos" (esos sí muy decentes y bien peinados) buscarán la redición de la estrategia salinista de confinamiento del sol azteca en el casillero de la violencia y el escándalo para tratar de que la final electoral sea disputada fraternalmente entre candidatos panista y priísta que a fin de cuentas tendrán un calvo proyecto común de fondo.

EN TANTO, MODOSO y educado regresa a México el héroe del Pemexgate (y de muchas otras trapacerías de almidonado cuello blanco), Rogelio Montemayor, para filmar con gran urbanidad algunos episodios de la telenovela diaria denominada La impunidad de los corruptos. Y el galán de los gastos excesivos de campaña, Catalino Creel, se apresta con gran autoridad moral a encabezar los trabajos de la tal tregua anunciada por el esposo de la señora Sahagún. Y decentísimo, con las manos cruzadas sobre el regazo, casi leyendo el catecismo, el fiscal dador de atole con el dedo en materia de guerra sucia, Ignacio Carrillo Prieto, se atreve a importunar al presidente Fox por no tener como "prioridad" el esclarecimiento del pasado, y anuncia a través de The Washington Post que la semana entrante planteará en Los Pinos la idea de pedir nuevas órdenes de aprehensión pero, si le dicen que no se puede, entonces preguntará al Presidente, educadísimo: "ƑQué se hará, entonces?" (šCaray! ƑCómo no es diputado el citado fiscal? Otro San Lázaro nos cantara). Lo bueno es que el antedicho licenciado Creel ya está convocando a los mexicanos a rezar el rosario, perdón, a cantar el Himno Nacional el próximo 15 a las 12 horas. šAh, qué patrióticamente modosa salvación!

ASTILLAS: UNA LECTORA HABILITADA como corresponsal espontánea de este tecleador informa: "Rosario Robles está en México. Este martes comió en el San Angel Inn con Juan Collado, el abogado de Carlos Ahumada Kurtz. Lo interesante es que al postre se les unió Ƒquién crees? Ni más ni menos que Andrés Massieu, el ex secretario particular de Carlos Salinas de Gortari. Según eso, Rosario no volverá a España, donde sólo estuvo un mes, pues le entró el síndrome del Jamaicón Villegas" (el famoso lateral izquierdo del Guadalajara siempre ansioso de regresar a su pueblo)... šFeliz, y muy educadito, fin de semana!

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