México D.F. Miércoles 8 de septiembre de 2004
Desencanto con el presidente brasileño en el décimo Grito de los Excluidos
Decenas de miles se manifiestan contra el gobierno de Lula; piden cambio de rumbo
Se tensan las relaciones entre Brasilia y el periódico estadunidense The New York Times
AFP Y DPA
Brasilia, 7 de septiembre. Decenas de miles de po-bres se manifestaron hoy en todo Brasil en el décimo Grito de los Excluidos, ya expresar así su desencanto con el gobierno del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, que celebraba el 182 aniversario de la independencia del país y destacaba los, a su juicio, buenos resultados de la economía.
"Es necesario un cambio en el rumbo del gobierno porque no incluye a los excluidos", declaró el coordinador del grito, Luiz Bassegio. El lema este año fue "Brasil, cam-bio de verdad, el pueblo lo hará".
La principal manifestación de este mo-vimiento convocó a unas 100 mil personas en el santuario de Aparecida, patrona de Brasil, en el interior de Sao Paulo, fecha en que reunió a campesinos, sindicalistas y también a centenares de miles de católicos.
"Tenemos esa experiencia de que en este tiempo de gobierno no se cambió mucho. Pero todavía creemos que puede existir esa fuerza popular y que ésta pueda cambiar la cabeza de los que nos gobiernan", declaró el obispo de Ipiranga, José María Pinheiro, uno de los presentadores de la jornada de los excluidos, que se celebra cada 7 de septiembre desde 1995.
También participó el Movimiento de los sin Tierra, tradicionalmente aliado de Lula y del gobernante Partido de los Trabajadores, pero cuyo coordinador nacional, Joao Pedro Stédile, aseveró esta vez que estaban allí para denunciar que "el pueblo está en-furecido con la política económica"
El dirigente acusó a Lula de estimular los sentimientos patrióticos del pueblo, mientras su gobierno "entrega a las trasnacionales" las reservas de petróleo y mantiene "total servilismo ante los intereses del Fondo Monetario Internacional".
Subrayó Stédile que "el pueblo quiere empleo, salario, reforma agraria, y esas cosas están yendo a paso de tortuga. O sea, el pueblo brasileño no tiene nada que conmemorar el 7 de septiembre, ni siquiera el día de la soberanía nacional".
No obstante, Lula llegó a los desfiles oficiales en Brasilia en medio de aplausos de otros miles de personas, de pie sobre el mismo Rolls Royce descapotable que lo llevó a la presidencia el primero de enero de 2003, portando la banda presidencial y acompañado por su esposa.
Puntualizó que se celebraba el día de la independencia nacional con la certeza de que no basta con la independencia constitucional, y que estaba demostrando -con el crecimiento de las exportaciones, la generación de empleos, de la economía brasileña- que "estamos avanzando hacia la independencia política, económica y social".
Por otra parte, las relaciones entre el gobierno de Lula y The New York Times volvieron a entrar en fricciones por una nota del corresponsal Larry Rohter sobre una polémica propuesta gubernamental de crear un Consejo Federal de Periodismo, al hacerse eco de que sería un retroceso en materia de libertad de expresión. Rohter es autor de una nota que hace meses reportó que el presidente Lula tenía afición al alcohol.
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