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México D.F. Miércoles 15 de septiembre de 2004

Por la violencia, disminuyen las posibilidades de que se celebren elecciones en enero

Atentado frente a estación policial en Bagdad deja unos 60 muertos

Grupo de Zarqawi se atribuye el ataque; acribilla una furgoneta en Baquba y mata a 11 policías

PATRICK COCKBURN THE INDEPENDENT

Bagdad, 14 de septiembre. Charcos de sangre, vidrios y zapatos quedaron regados este martes a lo largo de la calle Haifa luego que estalló una bomba afuera de una estación de policía, que dejó un cráter de unos seis metros de diámetro y lo que parecían restos humanos calcinados, colgando de los árboles.

La explosión arrasó a una multitud de hombres jóvenes que trataban de conseguir empleo en la policía, y mató a unas 60 personas; dejó heridas a casi 120.

Los cuerpos de quienes murieron por el estallido yacían desperdigados por toda la zona comercial, una de las de más tránsito en Bagdad, y que se ha convertido en una de las principales líneas de combate de la creciente insurrección contra el gobierno iraquí, respaldado por Estados Unidos.

La explosión fue causada por un atacante suicida a bordo de un automóvil repleto de bombas de artillería, que se hizo estallar afuera de la estación policiaca en una calle que se encuentra al lado oeste del río Tigris, en el corazón de la ciudad.

"Escuché una fuerte explosión y de pronto me di cuenta que estaba cubierto de sangre", declaró Yassid Hamid, estudiante de 21 años, internado en un hospital cercano. "Decidí unirme a la policía para ayudar a mi familia" dijo.

"Vi personas envueltas en fue-go correr en todas direcciones", señaló Mahdi Mohammed, cuya peluquería está cerca del centro de la explosión.

Haifa es una calle con largas cuadras llenas de torres habitacionales que ocultan callejones estrechos y viejas viviendas de adobe. Es hogar de algunos de los más duros criminales de Bagdad.

Las torres habitacionales son sitios perfectos para emboscadas y sus residentes, muchos de ellos antiguos miembros del partido Baaz provenientes de Tikrit, don-de nació Saddam Hussein; entre ellos se encuentran los más implacables enemigos de las fuerzas de ocupación estadunidenses.

Saddam pasó sus años formativos en este barrio bravo y le puso

su nombre a la zona, conocida co-mo Saddamiyat Karkh, en los años 80, después de someterla a un proyecto de renovación urbana.

Ahora, se ha hecho habitual que desde este barrio se lancen ataques con mortero en dirección a la vecina y fuertemente fortificada área antes conocida como Zona Verde, donde tienen sus bases las fuerzas estadunidenses, los diplomáticos occidentales y la administración iraquí interina.

El ataque de este martes marca un nuevo espasmo en la capacidad de Irak de demostrar que el go-bierno interino de Iyad Allawi, instalado por Estados Unidos con gran fanfarria a finales de junio, no ha fracasado al enfrentar a la insurgencia o al dar seguridad a las personas comunes.

En la ciudad de Baquba, al norte de Bagdad, hombres armados acribillaron una furgoneta en la que viajaban policías. Según un hospital local, 11 policías y un ci-vil murieron en el atentado.

Los ataques en Bagdad y Ba-quba fueron reivindicados por el grupo de Abu Musab Zarqawi, un militante islámico. Un comunicado publicado en un sitio islámico de Internet afirmaba: "Gracias sólo a Dios, un león de las brigadas de aquellos que buscan el martirio atacó exitosamente el centro de voluntarios para el traidor aparato de policía".

La campaña de ataques suicidas, que comenzó en agosto del año pasado, se ha llevado a cabo sin piedad con las víctimas civiles y se ha dirigido primordialmente a las nacientes instituciones del Es-tado iraquí, y no contra el ejército de Estados Unidos.

Muchos de los hombres que intentaban unirse a la policía no estaban dispuestos a admitir que fueron víctimas de un ataque suicida y culparon a Estados Unidos.

"Había un jet estadunidense volando encima de nosotros antes de la explosión" dijo Yassin Ha-mid. Su madre, sentada a su lado en el hospital, lo interrumpió para decir: "Están tratando de acabar con los iraquíes".

Otros culparon a los "terroristas", pero acusaron al gobierno iraquí y a Estados Unidos por no proporcionar seguridad. "Bush es un perro", coreaba una multitud en la calle Haifa, zona sunita que es famosa por su apoyo militante a la resistencia contra el invasor.

Omar Mezher Mohammed, quien acababa de ver morir a tres de sus amigos, declaró: "Los atacantes no son verdaderos mujaidines ni ejercen la resistencia contra los estadunidenses".

La disposición de hombres jó-venes a esperar durante horas frente a estaciones policiacas con la esperanza de ser reclutados, pe-se a saber que podrían ser el blanco de una bomba, demuestra la desesperación ante la escasez de empleo en Irak. Al menos la mitad de la población está desempleada y la cuarta parte vive con menos de dos dólares diarios.

Es una medida de la violencia en Bagdad que la del coche bom-ba no fue la primera explosión que vivió la calle Haifa la mañana de este jueves. Taha Salem Shalash, desempleado de 24 años, fue a la estación de policía a las 7:30 horas de la mañana buscando empleo.

"Pero habían caído tres granadas de mortero cerca de la estación la noche anterior. Nos dijeron que no habría entrevistas durante el resto del día", comentó Shalash.

Pero los que buscaban empleo sospecharon que la policía reanudaría las entrevistas de reclutamiento: "Ya ha pasado otras ve-ces", dijo Hassid Hamid, quien rehusó irse a casa.

Había unos 250 hombres esperando en la calle o bebiendo té en pequeños comercios cuando estallaron los explosivos a bordo de un vehículo Toyota.

La creciente violencia de los anteriores días disminuye las probabilidades de que se celebren elecciones en enero próximo. El año pasado y a principios de 2004, Estados Unidos afirmó que la situación de seguridad era demasiado precaria y que la organización de un padrón tomaría tiempo.

Pero en los últimos seis meses la seguridad se ha deteriorado con-siderablemente, además de que existen amplias zonas del país fue-ra del control del gobierno.

Gobierno interino tambaleante

El gobierno interino iraquí, confiando en el poder del ejército es-tadunidense, optó por enfrentarse, en agosto pasado, con los milicianos chiítas de Moqtada Sadr, el clérigo radical, en Najaf.

La lucha destruyó buena parte de la ciudad, murieron 400 personas y quedaron heridas otras 2 mil 500, según el Ministerio de Salud.

El gobierno no ha podido ex-tender su estrecha base política. Estados Unidos ha prometido prorrogarle la autoridad, pero sus métodos parecen confiar demasiado en el uso de ataques aéreos que provocan numerosas víctimas civiles y generan mayor rencor hacia el ejército estadunidense.

Justo en el momento en que un vocero militar de Estados Unidos informaba el lunes anterior que su país había ejecutado un ataque "de precisión" contra una casa usada por militantes islámicos en Fallujah, los iraquíes veían por televisión imágenes de una ambulancia de Media Luna Roja en la ciudad hecha pedazos por una bomba que mató al conductor, al paramédico y a cinco pacientes.

Muchos de los ataques de los rebeldes tienen blancos precisos. Saboteadores golpearon una ramificación clave en el oleoducto de Baiji, al norte de Bagdad, con lo que consiguieron que un río de pe-tróleo ardiente cayera en cascada por una loma hacia el río Tigris.

El calor del fuego fue tal que se derritieron cables eléctricos que provocaron una reacción en cadena en generadores de suministro, lo que dejó a gran parte del país sin electricidad. El ataque con coche bomba ocurrió poco después de que ingenieros repararon los daños causados por la explosión anterior.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

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