México D.F. Jueves 23 de septiembre de 2004
Presentaron Frida Kahlo. Un homenaje,
libro sobre la vida de la artista
De Frida se ha dicho lo bastante, pero todavía
no lo suficiente, dice Monsiváis
''El mito es tan poderoso que se equipara a la obra'',
evalúa el ensayista Destaca un especialista la avidez de la pintora
por la lectura y el encuentro con algunos estridentistas
CARLOS PAUL
Parecería que sobre Frida Kahlo se ha dicho todo,
pero lo que ha sucedido es que ''se ha dicho lo bastante, para que lo identifiquemos
con todo, y no se ha dicho todavía lo suficiente; porque el todo
cambia con cada generación, es decir, el conocimiento de Frida es
muy distinto del que se tenía en 1940, al que se tiene hoy, que
además se enfrenta a un fenómeno con repercusiones internacionales",
comentó Carlos Monsiváis en la presentación del libro
Frida Kahlo. Un homenaje, que se realizó este martes en el
Club de Industriales.
Luego
de señalar la manera en cómo el público de diferentes
generaciones ha apreciado la vida y obra de la pintora y cómo Frida
desde su juventud se dio a conocer muy pronto, pues ''nunca pasó
inadvertida" debido a que era la compañera de Diego Rivera, Monsiváis
destacó que sin la Revolución Mexicana, ''ninguno de los
hoy grandes artistas hubiera tenido el público que tuvo".
Ese movimiento armando -abundó el escritor- creó,
entre otras cosas, ''la sensación de una 'originalidad nacional',
concepto que se puede discutir, pero lo que no se puede negar es que ese
primer público de Frida creía devotamente en la originalidad
nacional, así no estuviera consciente del término o sus repercusiones.
''En ese contexto, Frida se sitúa como un producto
de la originalidad nacional", para cuyo desarrollo (de esa originalidad)
se deben destacar las aportaciones de Fernando Gamboa, quien ''casi por
su cuenta, crea el primer espacio canónico de la pintura mexicana".
Monsiváis comentó que cuando vio a Frida
por primera vez, en 1954, en una manifestación de rechazo por la
intervención de la CIA en Guatemala, la pintora ''ya era un fenómeno
capitalino muy intenso.
''Era la dolorosa, la compañera de Rivera. Tenía
algo de esa religiosidad laica que con el tiempo se fue acrecentando. Al
verla, estábamos presenciando un espectáculo magnético,
estabamos viendo una especie de virgen que no dependía de una sistema
de comunicación extraterrenal."
Autorrepresentación con misterios
Frida -''que no depende de Diego en cuanto a su proyección
artística"-, a partir de su muerte ''se va convirtiendo de un modo
creciente para el público, en una obra que tiene que ver básicamente
con la autorrepresentación y con la idea de que en esa autorrepresentación
hay misterios, enigmas, que al develarlos permiten un goce estético
importante", definió Monsiváis.
Con la fridomanía, continuó, existe
un público que no puede distinguir entre la vida y la obra de la
pintora, además ''parece que la vida de Frida es tan espectacular
y épica a su manera, que lo único que hay que esperar es
una miniserie pronto, porque finalmente es un personaje que no se agota.
El mito es tan poderoso que se equipara a la obra y eso es casi imposible
de decir de un artista".
En la presentación de Frida Kahlo. Un homenaje
estuvieron presentes Gerardo Estrada, titular de Difusión Cultural
de la UNAM, y Luis-Martín Lozano, director del Museo de Arte Moderno.
Lozano centró su intervención en los momentos
históricos y culturales de la vida de la pintora, antes de conocer
a Diego Rivera. De cuando la joven Kahlo rezaba y comulgaba, de su relación
con Alejandro Gómez Arias, ''a quien entregó su virginidad",
de sus sueños de viajar a Estados Unidos, su avidez por la lectura
y el encuentro con algunos estridentistas.
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