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México D.F. Jueves 23 de septiembre de 2004
FORO DE LA CINETECA
Carlos Bonfil
Una sola entrega
A LOS HERMANOS gemelos Oxide y Danny Pang Chung
se les conoce en México por su sugerente cinta de horror El ojo,
presentada en el Festival de Verano de la Filmoteca de la UNAM pasado,
de la que ambos fueron guionistas, y el primero director. Su mayor éxito
de crítica, sin embargo, es hasta la fecha Bangkok, dangerous,
de 1999, historia fascinante de un joven sordomudo (Pawalit Mongkolpisit),
asesino a sueldo enamorado de una dependiente de farmacia, quien le suministra
drogas y medicamentos sin saber nada del oficio de su amante.
TRES AÑOS DESPUES, justo antes de realizar
El ojo, Oxide Pang retoma la idea de un encuentro amoroso, esta
vez entre una joven prostituta y un narcotraficante. En Una sola entrega
(One take only, 2002), el personaje central parece ser la capital
tailandesa (originalmente el título debía ser Bangkok
for sale), y no tanto la pareja de amantes en situaciones límite,
fuertemente solidarios en la faena criminal. En lugar de una relación
pasional al estilo del cine negro clásico, asistimos a una radiografía
muy llamativa de la vida juvenil en Bangkok, y lo que sorprende esta vez,
además de los alardes técnicos de la realización,
es la mirada escéptica que el director hongkongués y su hermano
guionista lanzan sobre la ciudad que ha sido su residencia elegida desde
hace más de una década.
EL ACTOR PAWALIT MONGKOLPISIT interpreta de nuevo
a una figura criminal, esta vez al indolente Bank, un narcotraficante de
poca monta que sueña con volverse un poderoso miembro de la mafia
local. Cuando conoce a la joven prostituta Som (Chalerporn Paprach), ambos
se involucran en la venta de estupefacientes y consiguen, mediante ingeniosas
artimañas, dinero suficiente para cambiar su tren de vida y abandonarse
a un consumismo voraz. De Bangkok, dangerous a Una sola entrega
el realizador ha cambiado de registro: su descripción de la vida
moderna y la manera en que sus personajes juveniles viven, padecen o intentan
explotar la experiencia urbana, se aproxima a las vivencias descritas por
su colega chino Hou Hsiao Hsian en la estupenda Millenium Mambo.
La observación social es fina y meticulosa en ambos casos, aunque
Oxide Pang y su hermano, los dos publicistas al tiempo que cineastas, recurren
a múltiples artificios técnicos en su narración, desde
el viraje cromático y el recurso a la cámara lenta para sugerir
escenas oníricas, hasta un montaje efectista que pronto hace olvidar
las preocupaciones morales que sugiere la trama.
DE
MODO MAS evidente que en Bangkok, dangerous, la estilización
triunfa sobre el contenido, sobre el atractivo mismo de la historia de
amor, antes primordial, hoy sólo elemento accesorio de la historia
urbana, y sobre la actuación de los dos protagonistas, reducida
a arquetipos de conducta previsible, sin mayor autoridad ni fuerza, emblemas
de un sector de la juventud tailandesa. Hay por supuesto anotaciones interesantes
y divertidas, como la obsesión por el uso del teléfono celular
o la descripción del comportamiento de Bank, soñando con
un porvenir que no acierta a definir, pero que imagina grandioso, siempre
entre la súbita agitación y la narcolepsia mental.
EN LA APROXIMACION que hace
Oxide Pang de estas mitomanías personales al ritmo excedido de la
vida en el Bangkok actual, reside parte del interés novedoso de
Una sola entrega. Habrá tal vez que lamentar el perfil algo
desdibujado de los personajes o las mil ambigüedades de la trama,
y saludar en cambio el registro de una ciudad en transición continua,
la crónica de sus obsesiones y miserias por medio de la experiencia
de una pareja de amantes. Una buena preparación para esa otra magnífica
cinta tailandesa, de Pen-Ek Ratanaruang, La última vida en el
universo, de estreno comercial inminente.
UNA SOLA ENTREGA se poyectará hoy
en la sala 3 y mañana en la sala 2 a las 12, 16:30, 18:45 y 21 horas.
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