México D.F. Viernes 24 de septiembre de 2004
ENTREVISTA/AUGUSTO
ROA BASTOS, ESCRITOR
Nada de apatía; ''necesitamos crear una conciencia
crítica''
LLAMA A UNA INTENSA ACCION CULTURAL PARA RESCATAR A PARAGUAY
Dictadura y neoliberalismo ofrecen una mirada unilineal
en la que no caben la disensión ni la crítica, dice el narrador,
y subraya la gran fuerza vital de América Latina para recuperar
el sitio que le corresponde
STELLA CALLONI/ II Y ULTIMA CORRESPONSAL
Buenos Aires. Dedicado a trabajar con los jóvenes
de Paraguay, porque éstos entienden y necesitan el discurso crítico,
el escritor Augusto Roa Bastos comparte con La Jornada su escepticismo
por la llamada literatura comprometida, sus preocupaciones y batallas contra
la violencia y su concepción del poder desde la óptica de
la literatura.
-Sus libros tienen profunda identidad con su país,
con la región y con esos mitos de la cultura indígena.
-Es muy difícil definir la identidad de un país
y más como Paraguay, donde se mezclan tantos elementos incluyendo
los metafísicos.
''Me
preguntan a veces sobre el tema de la identidad nacional, pero no es fácil
definirlo, porque además constantemente se producen cambios locales,
regionales que influyen y modifican.
''Existe un enorme reduccionismo cuando se intenta encerrar
la idea de identidad en lo que identifica como la forma de vestir, la música,
la comida. Eso no es suficiente.
''Yo he dicho hace tiempo ante una pregunta sobre cómo
definir al paraguayo, que somos oscilantes entre aspectos muy contradictorios
o se trata del héroe arrojado, increíble en imagen y hasta
delirante y al mismo tiempo como un desmemoriado, pusilánime, incluso
cobarde.
''La tragedia que vivió nuestro pueblo por años
y años nos hizo ambiguos como sucede con todo aquel que se defiende
y necesita sobrevivir a la opresión. En estos tiempos de reflexión
pienso que el nacionalismo paraguayo es defensivo y nos ha ayudado a creer
en un destino nacional y a luchar, pero entendido a ultranza nos hace daño
de alguna manera y adormece. Además fue utilizado a lo largo de
nuestra historia por los regímenes, las dictaduras y las revoluciones
que se intentaron y esto influyó en algunas deformaciones del carácter
de la colectividad.''
Desafíos ineludibles
-Esa reflexión se une a otra que surge siempre
cuando se habla con un escritor y es el tema del compromiso o no de la
literatura con la situación social en su país.
-Nunca he creído en lo que considero absurdo llamar
literatura comprometida. Creo en que cada uno asume un compromiso. Siempre
lo asumí. Se escribe y uno está insertado en su realidad,
en su tiempo, y nada de lo que sucede alrededor, de lo que anda en la memoria
es ajeno a la colectividad, a la época.
''He debatido siempre sobre este tema, porque nadie puede
proponerse ser un escritor comprometido. Siento que un intelectual no puede
eludir los desafíos de un compromiso frente a lo que lo rodea. La
literatura tiene sus caminos, sus lenguajes de símbolos, los espejos
de que hablan muchos autores, y tienen caminos diversos, que enriquecen,
aun sin proponérselo.
-En Paraguay usted habla mucho de la memoria del miedo.
¿Cómo se trabaja con esto hacia el futuro?
-Desde 1947, cuando miles salimos al exilio se produjo
la interrupción de una trayectoria y una producción cultural
con muchos valores y que se perdió en los laberintos de la violencia,
la muerte, en las personas que no pudieron huir y en los exiliados.
''La dictadura (de Higinio Morínigo) que precedió
a la de Stroessner, aunque menos dura que ésta, destruyó
los canales de comunicación cultural. Y todos conocen la destrucción
y el atraso, además de los años y años de terror que
significó para Paraguay la dictadura de Stroessner.
''Por eso he dedicado estos años a trabajar con
los jóvenes que entienden y necesitan el discurso crítico.
Me preocupa el contraste, la diferencia de Asunción con el interior
del país tan marginado y no se ve que los políticos muestren
mucha voluntad para corregir esa injusticia, cómo se debe cambiar
la estructura social, política cultural y económica, sin
más tardanzas porque no se puede perder este momento.''
El poder, tema recurrente
-Surge la cuestión del poder.
-Es un tema sobre el que trabajo intensamente en literatura,
en periodismo, en mi actividad docente, como trabajo el de la violencia
que reproducen la televisión y el cine como signo negativo de esta
época.
''Nadie debe ser indiferente ante todo lo que sucede.
Y en este caso se hace necesario cultivar la memoria histórica,
ayudar a crear una conciencia crítica. Para la libertad, para acabar
con la impunidad y la corrupción. Con los jóvenes debemos
analizar la realidad profundamente y elaborar un proyecto nacional de rescate,
despojados de esquemas en una intensa acción cultural, eliminando
las mezquindades.
''La vida misma genera sus acciones de preservación,
de sobrevivencia. Paraguay es un ejemplo de ello, pero tenemos que advertir
sobre lo que sucede en el mundo, sobre los peligros de destrucción
que nos amenazan, sobre lo que pasa con las guerras apocalípticas,
la corrupción, la pobreza, los desastres ecológicos, esto
que nos rodea y que debemos transformar entre todos. Las consecuencias
de las dictaduras y de lo que se llama neoliberalismo que avanzó
sobre nuestros países ante la ruptura del equilibrio que permitía
el mundo de hegemonía bipolar invadiendo todo.
''En esa mirada unilineal no existe la disensión
ni la posibilidad de crítica. Y tenemos otras prioridades para actuar
frente a esto y podemos hacerlo. Aunque somos países primitivos
e ingresamos muy lentamente a la era moderna, unos más lentamente
que otros, debemos hacer frente a esa relación con los centros de
poder mundial en la que el más poderoso, Estados Unidos, se impone
por diversos medios.
''Ese poder empujó la opresión y el atraso
de nuestro pueblo. Tenemos una enorme fuerza vital en América Latina
para recuperar no el tiempo perdido, sino el lugar que nos corresponde.''
Oralidad del guaraní
-A 30 años de Yo el Supremo, ¿qué
diría de esta novela aunque no le gusta hablar de su obra?
-He dicho que Yo el Supremo refleja una cierta
insania que no podría repetir, como no podría repetir su
estilo. Francia fue un terrible dictador con honestidad de hierro y una
personalidad avasallante. He dicho también que quise mostrarlo en
su propio medio, la oscuridad y la luz. En realidad era un monje laico
que manejó el país como un monasterio aunque era anticlerical,
él -que pudo tener gran influencia de los jesuitas- actuaba con
enorme honradez y una defensa de la soberanía y la dignidad del
pueblo que lo separan de otros tiranos que usaron el poder para ambiciones
personales.
''También el libro es una reflexión sobre
tradiciones culturales de Paraguay, y quiero remarcarlo, una expresión
de la oralidad del guaraní donde la palabra es fundamental y eso
expresó mi rebeldía contra lo que llamé los relatos
establecidos. Procuré inventar una forma trascendental de escritura,
una metaescritura.''
En Asunción, en un barrio tranquilo, sin boato
alguno Roa Bastos vive rodeado de la veneración y el amor de los
suyos. Repite que aprendió la imposibilidad de superar a la realidad
y que su rebeldía para no dejarse atrapar por visiones cerradas
y su decisión de elegir la oralidad como transmisión cultural
y de formación ha sido como un pacto con la vida. Es una forma de
literatura que parece que no deja rastros, pero es la que más sobrevivirá
en la memoria y en el rescate cultural que intenta.
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