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México D.F. Viernes 24 de septiembre de 2004 |
Castigo a la educación superior
En
el proyecto de Presupuesto de Egresos para 2005 enviado por el Ejecutivo
federal a la Cámara de Diputados se plantea un severo recorte al
gasto destinado a las universidades públicas. Por tercer año
consecutivo, el gobierno del presidente Vicente Fox propone al Congreso
un presupuesto recesivo que posterga de nueva cuenta la reactivación
de la economía y el empleo, con lo cual se sigue posponiendo la
atención a los rezagos en los rubros que deberían ser prioritarios:
los servicios de salud, educación, vivienda y la generación
de empleos. En cambio, se sigue privilegiando el pago de la deuda pública
-abultada por la estatización de deudas privadas como son el rescate
bancario y de carreteras- interna y externa, así como la estabilidad
de la macroeconomía.
El planteamiento presupuestal se convierte en un indicador
más de la falta de rumbo de la economía y, por lo tanto,
de un proyecto de gobierno para conducir el país por el camino del
crecimiento y el desarrollo. En el discurso oficial se señala reiteradamente
que la inversión en educación, y particularmente en enseñanza
superior, es prioritaria para promover los cambios estructurales que el
país necesita para ser competitivo en la escala mundial; sin embargo,
de manera incongruente con ese discurso los gobiernos neoliberales han
castigado, año con año, la que debiera ser la principal inversión
pública. Con el retiro de subsidios a las universidades, el foxismo
ha dado continuidad a la tendencia de sexenios anteriores, siguiendo las
políticas promovidas por los organismos financieros internacionales
encaminadas a la privatización de la enseñanza superior,
a pesar de que se ha planteado como meta destinar 8 por ciento del PIB
a la educación en 2006.
Los efectos de estos recortes están a la vista
en el deterioro de la infraestructura de los planteles, los laboratorios,
las bibliotecas y la imposibilidad de ampliar la matrícula para
atender la demanda. Es imposible soslayar el hecho de que al cancelar la
función de la enseñanza superior como factor de movilidad
social se provoca frustración entre la población joven, que
ve limitadas sus expectativas de desarrollo, lo que se refleja a su vez
en una mayor presión social, la cual no tiene salida en un entorno
de estancamiento económico.
¿Cómo se pretende superar ese atraso si
se desestima la inversión en la educación al más alto
nivel de la fuerza laboral del país, si se carece de visión
de largo plazo para promover algo más que la capacitación
para ofrecer mano de obra para las maquiladoras, y al nivel más
bajo del sector de servicios, si no se promueve la generación de
empleos?
La propuesta presupuestal para el próximo año
confirma las críticas de la cúpula empresarial al gobierno
foxista, en el sentido de que el país carece de rumbo económico.
En sus señalamientos, la Confederación Patronal de la República
Mexicana cuestionó también el papel de la clase política
en su conjunto que, embebida en la disputa coyuntural por el poder, ha
dejado de lado la atención a los temas prioritarios y la toma de
acuerdos para superar rezagos históricos. Sin duda debe considerarse
como una alerta roja el que con más de la mitad del camino recorrido,
ni siquiera la iniciativa privada tenga certeza de hacia dónde quiere
ir este gobierno.
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