México D.F. Domingo 26 de septiembre de 2004
El ex dictador se declara inocente de cargos
por los crímenes de la Operación Cóndor
"Cosas menores", como asesinatos, no ocupaban a Augusto
Pinochet
Autorizó ese esquema represivo, afirman sus ex
colaboradores Manuel Contreras y Cortés Villa
El juez Guzmán lo sometió a interrogatorio
durante 45 minutos en la mansión del general retirado
ENRIQUE GUTIERREZ CORRESPONSAL
Santiago, 25 de septiembre. El ex dictador Augusto
Pinochet se declaró hoy "inocente" de los cargos por los crímenes
de la Operación Cóndor, esquema represivo de las dictaduras
sudamericanas de los años 70, en el contexto del interrogatorio
al que lo sometió durante 45 minutos el juez Juan Guzmán
Tapia en su residencia del exclusivo barrio ca-pitalino La Dehesa.
El magistrado, quien finalmente logró imponer su
criterio de interrogar al anciano ex general luego de dos intentos fallidos
por recursos de la defensa que habían conseguido evitarlo hasta
ahora, dispondrá de cinco días para determinar si lo somete
o no a proceso u ordena que se le practiquen exámenes médicos
y psiquiátricos.
Al
filo de las 11 hora local el juez le tomó la declaración
indagatoria con al menos 15 preguntas, todas encaminadas a esclarecer su
participación en la Operación Cón-dor, pues
buscaba establecer su grado de conocimiento e intervención en los
hechos, así como si dio su autorización para la reunión
en Santiago, el 25 de noviembre de 1975, en que nació el plan conjunto
y coordinado entre las dictaduras del Cono Sur de la época.
La edición electrónica del diario derechista
El Mercurio reportó que el ex gobernante de facto
se declaró "inocente", al responder al juez en alguna de las preguntas
que "no podía preocuparse de cosas menores porque era presidente
de la república" entre 1973 y 1990, en referencia a la dictadura
que encabezó tras derrocar al presidente constitucional Salvador
Allende.
Las preguntas apuntaron a las acusaciones de que fue Pinochet,
en 1974, quien ideó establecer una coordinación entre las
dictaduras de Chile, Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay para
eliminar opositores, y encargó concretar el plan bajo el nombre
de Operación Cóndor al jefe de su policía secreta,
Manuel Contreras, a quien premió con el grado de general.
En los últimos tiempos Contreras ha dicho una y
otra vez que siempre actuó bajo órdenes de Pi-nochet, a quien
entre 1974 y 1978 informaba a diario, durante el desayuno, de todas sus
actividades.
También uno de sus más cercanos colaboradores,
el ex general Luis Cortés Villa, admitió el 10 de septiembre
que el entonces dictador autorizó dicha reunión en el país,
pero negó que tuviera alguna otra responsabilidad.
Guzmán no hizo declaraciones al término
del interrogatorio, pero más tarde en su despacho dijo que tenía
más preguntas que hacer pero notó que Pinochet tenía
demasiado cansancio, por lo que se vio obligado a resumir el interrogatorio,
que se efectuó, afirmó, de manera dig-na y respetuosa.
Confirmó que ordenará que la próxima
semana se le hagan exámenes médicos, ya que esta cuestión
la estuvo hablando con su mé-dico personal, que acudió al
interrogatorio, quien le recomendó que entre más rápido
se le hagan tales auscultaciones mejor.
En todo caso, la actuaria que transcribió las declaraciones
de Pinochet, y que acompañó en esta ocasión a Guzmán,
se dirigió de inmediato a la Corte de Apelaciones capitalina, para
ingresar el documento en el servicio computacional de tribunales. De este
modo, el juez podrá analizar el expediente y tomar su decisión
en breve.
Esta es la cuarta vez que Pinochet es sometido a interrogatorio
por un juez desde 1998, cuando ocurrió la primera vez en Londres
por la justicia británica y acorde a órdenes del magistrado
español Baltasar Garzón.
La segunda vez lo interrogó el mismo Guzmán
Tapia por los crímenes de la caravana de la muerte, el 23
de enero de 2001, cuyo ca-so a la postre fue sobreseído por la Corte
Suprema en julio de 2002 por una demencia moderada, según exámenes
practicados entonces.
La tercera ocasión que Pinochet declaró
ante la justicia fue recientemente ante el juez chileno Sergio Guzmán,
quien lo investiga por sus cuentas secretas descubiertas en el banco Riggs
de Washington.
Así, ésta es la cuarta vez que el ex dictador
ha debido declarar ante un juez, en este caso Guzmán Ta-pia, luego
que la corte le retiró el fuero de que gozaba a raíz justamente
del escándalo de los fondos y por la entrevista concedida a una
televisora en Estados Unidos.
Uno de los abogados de Pinochet que estuvo presente en
el interrogatorio, Gustavo Collao, afirmó que su defendido respondió
"como buen soldado" y en clima de armonía las preguntas del juez.
Consultado si Pinochet colaboró, aseguró que "a pesar de
su estado de salud, porque habla muy pausado", tuvo disposición
para responder a los requerimientos de Guzmán.
A la salida de la casa del ex dictador, convertida en
esta ocasión en fortaleza inexpugnable y a la cual se impidió
el paso a una cuadra de distancia, Collao se detuvo brevemente para responder
el to-rrente de preguntas de la prensa.
"Bueno, él lleva con mucha dignidad sus años
y sus problemas físicos y dio respuesta a las preguntas que hizo
el magistrado", precisó el abogado defensor.
Responsabilidades penales
El abogado querellante, jurista Hu-go Gutiérrez,
se congratuló este sábado porque finalmente se cumplió
el trámite procesal, lo que permitirá que Pinochet enfrente
sus responsabilidades penales.
Su colega, Eduardo Contreras, dijo que el lunes pedirán
que Pinochet sea sometido a proceso, ya que los exámenes médicos
se le podrían practicar sobre la marcha, de modo que el caso sea
archivado, al igual que como ocurrió con el de la caravana de
la muerte.
Denotando el abandono que ha hecho la derecha del ex dictador,
sólo cuatro personas aparecieron a brindarle apoyo: una señora
madura y sus tres hijos adolescentes. De los familiares de víctimas
de la dictadura tampoco hubo presencia.
El ministro del Interior, José Miguel Insulza,
manifestó su satisfacción por el cumplimiento del interrogatorio:
"Es bueno que la justicia funcione bien, que todo el mundo que tiene que
presentarse lo haga o si tiene que ser interrogado se cumpla, especialmente
si se trata de delitos tan graves".
Añadió que el juez actuó con prudencia,
incluso con cortesía, al fijar el lugar y definir los términos
del interrogatorio de Pinochet.
Sus declaraciones las hizo lue-go de presidir la ceremonia
en que la policía civil reconoció como ex miembros de la
institución a un centenar de funcionarios exonerados por motivos
políticos, después del 11 de septiembre de 1973.
En cambio, mientras Pinochet era interrogado el presidente
Ricardo Lagos asistía a un partido de tenis de la Copa Davis entre
Chile y Japón, en la cercana ciudad costera de Viña del Mar.
No obstante, Guzmán tuvo que actuar esta vez con
mucha cautela para interrogar a Pinochet, y su decisión recién
la dio a conocer el viernes por la tarde para evitar que la defensa pudiera
interponer algún nuevo recurso para demorarla.
Al emitir su resolución giró un oficio al
jefe del estado mayor del ejército, general Javier Urbina, pa-ra
que facilitara la pesquisa. Luego comunicó el trámite de
la diligencia por la tarde, cuando en una hora se había llevado
a cabo y nada quedaba por hacer en tribunales.
Por eso, la rapidez con que ac-tuó el magistrado
para fijar la diligencia por tercera vez, para que no fallara, fue cuestionada
por la de-fensa del ex dictador al quedarse sin margen de maniobra.
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