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México D.F. Domingo 26 de septiembre de 2004 |
Medias verdades, medias mentiras
El
Distrito Federal, en efecto, es una de las regiones del país más
afectadas por el desempleo. Sin embargo, no es la única ya que Durango,
Hermosillo, Celaya, Saltillo y Tlaxcala tienen índices superiores
de desocupación. Además, no hay que olvidar que en años
recientes México perdió un millón de puestos de trabajo
en las maquiladoras norteñas. Por otra parte, dado el tipo de desarrollo
económico centralizado que tiene nuestro país, la principal
fuente de trabajo se encuentra en la capital y, por consiguiente, una política
recesiva y descentralizadora, unida al despido de empleados públicos
resultante del fundamentalismo ideológico neoliberal que preconiza
la reducción del Estado, da como resultado inevitable el acotamiento
de las oportunidades de empleo sobre todo allí donde se concentraba
la oferta, o sea, en el DF.
Las políticas económicas federales (por
ejemplo, el TLCAN, la supresión de créditos rurales, el "adelgazamiento"
del Estado en favor de las empresas privadas, la destrucción del
mercado interno al dejar al garete a los campesinos y al reducir y congelar
los salarios reales) dieron como resultado millones de desocupados. El
propio gobierno se enorgullece de haber creado el año pasado un
poco más de 300 mil puestos de trabajo, pero en el mismo lapso se
incorporaron al mercado laboral un millón 300 mil jóvenes,
lo cual nos dice que, según las cifras oficiales, el saldo negativo
entre los que buscaban y los que encontraron empleo hizo aumentar en un
millón el número de desocupados, o condenados a la emigración
o a incorporarse al grupo de los semiempleados en los famosos "changarros",
tan elogiados por el Presidente. Ni siquiera la emigración masiva
-de por sí, un enorme desastre para el país y una tragedia
humana sin precedentes- bastó para paliar los efectos sociales negativos
de una política destructora de los pequeños comercios, de
los pequeños productores rurales, de la pequeña y mediana
industria. El aumento de la desocupación en el Distrito Federal
no es más que la consecuencia de esas políticas neoliberales.
¿Cómo echarle la culpa a las víctimas locales de una
política federal al mismo tiempo que se pretende aumentar la desocupación
en el DF cortando los fondos para la educación, los cuales son multiplicadores
de empleo? Evidentemente hay quien cree que la ciudadanía no tiene
ni memoria ni discernimiento. Pero está jugando con fuego.
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