México D.F. Lunes 27 de septiembre de 2004
Su encuentro de este miércoles puede
terminar con ''enconos y malos entendidos'', dice
Acuerdos concretos, reclama Norberto Rivera a Fox Quesada
y López Obrador
Llama a anteponer el beneficio de la población
mediante el diálogo y el entendimiento
JOSE ANTONIO ROMAN
Aunque el encuentro que este miércoles sostendrán
el presidente Vicente Fox y el jefe del Gobierno capitalino, Andrés
Manuel López Obrador, puede representar un ''buen instrumento''
para terminar con enconos y malos entendidos, es necesario que ese diálogo
se refleje en acciones concretas en beneficio de la población, afirmó
el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera.
''Qué
bueno que digamos que se lleven muy bien, qué bueno que haya diálogo,
pero necesitamos obras que necesariamente se tienen que llevar a nivel
de gobierno federal y de gobierno local'', dijo el prelado en breve entrevista
luego de la misa dominical en la Catedral Metropolitana, en la que nuevamente
se oró por los gobernantes.
El cardenal Rivera Carrera expresó su confianza
de que esta etapa de transición política que vive el país,
en la que resultan hasta cierto punto normales los desencuentros políticos,
pueda ser finalmente superada satisfactoriamente. Después de un
periodo largo de nuestra historia con un solo un partido, resulta normal
la discordia que se ha dado en el proceso político actual, insistió
el arzobispo.
Dijo tener confianza en que el próximo encuentro
entre ambos mandatarios sea en realidad ''un buen instrumento para terminar
con enconos, malos entendidos y, sobre todo, para llegar a acuerdos concretos''.
Destacó que ante todo se debe anteponer el beneficio de la población,
situación que se puede alcanzar mediante el diálogo y el
entendimiento, pero sobre todo con acuerdos entre los gobernantes.
Es por ello que este encuentro resulta importante, insistió.
Injusta distribución de la riqueza
En su homilía, al referirse al pasaje del pobre
Lázaro, el cardenal Rivera dijo que según el Evangelio una
persona no se pierde por ser rica, sino porque no sabe compartir con el
pobre; no se condena por tener dinero, sino por ser egoísta; no
es enviada al lugar de castigo por usar los bienes materiales, sino por
abusar de ellos; no va al tormento por gozar de la vida y disfrutar del
bienestar, sino por negarse a compartir con el pobre.
Destacó que un aspecto de la fraternidad que Jesús
viene a proclamar lo constituye el establecimiento de un orden económico
y social donde no exista ese 10 por ciento de la población acaparando
90 por ciento de todas las riquezas de este mundo, y el resto de los seres
humanos que se tienen que limitar a apenas un 10 por ciento de lo que Dios
ha creado para todos.
Lo que condena Cristo -agregó el arzobispo primado
de México- es un reparto tan injusto de las riquezas naturales y
artificiales que engendran, por una parte, países súperdesarrollados
y, por la otra, naciones paupérrimas, del tercer mundo, con el agravante
de que los primeros quieren eliminar a la población de las naciones
pobres, en lugar de ayudar a producir y distribuir con justicia los bienes
necesarios para una vida digna.
''Esta valiente y lúcida denuncia que Jesús
hace de la injusticia social no puede reducirse por ningún motivo
a un diagnóstico social, ni tampoco a unas recomendaciones morales.
Cristo va al fondo del problema, denunciando los mecanismos que producen
este abismo entre ricos y pobres'', señaló el prelado, para
recordar después que el camino para superar este mal es el imperativo
radical que Jesús vino a proclamar: ama a tu prójimo como
a ti mismo. ''Este es el verdadero principio social del Evangelio, capaz,
si lo aplicáramos en serio, de impedir o de eliminar el egoísmo
y la injusticia y de aliviar los males evitables de esta vida.''
Al final, el cardenal cuestionó el que no se le
haya preguntado por la petición que se hizo por los gobernantes
durante la misa. ''No sé cómo hoy no les admiró tanto
como el otro día, pero volvimos a orar por nuestros gobernantes.''
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